Читать книгу Del Conocimiento Jurídico a la Gestión y Dirección de Despacho de Abogados - Luis López de Castro Alonso - Страница 14
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Carrera Judicial
Justicia [administración de]
Personal de Justicia
Capítulo 9
Entre el conocimiento jurídico y la necesidad de nuevas miras
«Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas»
John F. Kennedy1)
Pablo, después de la conversación mantenida sobre el estudio jurídico con su padre y salir juntos del despacho, se dirigió a su casa. Durante el trayecto de no más de diez minutos andando no paraba de darle vueltas a la conversación mantenida. Pablo no confiaba en que el hecho de tener una buena base jurídica fuese sinónimo de contar con más clientes y, mucho menos, que este ayudase a captarlos.
Pablo se sentía confundido, sentía la necesidad de encontrar la fórmula de captar clientes a la mayor brevedad posible, la realidad es que poco o nada le interesaba en ese momento estudiar y adquirir conocimiento jurídico. Él entendía el despacho como una empresa que necesitaba de clientes para asegurar la rentabilidad y la permanencia en el tiempo, pensaba que era su función, conseguir que el despacho obtuviese beneficio. Era consciente de la necesidad de tener una buena base jurídica, pero él contaba con que su padre la tenía y que el abogado del despacho que trabajaba para ellos, también.
Pablo se centraba en manejar otras habilidades más relacionadas con el mundo de la empresa que con el derecho, le importaban la relación con los clientes, el control del trabajo, la comunicación de marca, la rentabilidad, la maximización de los recursos que se empleaban en el despacho. Pensaba que todo esto ayudaba al despacho igual o más que tener una buena base jurídica.
Cuando Pablo y Santiago hablaban sobre estos temas y siempre acababan con discusiones, nunca llegaban al término medio y esto les hacía sentirse por separado un poco frustrados porque cada uno pensaba que el otro estaba lejos de tener razón.
Durante mucho tiempo padre e hijo sintieron que estaban muy lejos de entenderse en este sentido. Santiago no entendía cómo su hijo podía pensar en ser abogado sin tener la menor base jurídica para poder ejercer la profesión a la que él amaba; se sentía frustrado, contrariado, pensaba en por qué Pablo decidió ser abogado si no le atraía el ejercicio de la profesión como él la concebía, que no es de otra forma que estudiando y como siempre él había comentado en numerosas ocasiones «poniéndose la toga». Para Santiago ponerse la toga tenía un significado especial, era el momento clave, el momento de subirse al estrado y ejercer la profesión, defender los intereses de su cliente, poner de manifiesto las horas de duro trabajo y estudio.
Ponerse la toga para Santiago era especial. La toga nos diferencia de otras profesiones, la toga genera respeto -cada día menos- entre los ciudadanos y entre los propios abogados. Por estos motivos Santiago entendía que, para ponérsela, un abogado debe estudiar y ganarse el honor de ponérsela.
Pablo, por otro lado, no entendía cómo a su padre no le interesaba lo más mínimo todo lo que él le transmitía, cómo se podía hacer rentable un despacho sin clientes, sin planificación, sin un control de todas las acciones que se llevaban a cabo dentro del despacho, sin control financiero. Todo esto le hacía sentir que remaba solo para sacar el despacho adelante. Él comprendía a su padre, para él era evidente que un abogado sin conocimiento jurídico y experiencia nunca será abogado, pero, en ese momento, Pablo se sentía con tiempo suficiente para adquirir ambas, aunque, por el contrario, se sentía con poco tiempo para hacer rentable el despacho.
Pablo se sentía en deuda con su padre por el esfuerzo que este había realizado al invertir parte de su capital en abrir un nuevo despacho, cuando Santiago no tenía necesidad alguna de hacerlo, ya que gracias a su trabajo en la entidad financiera podía vivir sin necesidad de trabajar como consecuencia de su prejubilación. Este era el motivo y no otro de la necesidad de Pablo de rentabilizar cuanto antes la inversión de su padre. Esta situación era la que generaba angustia en Pablo: no quería defraudar a su padre y era la que le hacía centrarse en todo menos en el verdadero ejercicio de la profesión. En definitiva padre e hijo no estaban tan distanciados como en un principio pudiesen pensar, el problema era la perspectiva desde la que miraba cada uno.
La realidad es que ambos tenían el mismo objetivo, ambos tenían razón en sus argumentos, y los defendían con pasión. Santiago tenía la experiencia de los años de estudio y trabajo, a esta nunca hay que subestimarla. Pablo tenía las ganas, el empuje de la juventud y una visión más moderna de la forma de ejercer la profesión. En la conjunción de experiencia, modernidad y ganas se encontraba el éxito, pero no el éxito del despacho, este no lo asegura nadie, sino el éxito del planteamiento de partida para poner las bases para que un despacho sea rentable y perdurable en el tiempo.
En la actualidad, el ejercicio de la Abogacía exige además de una buena base jurídica otro tipo de habilidades y enfoque empresarial: la base jurídica se da como inherente al profesional.
El problema que nos surge es que a los abogados se nos hace muy difícil adaptarnos a estas nuevas necesidades empresariales que se hacen imprescindibles para gestionar nuestros despachos con éxito. Estas necesidades nos obligan a realizar un esfuerzo mayor en nuestro día a día, ya que tenemos que adquirir habilidades y competencias hasta ahora desconocidas para nuestro sector.
Tenemos que saber adaptarnos a este nuevo status quo de la profesión. Tenemos la obligación de adaptarnos si queremos sobrevivir.
Los abogados de más experiencia tiene que abrir sus mentes y estar dispuestos a que los abogados más jóvenes también les enseñen a ellos sobre determinadas materias, debe existir la interconexión entre unos y otros para que ambos saquen partido de la formación y la experiencia.
John Fitzgerald Kennedy fue el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos. Fue conocido como John F. Kennedy, Jack Kennedypor sus amigos y popularmente como JFK.