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SEXTO RETO: Un Estado activo con financiamiento adecuado

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El Estado chileno debe asumir roles que ha venido abandonando o minimizando en las últimas décadas, creando una profunda debilidad en el desarrollo nacional bajo un pretendido “rol subsidiario”. El área social, por ejemplo, especialmente en educación, salud y previsión, necesita de una acción decidida que sea capaz de incluir a todos los chilenos y exprese el sentimiento de que el éxito económico del país va más allá de titulares que el chileno medio aprecia pero que en términos concretos no disfruta ya que los resultados se concentran en un mínimo de la población nacional. El Estado chileno necesita ejercer una labor decidida en materia de redistribución de los recursos asociados al progreso económico. Asimismo, debe regular eficazmente para impedir que el libre mercado y el libre juego de intereses vulneren el bienestar de las personas, como ocurre con la colusión de empresas comerciales, la poca transparencia de empresas de servicios y la indebida oferta de educación o salud que no cumple con los mínimos estándares de calidad. Chile necesita un Estado que intervenga con pragmatismo en la actividad económica, sea factor decisivo en materia de redistribución del ingreso, introduzca señales sobre orientaciones futuras en base al plan de país, regule adecuadamente el hacer económico, sea un factor decisivo en materia de transferencia tecnológica al sector de nuevas empresas y PYMES, y provea la adecuada información al ciudadano y que abra paso al sector privado en todo aquello que redunde en posibles mejores resultados. Un Estado que sea garante de estabilidad social, económica y política y que, por tanto, sea determinante para atraer la inversión extranjera bajo las condiciones que establezca la nación chilena y en condiciones de estabilidad social y política.

El Estado chileno requiere de una reforma integral para ser más efectivo en el alcance de su tarea y en la aplicación de la política pública, pero también precisa de más recursos para atender prioridades innegables especialmente en el campo social. Es cierto que el crecimiento proporciona más recursos, pero también es cierto que las necesidades en educación, salud y previsión son cada vez mayores en la medida que envejece nuestra población, prevalece una inadecuada distribución del ingreso y se necesita financiar nuevos y significativos objetivos nacionales. Una reforma que rinda siete puntos más del Producto Interno Bruto para entregar tres a educación, dos a salud y dos a previsión social como objetivos de mediano plazo es viable y garante de la estabilidad social que Chile necesita para crecer.

No queremos un Estado agigantado que solo sirva de botín para los que triunfan en las sucesivas elecciones de autoridades. Queremos un Estado eficiente y eficaz en su tarea de orientación para el largo plazo, de redistribución y regionalización efectiva y de adecuada regulación en materias definidas cuidadosamente en la política pública. Un Estado con mirada estratégica que responda ante las necesidades que levanta el desarrollo y en que la respuesta del mercado es incompleta o inexistente. Chile tiene derecho a aspirar a un Estado capaz de ser garante de un desarrollo estable y sostenido.

Chile: los dilemas de una crisis

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