Читать книгу Ecos del misterio - José Rivera Ramírez - Страница 19

SÁTIRA VI

Оглавление

La visión del hombre: Aparte algunas alusiones a la poesía de Baso, la sátira presenta al hombre avaro y al despilfarrador. En el tipo dilapidador se encuentra el lascivo y el entregado a los placeres de la gula. Hay una referencia aprobatoria a los versos que cantan amores juveniles, pero no precisa en qué consiste la honestidad de estos amores, ni de los poemas mencionados (5-6). Exhortación a socorrer al desvalido (27-33).

Algunas alusiones a la avaricia: 14-19; 33-36; todo el tema del heredero (41-80).

A la lujuria: 72-73.

A la envidia: 13-14.

A los placeres de la mesa.

--------------------------

Así el panorama humano que Persio nos señala, y que no resulta muy halagüeño, podría expresarse más o menos con estas palabras: la mayoría de los hombres son vanidosos, en su faena poética, grandilocuentes y falsamente magníficos, pero sobre todo en su vida misma, comienzan por desconocerse a sí mismos, y esto es fruto de una deliberada voluntad, pues ni siquiera lo intentan; ignoran, asimismo, la meta de su propio vivir, se contentan con la mentira que piensan por sí mismos o escuchan a los demás, prestos a adularles. Aman una libertad que se limita a no tener por dueño un hombre, que tenga el humano derecho de enviarles a un recado, increparlos o castigarlos; pero no son conscientes siquiera, de la multitud de amos interiores que les dominan, y les hacen errar de un lado a otro con órdenes contradictorias. Vacuas sus diversiones, su hambre de fama inmerecida, sus tareas. Son lujuriosos hasta el afeminamiento, aun en el sentido pleno de la homosexualidad. Son esclavos del ansia de oro, y por ella faltan a los deberes de la piedad y al amor al desvalido; tacaños, viven misérrimos a veces. Siervos del vino y de los alimentos; de la vanidad, de la alabanza ajena, del orgullo de casta; de la lascivia. Viven aterrados por la muerte. Y aun su religión está contaminada, pues es una urdimbre de supersticiones y de malos deseos, de lujos inútiles, como si quisieran sobornar a los dioses.

Frente a esta pintura, que no es menos pesimista que la de S. Pablo en la epístola a los paisanos, y más o menos contemporáneos, de Persio, el satírico piensa, como Pablo, pero por motivos muy diferentes y mucho más rateros, en la posibilidad de una vida humana digna, que pocos alcanzan, basada en un conocimiento propio, en una atención a los demás, en un decoro austero, amor a la verdad, sinceridad en su trato con los dioses –en que no introduce nota alguna de intimidad ni amor– honradez sexual, seria y perseverante labor por dominar los amos interiores. Se mueve en el cerrado ámbito angosto de lo meramente humano, y no abre, en la muerte, ventana ninguna a posibles infinitos. Es, en una palabra, un estoico bastante pesimista, respecto de las realizaciones de su escuela.

Algunas notas más precisa este bosquejo de síntesis, y sobre todo acerca del estilo literario, sugerente de ciertas mejoras en el propio mío. No obstante, por el momento, voy a abandonar a Persio (debo también concluir el análisis gramatical) para terminar la lectura del cuaderno de notas de Maritain.

Ecos del misterio

Подняться наверх