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LAS EDICIONES DE BODINI Y VIVANCO

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Pero volvamos al libro Versión celeste para reconstruir, aunque brevemente, su historia y la salida de sus dos primeras ediciones: la primera, a la que ya se ha aludido, estuvo al cuidado del hispanista italiano Vittorio Bodini (autor de la conocida antología I poeti surrealisti spagnoli), que la publica en 1969 en Italia, en un texto bilingüe de la editorial Einaudi de Turín. Su preparación originó una interesante documentación epistolar entre los dos autores, formada por once cartas y una tarjeta de Larrea a Bodini y dos de este al poeta bilbaíno48. Esta edición, sin embargo, no incluye los poemas en prosa de Oscuro dominio, que fueron rechazados por el traductor italiano porque le parecían una parte demasiado «grotesca» y «en desarmonía con las demás», como informa Larrea en carta a Vivanco49. En cambio, estas piezas sí entran en la segunda edición española, publicada por Barral Editores en 1970 a cargo de Luis Felipe Vivanco (traductor, junto con Gerardo Diego, Carlos Barral y el propio Larrea, de los poemas escritos en francés). Pero queda lanzada la pregunta de por qué Larrea, durante todo este largo tiempo, es decir hasta la época moderna que ve la edición de Bodini, no quiso dar a conocer el libro Versión celeste. La respuesta estriba en la lejanía en el tiempo de aquella experiencia lírica, que tiene dos períodos de incubación y escritura, el año 1919 y el período de 1926 a 1932. Representan para el poeta, según ha confesado en distintas ocasiones, el testimonio de un desprendimiento de la realidad de la que quería separarse porque estaba descontento de su situación íntima. Cuando semejante vivencia psíquica maduró hacia otra etapa de la vida, «dichas producciones se archivaron a la espera de que quizás el otro aspecto más racional de la experiencia, más terrestre y positiva, justificara algún día la publicación de esta Versión Celeste50, y el momento se concretó en 1936 cuando, bajo solicitud y continua presión de Bergamín (que siempre apreció la obra de Larrea), el poeta entregó a la revista Cruz y Raya los poemas de Versión celeste, junto al extenso libro en prosa Orbe, que llama Versión terrestre. Pero la anunciada publicación de los dos volúmenes51 se bloquea con el estallido de la guerra civil. Cuando Larrea, ya residente en la lejana Córdoba (Argentina), había olvidado aquella distante producción poética, debido a sus graves vicisitudes existenciales y al cambio de sus nuevas orientaciones estéticas, el 19 de agosto de 1966 recibió la carta de Bodini con la propuesta de una edición italiana de Versión celeste. Entonces relajó su antigua resistencia y se rindió a la petición. No obstante, la decisión del poeta fue favorecida por una precedente y análoga solicitud —según informa el propio Larrea en su carta a Bodini de agosto de 1966—, proveniente del alemán Gudrum Ensslin, para una edición bilingüe en su país. Había autorizado tal edición y para ello había mecanografiado los textos, y poco después, el 23 de noviembre, los había enviado. La propuesta alemana no dio al fin ningún resultado. Como a menudo sucede a Larrea, en casos como estos que están sometidos a la pura fatalidad, ve en la coincidencia el atisbo de un diseño superior de carácter trascendental («Me pareció chistoso y hasta en armonía con mi tendencia congénita a lo universal, al extrarradio», confiesa a Bodini en la citada carta comentando el episodio). El poeta aprueba el proyecto italiano con este argumento: «Luego de pensarlo, juzgué que habiendo ya cambiado tanto las circunstancias, así como mi edad, y por tratarse no de una Antología sino de un libro propio, pudiera ser la hora conveniente de modificar mi vieja actitud, inclusive para los intereses que considero profundos. En principio les contesté en términos afirmativos y aguardo su respuesta. A continuación le hago a usted el mismo ofrecimiento que les hice a los alemanes»52.

La edición de Bodini reúne cuatro colecciones de poemas: Metal de voz, Ailleurs, Pure perte y Versión celeste, que forman un total de ciento seis poemas, dieciséis en español y noventa en francés. La primera serie, es decir Metal de voz, comprende quince poemas. Según Vivanco, entre los seis primeros y el resto existe una evidente ruptura de forma53. Son dieciocho los poemas franceses de Ailleurs, y sólo uno en castellano titulado «Espinas cuando nieva», publicado por Diego en Carmen en 1928. Pure perte es una colección de treinta y ocho unidades, igualmente escritas en francés. La última serie del libro, Versión celeste, incluye treinta y cinco textos, todos en el idioma galo. Pero, como se ha dicho, faltan en esta edición italiana los cinco poemas en prosa de Oscuro dominio (1927-1928), publicados por invitación de Diego en cincuenta ejemplares en la editorial Alcancía de México, los cuales, según el propio poeta, marcaban el momento psicológico más agudo de la ruptura54.

La edición de Vivanco recoge unas pequeñas variantes del libro Oscuro dominio, colocado entre Ailleurs y Pure perte. También añade otros textos en la sección del Apéndice, como «Presupuesto vital», del año 1926, aparecido en la revista parisina Favorables París Poema. Advierte Vivanco que su lectura sirve de introducción a los poemas, ya que tuvo similar gestación temporal que estos. Igualmente se recupera en el Apéndice una serie de textos dispersos, cuyos originales se han perdido, pero se conserva la traducción al español de Diego. Se trata de poemas como «Longchamps», «Paisaje involuntario» y «O de Océano». El segundo había visto la luz en Création, la revista de Huidobro. Larrea había enviado el original a Vivanco, que lo traduce y también lo incorpora al Apéndice. Además, Metal de voz se enriquece con el poema «Centenario», publicado en honor de Góngora en Litoral (núm. 5, 6 y 7 de 1927), y con parte de otro. De igual modo y bajo instancias del mismo editor, el texto «Metropolitano» se publicó completo, mientras que en la edición italiana aparecían sólo catorce versos (los iniciales y finales) del poema. Pese a ello, Larrea expresaba muchas dudas sobre el resultado de la versión completa, como manifestó en su correspondencia a Vivanco, donde fue tajante: «La cercené [«Cosmopolitano»] por estimar que en su conjunto sería un texto desproporcionado por su tamaño y más bien plúmbeo, sin que su parte central añadiese nada a los dos puntos». Y añade aún: «Al ver impreso “Cosmopolitano” me he dado cuenta de que su reducción era conveniente. Su totalidad lo hace farragoso y hasta enturbia en cierta manera su posible sentido»55. Naturalmente, la edición posterior española corrige muchas erratas de los versos en francés del libro italiano y elimina errores e inexactitudes de lengua ya presentes en el original enviado a Bodini por Larrea. En suma, tal y como reivindicó Vivanco en la introducción del volumen, se deseaba reunir en la primera edición española todo el material perteneciente al libro, para elaborar una edición más completa, «aunque sin pretensiones de ser la definitiva».

En la exigua lista de las ediciones del libro queda la última, publicada en 1989 en Cátedra por Miguel Nieto, que ampliaba la producción de la primera época sumando el corpus que había quedado fuera del proyecto de la obra. Además ofrecía las variantes de los poemas escritos en castellano y las de las traducciones de Diego revisadas por Larrea. Cotejando las versiones, Miguel Nieto aplicaba un criterio unificador siguiendo el modus operandi de Gerardo Diego.

Poesía y revelación

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