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1.2.4Organización del tiempo

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Cada vez que los niños llegan a la sala de clases, se enfrentan a un mundo de oportunidades para aprender, y si este espacio se encuentra claramente distribuido, con normas que se han establecido como acuerdos entre los diferentes actores, si el tiempo se ha organizado y ellos conocen las rutinas, las posibilidades de lograr aprendizajes de calidad se multiplican, porque un ambiente organizado con sentido pedagógico posibilita los desafíos diarios, los cuales han sido previamente planificados.

Las rutinas diarias favorecen un ambiente ordenado y potenciador de aprendizajes, y si se logra generar un ambiente de clases cuando se contemplan rutinas tales como llegadas y salidas, clases sistemáticas, elementos y estrategias de enseñanza o tiempos para el descanso, y éstos son respetados y trabajados constantemente por todos los profesores, entonces se podrán constatar fácilmente avances progresivos en la autonomía de los alumnos, en la organización para trabajar en grupo y en el aprovechamiento del tiempo.

El uso de situaciones conocidas o de rutinas establecidas proporciona oportunidades para que los estudiantes puedan aprender más sobre sí mismos, el mundo y las personas; conozcan lo que se espera de ellos; sepan los propósitos de realizar determinada actividad, y se guíen por las normas de conducta que requiere cada una de las estrategias.

Las rutinas diarias también ofrecen a los niños/as un sentido de estabilidad y seguridad. El desafío para el profesor/a consiste en identificar, planificar y desarrollar rutinas apropiadas para los niños/as y el curso, las cuales les ofrecen un sentido de pertenencia, de estado coherente y de seguridad; sin embargo, también ellas deben ser flexibles para responder a las necesidades del grupo-curso.

Para establecer rutinas, la mayoría de las salas de clases siguen un horario diario básico que, entre otras cosas, puede ayudar a asegurar el orden que los niños/as necesitan y también contribuir a que los profesores tengan oportunidad de trabajar con todas las áreas del currículo, planeando una amplia gama de actividades para los distintos subsectores o áreas de aprendizaje y la totalidad de los elementos del Programa AILEM.

El aprendizaje se produce cuando los alumnos/as discuten entre sí las tareas propuestas; cuando se dispone del tiempo suficiente para aprender la tarea; cuando la tarea se relaciona con su contexto o con sus expectativas; o cuando a los estudiantes que no han aprendido totalmente la tarea, se les evalúa con intención formativa.

En la creación de los horarios, es importante también proporcionar un equilibrio para los niños, seleccionando aquellos momentos en que se utilizarán elementos en los que participa todo el grupo (lectura en voz alta, lectura compartida y escritura interactiva), otros en que se requiera funcionar con grupos pequeños (lectura y escritura guiada, centros de aprendizaje) y también aquellos en que los alumnos/as y alumnas pueden trabajar solos (lectura y escritura independiente). Todos estos momentos se pueden combinar con otras actividades, tales como discusiones grupales, trabajos de rincón (en educación parvularia) o con instancias de trabajo colaborativo en parejas u otras actividades realizadas al interior o exterior de la sala de clases.

Se ha observado que el desarrollo diario de los elementos del Programa AILEM produce los siguientes beneficios:

En el grupo:

Mejoran las relaciones interpersonales entre los alumnos/as.

Aumenta la cercanía y la apertura entre ellos.

Aumenta la aceptación de los alumnos/as entre sí.

Aumenta la satisfacción por el propio trabajo.

Se valora a otros como fuente para evaluar y desarrollar nuevas estrategias de aprendizaje.

Se genera un lenguaje común.

Se establecen normas de funcionamiento grupal.

A nivel personal:

Aumentan los sentimientos de autoeficacia.

Aumentan y/o se desarrollan las habilidades sociales.

Disminuyen los sentimientos de aislamiento.

Disminuye el temor a la crítica y retroalimentación.

Disminuye el temor a ser observado por otros.

Se conocen diferentes temas y se adquiere nueva información.

Se incentiva el desarrollo del pensamiento.

Aumentan la autoestima y la integración grupal.

Niños lectores y productores de textos

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