Читать книгу Desiguales - Leonardo Gasparini - Страница 17

Desigualdades aceptables

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Supongamos dos hermanos mellizos que fueron criados en la misma familia, con las mismas oportunidades. Uno de ellos elige esforzarse, primero en el estudio y luego en el trabajo, resignando horas a otras actividades para progresar económicamente; el otro, en cambio, elige una vida menos sacrificada, abandonando antes el estudio y trabajando solo lo necesario. Como resultado de estas elecciones, el primer hermano tiene un ingreso más alto y posiblemente pase el resto de su vida en una posición económica más acomodada. Claramente, existe desigualdad económica entre estos dos hermanos, pero ¿es en este caso la desigualdad objetiva un signo de inequidad, que merece acciones reparadoras? Seguramente para muchos de los lectores la respuesta sea negativa. Más aún, muchos argumentarán que la desigualdad del ejemplo es deseable: es justo que si los dos hermanos se esfuerzan distinto, sus premios económicos difieran.

El ejemplo de los mellizos es extremo, pero ilustra un punto importante: dado que el ingreso, la riqueza y otras variables económicas son en parte consecuencia de decisiones personales sobre esfuerzo, sacrificio y toma de riesgos, las diferencias que resultan de estas elecciones no son necesariamente injustas y, en consecuencia, no es evidente que deban ser motivo de preocupación ni de políticas compensatorias. Es posible que parte de la desigualdad económica en una sociedad no sea injusta. Desigualdad e inequidad no son sinónimos: una situación puede ser desigual y equitativa a la vez.

Pocas dudas caben de que Messi es uno de los jugadores de fútbol más grandes de todos los tiempos (a mi juicio, el más grande, pero no quiero perder lectores por discusiones futbolísticas). Múltiples balones de oro y otros galardones lo distinguen nítidamente por sobre el resto de sus colegas actuales y sobre los del pasado. La presencia o no de Messi en un partido afecta la concurrencia al Camp Nou, el estadio del FC Barcelona donde juega el delantero argentino, e incide sensiblemente sobre la audiencia televisiva mundial del partido.* A nadie extraña que los ingresos de Messi sean altos. Lo que es más importante para la discusión de este capítulo: a pocos les molesta que los ingresos de Messi sean más altos que los de otros delanteros en otros equipos del mundo. La razón de la aceptación de esta desigualdad de ingresos manifiesta entre futbolistas proviene de la evaluación de sus causas. En el caso de Messi, la causa es una objetiva diferencia de talento para jugar al fútbol comparado con sus colegas. En general, todos tendemos a aceptar como justas diferencias en premios que respondan con claridad a méritos comprobables, independientemente de donde estos provengan, incluso de ventajas genéticas completamente ajenas a la voluntad o el esfuerzo de las personas.

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