Читать книгу El increíble robo del informe "Rinconcillo" - Julio Muñoz Gijón @Rancio - Страница 15

ONCE

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Villanueva se abre paso entre la multitud de curiosos que hay amontonados en los alrededores del Archivo de Indias. Lo acompaña una mujer de unos cuarenta y pocos años, delgada, con el pelo corto, traje de chaqueta y un pequeño maletín para el ordenador portátil. Camina diligente y con gesto serio. Villanueva la guía.

—Acompáñeme, ahí está mi compañero Jiménez, que se ha encargado de localizar un lugar para la mesa de crisis. ¡Jiménez! Le presento a Itxaso Arana, la negociadora.

—A sus órdenes. Encantado… ¿Hachazo ha dicho?

—Itxaso, Itxaso, significa «Mar».

—Ah, claro, la misma palabra lo dice, Itxaso, mar. Claro, eso es como el chiste ese de dos vascos que se encuentran y le dice uno al otro: «Aitor, que me enterado que has tenido una niña, ¿cómo le has puesto?», y dice Aitor: «Pues Rocío».

Y dice el otro: «Caray, pues qué nombre más poco vasco», y dice Aitor: «Ya, ¡PERO LE DECIMOS ESCARTXA!»

Jiménez se ríe, pero ni Villanueva ni Itxaso lo hacen. Jiménez se recompone.

—Perdone, perdone, que usted es vasca, claro, con el coraje que me dan a mí los chistes de andaluces y ahora voy yo igual. Agente Jiménez, para servirla.

La mujer le da la mano con energía.

—Itxaso Arana, encantada, agente Jiménez, necesitamos instalarnos lo antes posible en la mesa de crisis.

—Sí, sí, ya está todo. Acompáñenme.

—Perfecto, ¿los secuestradores han dado alguna señal aparte del primer encuentro a través de la puerta con el investigador que intentó entrar?

—Nada de nada.

—¿No ha habido exigencias, ni mensajes, ni voluntad de crear un canal de comunicación?

Itxaso se detiene y mira los edificios alrededor.

—Necesitaremos acceder a las ventanas de estos edificios para los tiradores de los GEO.

Villanueva asiente, pero a Jiménez le parece raro.

—Una cosa, perdone, Pikachu.

—¿Se está riendo de mí?

Villanueva se mete.

—Itxaso, por favor, ¿puede venir un momento?

Los dos se apartan unos metros de Jiménez. Villanueva le explica.

—Negociadora, le aseguro que aunque no lo parezca, Jiménez es un agente espectacular. Yo mismo pasé por lo que usted está viviendo ahora, pero conoce la ciudad como nadie y, aunque parezca un desastre, le aseguro que tiene un sexto sentido muy útil. Hágame caso.

—Conozco su carrera, Villanueva. En Madrid es muy valorado, nadie entiende qué hace enterrando aquí una carrera prometedora. Si usted me lo dice, le daré un voto de confianza. Pero aquí no estamos para jugar, como usted comprenderá.

—Se lo agradezco.

Los dos vuelven con Jiménez, que parece orgulloso.

—Vamos, la mesa de crisis que les he conseguido les va a encantar. Le pido disculpas, Pinchazo, no, Itxaso… mire, estoy por decirle Mar, que es más sencillo para mí porque mi sobrina se llama así, Mari Mar, vamos.

—Itxaso, por favor, prefiero Itxaso. Debemos ser rápidos. Más del 85% de los casos de secuestros con rehenes se resuelven en las primeras dos horas. De hecho, a partir de las tres horas y veinte minutos es cuando los datos nos dicen que comienza a haber víctimas entre los rehenes. El estrés de los secuestradores, de los rehenes, de los propios policías… No olvidemos los errores humanos, en torno a un 18%.

Jiménez atiende.

—¡Coño, parece usted un partido de fútbol de La Sexta!

Villanueva entorna los ojos incrédulo.

Una alarma de WhatsApp suena en el teléfono de Jiménez. Itxaso se queda extrañada.

—Ese sonidito… ¿qué es?


Jiménez responde orgulloso.

—El pitidito de la Thermomix, de cuando ha acabado, ya sabe, cada uno a lo que le gusta. Mira, una nota de audio de Modesto de Andalucía Directo.

Itxaso está perpleja.

—¿No tendrá usted relación con periodistas no? Le pido, por favor, que no haya ni media filtración.

Jiménez se asusta.

—No, no… ¿amigo de periodistas? ¿Yo? Qué va…

El sonido del WhatsApp vuelve a sonar. Jiménez lo mira y no sabe donde meterse y habla con miedo.

—Ahora es Salomón, de Radio Sevilla…


La negociadora mira a Villanueva. Jiménez continúa como si no hubiera pasado nada.

—Vale, Itxaso. Me parece muy interesante lo de los datos. Yo soy más de calle que de estadística, así que déjeme que le cuente. Por lo que he podido averiguar, nadie sabe muy bien de qué va esto. Verá, cuando me han dicho que venía usted, cuando me ha contado lo de los GEO… creo que esto es algo bastante menor, tengo la sensación de que es un error de algún chavalito y que debe de estar ahora más agobiado que un gorila en una maleta, por eso no se pone en contacto con el exterior.

Itxaso mira al edificio.

—¿Insinúa que quería robar en otro sitio y se ha equivocado?

—Para mí que sí.

—Pues si se ha equivocado de edificio, la ha cagado, pero bien.

—¿Por?

—Este es un edificio declarado en 1987 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, estos bienes tienen una protección especial, prioritaria, por eso estoy aquí.

De repente, Itxaso se detiene.

—Dígame que la mesa de crisis no la ha instalado aquí.

Jiménez mira hacia atrás.

—Sí, Bodeguita Blanca Casa, ¿la conoce? No me extraña porque las papas aliñás de Eduardo son internacionales… digo internacionales por lo de que ustedes quieren ser otro país, o igual usted no, bueno, en cualquier caso, están espectaculares las papas, que me lío. Nos han abierto un huequito moviendo unas mesas. Ahora hay gente comiendo, pero me han dicho que en cuanto acaben ya nos dan sus mesas. Vamos, esto será rápido, ¿no?

Itxaso mira a Villanueva que le devuelve la mirada preocupado.

El increíble robo del informe

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