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SÁTIRA III

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La visión del hombre: Vive una vida de locura; éste sería el juicio del mismo Orestes enloquecido. Borracheras, sueños prolongados, envidia de las despensas mejor abastadas, miedo de la enfermedad, terror de la muerte, odio de quien anuncia la verdad de la cercanía del peligro... Un dejarse llevar de las circunstancias... Esta es la visión expuesta en la sátira, con vivaz estilo dialogístico, muy digno de pausado estudio. Incapacidad intelectual.

Los pensamientos del autor: Palmaria la condenación de todo lo anterior. Este joven, que ronca hasta entrado el día, durmiendo la borrachera nocturna, y que entona una serenata de pretextos, para eludir la faena intelectual, es realmente un crío, que merece la papilla y la nana. Nada valen la vanidad de la estirpe, el saludo amical al censor; chatarra son las condecoraciones, dignas del vulgo ignorante; del hombre que nada sabe, que ignora lo que pierde, y, sumergido, no es capaz de remontarse a la superficie de las aguas. Pero éste es inculpable. Mas el muchacho aleccionado...

El mayor castigo del vicioso será el remordimiento: más exactamente el pesar, que ha de dominarle al contemplar la virtud abandonada (35-38); y la culpa inconfesada que le roe, aun en compañía de la propia esposa, desconocedora del pecado (41-2).

Hay que tener un proyecto vital, no vivir arrastrado por la fuerza del momento, por la circunstancia. Hay que salir al paso a la enfermedad que nos amenaza, Y para ello:

Discite et, o miseri, causas cognoscite rerum:

quis sumus et quidnam uicturi gignimur, ordo

quis datus, aut metae qua mollis flexus et unde,

quis modus argento, quid fas optare, quid asper

utile nummus habet, patriae carisque propinquis

quantum elargiri deceat, quem te deus esse

iussit et humana qua parte locatus est in re (66-72)30.

En substancia: hay que ser sabio. Según, es notorio, la noción estoica de la sabiduría.

Una sola alusión sexual: muy leve, puede tener significación meramente afectiva: (110-1).

Hay en la sátira una insinuación de la necesidad e incluso el estilo, de educación: 20-24; 53-75. Y una condenación del magisterio de la época: 44-51.

Ecos del misterio

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