Читать книгу Protocolo para la organización de actos oficiales y empresariales. - Juan de Dios Orozco López - Страница 18

4.1. Protocolo en sociedades democráticas

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En las sociedades avanzadas democráticamente, los límites que establecen las normas oficiales son suficientemente amplios y, tanto en la práctica organizativa como en la forma de relacionarnos con los demás, debemos considerar con flexibilidad la demarcación del protocolo.

En este tipo de sociedades, la inmensa mayoría respeta la ley por convencimiento. En ellas, el protocolo social es puesto en práctica para integrar a las personas en lugar de rechazarlas. El protocolo sirve para acercar, en lugar de alejar.

El protocolo oficial, por otro lado, se basa en normas democráticamente sancionadas y, de forma explícita, se dispone que quien más votos obtiene en las urnas es quien goza del privilegio de ocupar puestos preferentes. Los cargos elegidos en las urnas preceden a los cargos designados estableciendo, aunque a veces se afirme lo contrario, una verdadera jerarquía que ha sido determinada por la voluntad popular. El protocolo oficial, entonces, tiene como finalidad la de escenificar la responsabilidad ganada lícitamente en las urnas. Así, la posesión de un título nobiliario ya no es razón suficiente para disponer de lugar preferente en los actos oficiales, como ocurriera en otros tiempos en España, por ejemplo.

Del mismo modo, en el ámbito del protocolo social y en sociedades avanzadas, es el logro personal el que da acceso a determinados círculos sociales y no la pertenencia a una familia o grupo de poder concreto. Es aquí donde el protocolo social se convierte en verdadera herramienta de acercamiento entre personas, ayudándolas a sentirse cómodas y a ofrecer comodidad a los demás. El protocolo social no es norma impuesta como lo pueda ser la que determina el protocolo oficial, sino que es la persona la que goza de la libertad de elegir su modo de actuar y, como consecuencia, la libre elección del círculo social en el que quiere integrarse.

A la vista de lo anterior, la norma protocolaria democrática coloca a cada cual donde le corresponde, de acuerdo con la voluntad popular, el logro social o la propia intención. Con los argumentos anteriores se pueden revocar las afirmaciones de algunos políticos que, desconociendo el alcance, la validez y la vigencia de la actuación protocolaria en el ámbito oficial, se permiten afirmar “yo soy poco protocolario”, ignorando que están afirmando que ellos son poco democráticos o muy maleducados, según se refieran a protocolo para la organización de actos o al protocolo social.

El protocolo oficial democrático tiene por objeto acercar las instituciones oficiales y de gobierno a la sociedad con transparencia, rigor y afán comunicativo y de servicio.

El protocolo social en sociedades avanzadas tiene por objeto integrar a las personas y facilitar la socialización de las mismas, provocando su unión y proximidad, además de ofrecer la posibilidad de compartir valores.


Protocolo para la organización de actos oficiales y empresariales.

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