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Valoración de la capacidad anaeróbica en baloncesto
P. J. Benito Peinado (1), F. J. Calderón Montero (1)
(1) Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Universidad Politécnica de Madrid.
1. INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA CAPACIDAD ANAERÓBICA
El estudio de la capacidad anaeróbica es el estudio de la intensidad, ya que la capacidad anaeróbica es la posibilidad de mantener esfuerzos de alta intensidad el mayor tiempo posible (García Manso et al., 1996). Esta capacidad tiene varios componentes determinantes, los condicionantes psicológicos, la capacidad de la musculatura de soportar la intensidad y la habilidad o posibilidad de esas mismas células para amortiguar o eliminar los productos resultantes de una actividad tan “contaminante”. Para poder entender el comportamiento de estas variables respuesta, en primer lugar tendremos que definir los conceptos de capacidad anaeróbica láctica y aláctica. Esta nomenclatura hace referencia a la clasificación metabólica de los ejercicios (Meléndez, 1995), que considera que en función de la finalidad de la carga la intensidad permitirá la expresión de una u otra vía energética. Cuando el tiempo de exposición supere los 8 s y el objetivo sea producir la mayor cantidad de trabajo en ese tiempo, estaremos hablando de capacidad anaeróbica aláctica, porque la producción de lactato será más reducida que si la duración es de entre 8 y 40 s de máxima intensidad, en cuyo caso estaremos hablando de capacidad anaeróbica láctica (Meléndez, 1995; García Manso et al., 1996; Navarro, 1998). Estas capacidades tienen mucho que decir en la actividad competitiva en el baloncesto (Hoffman et al., 1995; Hoffman et al., 1999; Woolstenhulme et al., 2004). La posición de juego y el nivel de la competición son las variables que determinan la intensidad de trabajo en este deporte (Rodríguez-Alonso et al., 2003).
Se sabe que existe una relación estrecha entre determinadas variables biológicas y la intensidad. Las figuras 6.1 y 6.2 muestran la relación lineal entre la frecuencia cardíaca (FC) y la intensidad, expresada en consumo de oxígeno (O) en 2 tipos de esfuerzo diferentes (intensidad constante sucesiva e incremental). Aplicando esta relación podríamos saber cuál es la intensidad a la que se desarrolla un partido de baloncesto. Si la intensidad del ejercicio se expresa en velocidad de movimiento, tenemos otra forma de expresar la intensidad. Por tanto, la intensidad se puede valorar por la FC, la velocidad de carrera y el O. A continuación se desarrolla el análisis de la intensidad en el baloncesto, siguiendo el orden señalado: 1º, FC; 2º, velocidad de carrera, y 3º, O. Es decir, de lo sencillo a lo más complejo, de manera que el preparador físico puede asimilar de manera progresiva estos contenidos.
De forma genérica, el estudio de estas capacidades en laboratorio es muy habitual, aunque los entrenadores no pueden, con mucha frecuencia, obtener estos datos (costes, falta de tiempo, etc., suelen ser las razones) y mucho menos aplicarlos de manera inmediata al entrenamiento. No obstante, cuando pueden los utilizan de control en diferentes temporadas o con el objetivo de conocer el nivel a alcanzar después de períodos de inactividad o de lesiones.
Figura 6.1. Relación de la FC y la intensidad sucesiva (I, II, III) con relación al tiempo de prueba.
Figura 6.2. Relación de la FC con la intensidad mostrada como consumo de O2. También se muestra cómo influye el entrenamiento en la pendiente de la recta de regresión.
1.1. CAPACIDAD/POTENCIA AERÓBICA
Los valores alcanzados por los jugadores de baloncesto parecen indicar que la valoración de esta capacidad metabólica no sea importante. Sin embargo, nada más alejado de la realidad, pues tanto desde el punto de vista fisiológico como desde el de entrenamiento, la capacidad del organismo para suministrar y utilizar el oxígeno es la base sobre la que se sustenta cualquier actividad física. Lo que sí es importante es adoptar el protocolo de esfuerzo a las necesidades reales del juego.
Para ello, tendremos en cuenta la máxima velocidad de carrera que un jugador de baloncesto alcanza. Las pruebas pueden ser realizadas en el laboratorio o mediante pruebas indirectas, realizadas con equipos de análisis del volumen y composición de gases, en tapiz rodante y con protocolos adaptados. Para la valoración de los resultados tendremos en cuenta la posición del jugador y los valores de referencia encontrados en la literatura.
1.2. CAPACIDAD/POTENCIA ANAERÓBICA ALÁCTICA
Todos los esfuerzos desarrollados en un tiempo inferior a 20 ó 30 s pueden ser considerados que valoran las “posibilidades anaeróbicas” sin producción significativa de ácido láctico (Navarro, 1998). Por consiguiente, las pruebas que con mayor frecuencia se emplean en el laboratorio o en el lugar de trabajo, y que se pueden aplicar al baloncesto, son: salto vertical, prueba de Wingate o variantes del mismo. Para valorar los resultados obtenidos debemos tener en cuenta: puesto en el equipo, momento de la temporada, nivel, etc. A modo de ejemplo, en la tabla 6.1 figuran valores de referencia encontrados en la literatura (González y Rubio, 1990; García Manso et al., 1996; MacDougall et al., 2000).
Algunas pruebas específicas descritas en la literatura consisten en realizar esfuerzos fraccionados de poco tiempo. Por ejemplo, la prueba de 5 x 6 s, semejante a la prueba de Wingate, se realiza en cicloergómetro a máxima intensidad con intervalos de recuperación de 24 s, y es fiable y específica para deportes de equipo (Fitzsimons et al., 1993, citado por Refoyo, 2001).
1.3. CAPACIDAD/POTENCIA ANAERÓBICA LÁCTICA
Ésta es la capacidad metabólica más compleja de medir. Los diferentes intentos de valoración tanto en el laboratorio como en pruebas de campo han sido muy controvertidos. Una forma de valorar esta capacidad es la cantidad de trabajo de máxima intensidad que se puede desarrollar (en esfuerzos menores de 20 s) sin incrementar la concentración de lactato (LA) de manera significativa (menos de 4-6 mmol/l), aunque otra forma es medir la mayor capacidad de producir ácido láctico en un tiempo determinado, lo cual indica la capacidad y potencia de las fibras rápidas glucolíticas de producir este metabolito (Baechle y Earle, 2000).
Tabla 6.1. Valores del test de potencia anaeróbica.
VALORES DEL TEST DE POTENCIA ANAERÓBICA | |
Varones | Mujeres |
VALORES DE TEST DE SALTO VERTICAL (CM) | |
Júnior (65,5±7,1,n = 86) (50-85) | Júnior (46,2±5,6) (31-60)Sénior (47,6 ±6,6) (31-61) |
VALORES DE TEST 10 S EN CICLOERGÓMETRO | |
111,8±18,6 J/kg (n = 41) (583+138.3)13,8±23 W/kg (n = 41) (8,1-17,6) | |
PRUEBA DE LOS 20 M | |
Júnior (3,04±0,10, n = 84) (2,80-3,26) | Junior (3,33±0,13, n = 99) (3,10-3,64) |
2. VALORACIÓN DE LA CAPACIDAD ANAERÓBICA EN DEPORTES DE CONJUNTO
En deportes de conjunto, lo que se plantea es la dificultad de realizar mediciones en un número relativamente alto de sujetos, por lo que la toma de datos tiene que estar suficientemente escalonada. Dependiendo de la variable que queremos medir, la logística que tendremos que emplear será diferente.
Las variables más analizadas son la LA y la FC, pero no tienen por qué ser las únicas.
2.1. VALORACIÓN EN BALONCESTO
FC como indicador de intensidad.
Ver capítulo “La frecuencia cardíaca como indicador de intensidad en baloncesto”.
Velocidad de carrera como indicador de intensidad
Ver capítulo “Carga externa en baloncesto. variables e indicadores”.
Consumo de oxígeno como indicador de intensidad
Ver capítulo “Valoración de la capacidad aeróbica en baloncesto”.
Concentración de lactato como indicador de intensidad
Ver capítulo “Metabolismo energético del baloncesto de competición”.
2.2. VALORACIÓN DEL MIEMBRO INFERIOR
La valoración del miembro inferior, como el resto de las evaluaciones, aporta información que tenga relación con el rendimiento en competición y que permita, de forma objetiva, reconducir el proceso de entrenamiento. En este caso, la altura del salto, la potencia generada en saltos sucesivos, la velocidad de los mismos o del desplazamiento en general, con y sin balón, pueden ser buenos indicadores del rendimiento en este deporte.
2.2.1. Valoración de la fuerza/potencia de los miembros inferiores
La máxima fuerza en jugadores de baloncesto ha sido valorada mediante 1 RM en diferentes grupos musculares (press de banca, sentadilla y cargada de potencia o power clean), que permiten medir la fuerza de las extremidades superiores, tronco y extremidades inferiores. Se ha demostrado que 1 RM en sentadilla es un importante factor del tiempo de juego (Hoffman et al., 1996). La fuerza desarrollada depende del grupo muscular y el puesto en el equipo. La máxima fuerza en el ejercicio de sentadilla oscila entre 81,8 y 262,3 kg (152,2±36,5) (Latin et al., 1994). Estos autores encontraron diferencias significativas entre los aleros (161,9±37,7 kg) y los pívots (138,1±32,1 kg) cuando analizaron la fuerza en este ejercicio, pero no al realizar la corrección para el peso corporal.
Este autor sostiene que el análisis de la cargada de potencia (power clean) es más importante en baloncesto que la sentadilla, pues permite valorar la respuesta neuromuscular integrada. Latin et al., han medido la cargada, obteniendo valores medios de 99,2±15,2 kg (rango de 59 (1994) 137,3 kg) en jugadores masculinos de bachillerato. De la misma manera que para la sentadilla, existían diferencias entre los puestos, siendo los aleros los que alcanzaron valores más elevados respecto a los bases y pívots.
Las pruebas de salto son la herramienta más usual para cuantificar uno de los aspectos más determinantes en el rendimiento en este deporte. Nosotros recomendamos el libro de Bosco para poder obtener el mayor rendimiento e interpretación de estos test (Bosco, 1994).
Nosotros pensamos que el test de salto más adecuado para el baloncesto es el test anaeróbico de potencia en el salto (APJT), que consiste en saltar la mayor altura posible el mayor número de veces en 15 s (Hoffman et al., 2000). Los resultados se expresan en watios por kilogramo de peso corporal.
2.2.2. Valoración de la fuerza/potencia de los miembros inferiores en campo
Si bien es cierto que la valoración en laboratorio presenta ciertas ventajas de estandarización, fiabilidad, etc., presenta otras desventajas para su aplicación directa, como son la falta en muchos casos de validez externa y el excesivo tiempo entre la realización de las pruebas y la posibilidad de retroalimentar el entrenamiento. Por estos motivos, la aplicación de pruebas en campo son más que interesantes. Por ejemplo, se pueden diseñar baterías de test específicos de saltos en acciones específicas como la entrada a canasta, el salto inicial, los rebotes, etc., con y sin oposición, etc., midiendo la altura del salto y el resultado de la acción. Esto permitiría profundizar en las relaciones causales propias de la actividad competitiva, evitando las relaciones espurias a consecuencia de la falta de validez externa de los test de laboratorio. Ostojic informa sobre las alturas se salto conseguidas por jugadores de la NBA, en el SJ en plataforma de fuerza, obteniendo 59,7±9,6 cm para los bases, 59,8±6,5 para aleros y 54,6±6,9 cm para pívots (Ostojic et al., 2006).
2.3. VALORACIÓN DEL MIEMBRO SUPERIOR
La lucha por la posición de juego es una cuestión que se consigue fundamentalmente por la posición de campo y la potencia en el miembro superior para luchar por la mencionada posición. Por este hecho, el baloncesto se está convirtiendo en un deporte de mayor contacto cada vez, en el que la fuerza como cualidad determinante está tomando proporciones muy grandes, que hace unos años eran impensables.
2.3.1. Valoración de la fuerza/potencia de la musculatura de los miembros superiores
Los valores de fuerza medidos por diferentes autores oscilan entre 54,5 y 186,4 kg, con un valor medio de 1.027±18,9. Latin no ha observado diferencias significativas entre los diferentes puestos de un equipo para la fuerza desarrollada en el press de banca (bench-press).
2.3.2. Valoración de la fuerza/potencia de la musculatura de los miembros superiores en prueba de campo
Cuando planteamos una sesión de evaluación, debemos presentarla como una competición más. Además, a nuestros jugadores probablemente lo que más le interese de los resultados es cómo están con respecto a sus compañeros.
Por este motivo, en la evaluación de todo el cuerpo, pero especialmente en la parte superior del cuerpo, se pueden diseñar test específicos como el lanzamiento del balón desde la canasta contraria, en el que se mezclan efectividad (balones que tocan en la plataforma de la canasta) y potencia, con una y dos manos, etc., lanzamiento de balón medicinal en campo y máximo número de fondos en el suelo en un minuto seguido de tiros a canasta. Éstos son algunos ejemplos de la posibilidad de utilizar las herramientas habituales de evaluación, pero aplicados a los implementos más cercanos al entrenador y que además pueden servir de elementos de entrenamiento.
2.4. RESUMEN DE LAS PRUEBAS DE EVALUACIÓN. TEST DE LABORATORIO O ESPECÍFICOS
1. Test incremental en cinta rodante. El objetivo de este test es medir el O2 máx y los umbrales ventilatorios para el entrenamiento de la resistencia aeróbica. Las características que debe tener esta prueba son:
a) Protocolo en rampa (mínimo incremento para 1 km/h cada 1 min).
b) Pendiente de 1% hasta los 16 km/h y del 2% hasta final de prueba.
c) Promedio de medición cada 15 s.
d) Análisis de la recuperación ventilatoria y cardíaca, activa (caminando 2 min después del máximo) y pasiva (3 min sentado).
2. Test de potencia anaeróbica (Wingate). Consiste en pedalear a máxima velocidad durante 30 s con el objetivo de conocer la potencia máxima desarrollada, la potencia relativa al peso corporal y el índice de fatiga (García Manso et al., 1996).
a) Carga de 0,075 kp/kg (Apostolidis et al., 2003).
b) Calentamiento exhaustivo.
c) Preparación psicológica para el desarrollo de la mayor velocidad durante el máximo tiempo posible.
Una alternativa a este test es la utilización de la prueba DMAO, propuesta en baloncesto por algunos autores (Fernández-Río et al., 2000).
3. Test de Squat Jump y Counter Movement Jump. Pruebas de salto convencionales, para averiguar la evolución de la altura del salto. A éstos se les puede añadir la prueba de salto con rebotes previos de 15 ó 30 s. Para ampliar el procedimiento pueden consultarse las siguientes fuentes: García Manso et al., 1996; Hoffman y Kaminsky, 2000; Hoffman y Maresh, 2000; MacDougall et al., 2000; Hoffman, 2004. Nosotros pensamos que el test de salto más adecuado para el baloncesto es el test anaeróbico de potencia en el salto (APJT), que consiste en saltar la mayor altura posible el mayor número de veces en 15 s (Hoffman et al., 2000). Los resultados se expresan en watios por kilogramo de peso corporal.
4. Test de 1 RM en press de banca, sentadilla y cargada de potencia (power clean). La repetición máxima es una de las herramientas más útiles para prescribir entrenamiento de fuerza en función del máximo para cada ejercicio. Tous la define como «La máxima cantidad de peso que puede levantar un sujeto, un número determinado de veces en un ejercicio en concreto, es decir, “n” veces pero no “n+1”» (Tous, 1999). El protocolo correcto para la determinación de 1 RM sugerido por Vidal es el siguiente (Vidal, 2000):
a) Calentamiento general ligero (5 min) y específico articular.
b) Cinco repeticiones al 60% del máximo conocido o percibido. De 1 a 3 min de descanso. Estiramientos entre series.
d) Tres repeticiones al 80%. De 2 a 3 min de descanso.
e) Una repetición al 90%. De 3 a 5 min de descanso.
f) Una RM.
g) Estiramiento y enfriamiento.
Figura 6.3. Esquema de los saltos y la potencia obtenida en los tres saltos más habituales en la evaluación deportiva general (Bahr y Maehlum, 2004).
Este protocolo es válido para cualquier ejercicio, pero se utiliza normalmente para los ejercicios más básicos de cada grupo muscular y el resto se compara con ellos en porcentaje. Hay que tener en cuenta la alta tasa de lesiones acaecidas cuando se realizan test máximos de sentadilla profunda.
Si es posible medir con el Muscle Lab Bosco System ®, las variables que han demostrado mayor relación con el salto vertical y el tiempo de juego son la potencia máxima, la potencia relativa al peso corporal, las velocidades y la carga de 1 RM (Hoffman et al., 2000).
Existe una alternativa muy válida para la valoración del estado muscular. Propuesto por George et al., 1996, citado por García Manso, 1999; MacDougall et al., 2000) para valorar lo que ellos llaman el fitness muscular, nace una metodología que pretende medir el estado de condición muscular de sujetos sedentarios o deportistas no confirmados a través de un circuito de entrenamiento básico. Nosotros recomendamos una progresión de al menos 3 a 5 semanas en función de cada caso para la primera evaluación. En el mencionado circuito, en función del número de repeticiones que el sujeto realiza de acuerdo con su peso corporal y sexo, obtiene una puntuación de su estado de forma. La tabla 6.2 muestra qué porcentaje del peso corporal se debe utilizar para cada ejercicio.
Se ejecutan los ejercicios con el peso correspondiente para cada uno y se anotan, para buscar los puntos obtenidos en cada ejercicio en función del número de repeticiones máximas conseguidas (tabla 6.3).
Tabla 6.2. Porcentaje del peso corporal como carga a utilizar en cada ejercicio (tomado de García Manso, 1999).
EJERCICIO | HOMBRES | MUJERES |
Curl de bíceps | 35% | 18% |
Prensa de piernas 45º | 65% | 50% |
Jalón polea alta | 70% | 45% |
Abdominales en 1 min | ||
Press de banca | 75% | 45% |
Curl femoral de bíceps | 32% | 25% |
Tabla 6.3. Tomada de García Manso 1999.
Una vez calculado el número de repeticiones, anotamos la puntuación obtenida para cada ejercicio y se suma, valorándose la condición física muscular con la tabla 6.4.
Test de campo
5. Prueba de defensa de la AAHPERD (American Alliance for Health, Physical Education, Recreation and Dance) (Apostolidis et al., 2003). Consiste en un recorrido por el área a través de movimientos defensivos con obstáculos (6 conos), pero sin balón. Se mide el tiempo como factor determinantes aunque nosotros creemos que sería también interesante tener en cuenta el “ímpetu” de la defensa (defensa débil, media o agresiva). Los desplazamientos en oblicuo son de carrera frontal, y los movimientos en línea entre conos, con desplazamientos laterales de defensa.
6. Prueba de control del dribling con bote. Consiste en un recorrido por el área defensiva, botando el balón en un circuito con un cono central y en el menor tiempo posible. (Apostolidis et al., 2003).
7. Prueba de velocidad en el dribling. Consiste en realizar el recorrido en el menor tiempo posible (Apostolidis et al., 2003).
Tabla 6.4. Valoración de la condición física en función de los puntos obtenidos (tomada de García Manso).
NIVEL DE CONDICIÓN FÍSICA | TOTAL DE PUNTOS EN CIRCUITO |
Baja | <53 |
Regular | 54-65 |
Buena | 66-77 |
Muy buena | 78-89 |
Excelente | > 89 |
Figura 6.4. Diseño a partir de datos de Apostolidis et al., 2003.
Figura 6.5. Diseño a partir de datos de Apostolidis et al., 2003.
Figura 6.6. Diseño a partir de datos de Apostolidis et al., 2003).
8. Carrera de velocidad (28 m) (Hoffman y Kaminsky, 2000; Apostolidis et al., 2003). Sólo ida al medio campo y vuelta.
9. Carrera de velocidad de 135 m o Line Drill (Baechle y Earle, 2000; Apostolidis et al., 2003).
10. Test de agilidad o T-Drill. Se utilizan 4 conos dispuestos en T. El jugador sale corriendo de la línea de base, situada a 9 m del cono B, llega y toca la base del cono con la mano derecha. A continuación sigue hasta el cono C realizando movimientos de defensa a 4,5 m del cono B, tocando con la mano izquierda el cono C. Desde éste va al cono D situado a 9 m tocando la base del cono con la mano derecha. Desde éste vuelve al cono B y regresa a la línea de partida (cono A) de espaldas. Se mide el tiempo que se tarda en hacer el recorrido (Baechle y Earle, 2000; Hoffman y Maresh, 2000; Hoffman, 2004).
Figura 6.7. A partir de datos de Hoffman y Kaminsky, 2000; Apostolidis et al., 2003.
Figura 6.8. A partir de datos de Hoffman y Kaminsky, 2000; Apostolidis et al., 2003.
Figura 6.9. A partir de datos de Baechle y Earle, 2000; Hoffman y Maresh, 2000; Hoffman, 2004).
La secuencia en la que deben realizarse los test se describe en la tabla 6.5, que muestra los descansos entre los intentos y entre las pruebas.
Esta tabla ha sido diseñada a partir de los datos aportados por investigadores en sus evaluaciones de laboratorio y de campo (Hoffman et al., 1996; Kellis et al., 1999; Baechle y Earle, 2000, Hoffman et al., 2000; Hoffman y Kaminsky, 2000; Hoffman y Maresh, 2000).
Tabla 6.5. Secuencia de evaluación para el jugador de baloncesto
Algunas de estas pruebas pueden servir para identificar en cualquier momento de la temporada un sobreentrenamiento. Así, Hoffman y colaboradores han demostrado que un incremento de 12 s en el tiempo realizado en el test de 27 m de velocidad puede indicar un estado presobreentrenamiento evidente (Hoffman y Kaminsky, 2000). Estos autores proponen un protocolo de pruebas concretas, entre las cuales se encuentran las propuestas por nosotros (Hoffman y Kaminsky, 2000).
Para poder evaluar correctamente los datos de cada grupo, hay que crear baremos específicos para cada edad, sexo, categoría e incluso, si tenemos posibilidad, por puestos específicos.
3. FUTURAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN
•Validar un test aeróbico específico a través del análisis de la HRV en ejercicio progresivo.
•Investigar la capacidad de salto en acciones específicas como el rebote, el salto inicial u otras acciones de juego, con respecto a diferentes formas de oposición o distracción.
•Estandarizar una batería de test para obtener baremos de diferentes niveles de edad, categorías de competición, etc. Establecer relaciones entre estas variables con la competición.
•Relacionar las variables de evaluación de condición física y técnico-táctica con las variables de juego.
4. SÍNTESIS DE IDEAS FUNDAMENTALES
La evaluación en cualquier deporte, de la misma manera que en la investigación científica, debe cumplir tres premisas para poder ser utilizada en los procesos de conocimiento de un universo de medidas.
Validez. Los test que empleemos deben medir lo que queremos conocer, es decir, que debe estar demostrado que el salto vertical, por ejemplo, refleja la potencia del tren inferior.
Fiabilidad. Es decir, saber que la herramienta con la que estamos midiendo es suficientemente precisa (siempre tiene un error) como para detectar cualquier cambio en la condición física de nuestros deportistas que no sea debido a los errores de medida.
Reproducibilidad. La capacidad de una prueba para ser realizada en cualquier otro momento es una cuestión que no se tiene en cuenta en demasiadas ocasiones y esto puede influir en los resultados. La hora del día, la homogeneidad en los conocimientos técnicos y otros factores pueden influir en el resultado.
Por ejemplo, si quiero medir el salto de la entrada a canasta pero mi sujeto experimental no domina suficientemente esta técnica puede ser que no salte el máximo debido a que tiene su atención puesta en la técnica y no en saltar al máximo. Teniendo claros estos aspectos, debemos plantear una estrategia clara de observación de la realidad que puede quedar resumida en los siguientes aspectos:
•Las mediciones siempre tienen que servir para informar al entrenador y al deportista (el momento lo elige el entrenador si el resultado puede influir en la competición).
•La información tiene que ser relevante y utilizable para retroalimentar el proceso de entrenamiento o competición; si sólo sirve para “ver cómo está”, es mejor no perder el tiempo.
•El proceso de evaluación tiene que ser automático, es decir, debemos utilizar los medios informáticos necesarios para que inmediatamente después de realizar el test podamos interpretar los resultados.
•Debemos calcular cuidadosamente el número de test, el orden y la utilidad de los mismos, con el fin de no utilizar varios test que aporten la misma información.
•Se tienen que incluir tanto test de condición física como de capacidades técnicas con el objetivo de tener una imagen fidedigna de la capacidad del jugador.
•Se debe correlacionar la información de estos test con la información de la competición, tal como efectividad, tiempo de juego, etc., con el fin de evidenciar si existe o no relación entre estas variables.
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