Читать книгу Protocolo para la organización de actos oficiales y empresariales. - Juan de Dios Orozco López - Страница 7

2. Los inicios del protocolo

Оглавление

Comenzar por el principio siempre es bueno. Sobre los antecedentes del protocolo en el mundo, y particularmente en Europa, otros han escrito antes que yo y probablemente lo han hecho con más profundidad. Una extensa introducción histórica al protocolo no es imprescindible para completar este libro, pero sí es necesaria para alcanzar su propósito.

Dado que se pueden desconocer los antecedentes del protocolo, solo se mencionará que la ordenación de las personas de acuerdo con su importancia relativa y los buenos modos de actuar –que provocan la comodidad de los demás y la de quien los pone en práctica– ya se tenían en cuenta hace miles de años.

El Dr. Fernández y Vázquez[1] señala que “el primer manual de etiqueta data aproximadamente de 2.000 años antes que la propia Biblia. Su autor fue Ptahotep”. En lo que se refiere a ceremonial de Estado, el mismo autor cita a los egipcios como los primeros que desarrollaron normas sobre el protocolo de Estado 3.000 años a. C.

No hay más remedio que citar a Hammurabi, sexto rey de Babilonia (1792-1750 a. C.), que creó un gran imperio y estableció uno de los primeros códigos de leyes de la historia, conocido como Código de Hammurabi[2]. Este código fue encontrado a principios del s. XX y está escrito sobre una piedra de más de dos metros de altura cuyas réplicas debieron colocarse estratégicamente en diferentes lugares de las ciudades de manera que cualquier ciudadano de la época pudiese conocer cuáles eran las normas de actuación y las consecuencias que podría acarrearle no ponerlas en práctica.

La razón para que Hammurabi escribiese o mandase escribir este código debió ser, más que la satisfacción de los dioses y la determinación de normas protocolarias, la implementación de mandatos para la convivencia y el “bienestar de la gente”. El hecho de que esté tallado sobre piedra da al mismo un carácter y una intención inmutable y perdurable.

Aun cuando las introducciones de muchos libros de protocolo hacen mención a este código, afirmando que es el primer tratado en el que se determinan normas relacionadas con ceremonial y etiqueta, yo no he encontrado en el mismo más que menciones a un sistema de castas que algunos –equivocadamente creo yo– pretenden identificar con el establecimiento de las primeras precedencias escritas. Lo cierto es que en este código de 282 leyes[3], la inmensa mayoría de estas hace referencia a conductas punibles y al modo en que se castigan. Lo he leído incluso en inglés[4] intentando descifrar la razón en la que se basan algunas publicaciones que lo citan como paradigmático, pero no he logrado encontrar las razones a las que algunos autores hacen mención.

Para que usted pueda acercarse a la realidad de este código, cito textualmente alguna de esas leyes.

Ley 153: “Si la esposa de uno lo hace matar por causa de otro hombre, irá al patíbulo”.

Ley 192: “Si el hijo de un favorito o de una cortesana, dijo al padre que lo crio o la madre que lo crio: ‘tú no eres mi padre’, ‘tú no eres mi madre’, se le cortará la lengua”.

Hammurabi ordenó escribir su código desde la perspectiva del “ojo por ojo” o “ley del talión” y en él predominan los castigos impuestos por la comisión de determinadas faltas.

Lo único que podría tener relación, casi sin interés desde el punto de vista protocolario moderno, es la jerarquización social.

Así, se establecen tres grupos fundamentales:

 Los hombres libres o awilum.

 Los mushkenum o subalternos.

 Los esclavos o wardum.

Además, en el reglamento de Hammurabi se delimitan las responsabilidades de arquitectos, médicos y otras profesiones, pero no he encontrado nada relacionado con protocolo.

Otros autores mencionan a los faraones y al antiguo Egipto como los verdaderos promotores de las primeras normas protocolarias, remontándose incluso a cronologías anteriores a Hammurabi. Lo cierto es que este código no hace mención expresa a ordenación de personas –entiéndase establecimiento de precedencias– ni a la determinación de conductas premiables, sino a las que se consideran inapropiadas y, por tanto, merecedoras de castigo.

Dado que este libro no pretende profundizar en los antecedentes históricos del protocolo, no se hace mención a ellos salvo para el caso de las religiones, por la influencia ejercida sobre las sociedades, tanto en el pasado como en el momento presente.

Es innegable que los diferentes modelos sociales están influenciados notablemente por la religión. Resulta probable, entonces, que el futuro continúe viéndose afectado por la religión en muchos aspectos. Así que, para encontrar referencias escritas relacionadas clara y directamente con el protocolo, la cortesía o la etiqueta, hay que remontarse a los libros sagrados de las principales religiones: cristiana, musulmana y hebrea. A ellas se dedica el siguiente apartado.

Protocolo para la organización de actos oficiales y empresariales.

Подняться наверх