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Hablemos de fútbol

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El caso del fútbol masculino es ilustrativo. A diferencia de la mayoría del resto de las actividades, es relativamente fácil detectar el talento deportivo a temprana edad. Adicionalmente, si esa presunción se concreta y el niño talentoso se convierte en un futbolista exitoso, la retribución económica es enorme. Como consecuencia de estas dos condiciones, existe una extraordinaria red de búsqueda de talentos que incluye tanto canales formales como informales. Es muy difícil que un potencial gran futbolista en América Latina no sea descubierto a tiempo. Alguien lo ve jugar en un potrero y le avisa al club de barrio, que lo convence de acercarse y al poco tiempo ya lo están mirando de clubes más importantes de la ciudad y su nombre empieza a circular en la lista de ojeadores profesionales que le arreglan una prueba en un club nacional importante. Esa gigantesca red de búsqueda de talentos que brinda oportunidades a casi toda la población por igual tiene sus frutos: hay una enorme cantidad de jugadores latinoamericanos exitosos. Larga es la lista de estrellas del fútbol que tuvieron una infancia humilde en distintos países de América Latina y que fueron descubiertos a tiempo. Sin ese trabajo extenso y continuo de brindar oportunidades a los talentosos no tendríamos ninguna chance de competir de igual a igual con las selecciones de países más poblados y económicamente más poderosos.

Pero ¿quién hace el mismo trabajo masivo de búsqueda de los futuros cracks de la ciencia, de las nuevas estrellas de la ingeniería, de los genios del arte? La manifiesta desigualdad de oportunidades hace que en estos casos la búsqueda funcione de forma relativamente eficiente solo en el subgrupo económicamente más acomodado de la población; en contraste, los talentos en los estratos más pobres terminan no aflorando, se desperdician. Ciertamente, en ocasiones alguien se filtra a costa de un gigantesco esfuerzo e inusual talento, pero para la gran mayoría las barreras son demasiado altas. Está claro que el desperdicio de esos talentos tiene que tener consecuencias. En fútbol sería una selección nacional sin chances en las competencias internacionales; en economía las consecuencias son menor crecimiento, menor desarrollo y menor bienestar.

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