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INTRODUCCIÓN La antropología vigente en el siglo II

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La concepción del hombre en los momentos originarios del cristianismo se forjó en el encuentro entre la cosmovisión semítico-cristiana y la griega. De este modo, la formulación antropológica de gran parte de la iglesia primitiva adoptó los contenidos bíblicos que proporcionaban una intelección pre-filosófica del hombre y los expresó según las estructuras del pensamiento helénico, aunque sin asumir sus fundamentos últimos. Para el helenismo, el hombre es un alma que, en virtud de una culpa, está ligada a un cuerpo al que carga como un lastre y del cual debe desprenderse en un proceso de ascesis que lo conduzca a la contemplación de lo inmutable y eterno. Los cristianos primitivos, en cambio, adoptaron las nociones antiguotestamentarias que presentan al hombre como una realidad inescindible y unitaria que puede vivir en dos órdenes actitudinales: el de la carne o del pecado y el del espíritu o de la salvación.

El siglo II fue particularmente rico en la confluencia de corrientes antropológicas de los más diversos orígenes, las cuales conformaron el pensamiento helénico de tradición indoeuropea que culminó en la monumental escuela de Alejandría.1 Su encuentro con el cristianismo se produjo en forma de choque, particularmente en lo que respecta a la antropología, lo cual suscitó en respuesta las originales formulaciones de los llamados Padres Apologistas, cuya influencia fue decisiva en la configuración del pensamiento medieval. Una poderosa tradición conocida con el nombre de gnosticismo, de matriz cristiana y misteriosófica con raíces en el esoterismo judío, presentó batalla a la llamada Magna Iglesia en todos los frentes teológicos, pero sobre todo en el terreno de la antropología, por su manera peculiar de entender al hombre. Con respecto a este tema, resultó fundamental el modo de interpretar la antropología tridimensional paulina de 1Ts 5, 23, que describe al ser del hombre como cuerpo, alma y espíritu. Así, para entender la importancia asignada al hombre en el siglo II, resulta conveniente estudiar las principales posturas que se debatieron en torno a la cuestión, y que configuraron la identidad antropológica vigente en esa época: la de los apologistas cristianos y la de la gnosis, con especial atención a la escuela valentiniana. De este modo, intentamos presentar el contexto en el que se desplegó la antropología del Obispo de Lyon.

Tiempo y acontecimiento en la antropología de Ireneo de Lyon

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