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2.2 Leer para comprender textos

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Leer es un proceso de interacción entre el lector y el texto, mediante el cual el lector construye un significado, utilizando sus propios conocimientos (experiencias previas, esquemas cognitivos y propósitos que establece frente a la lectura) y las claves que el texto le proporciona. Es un proceso cognitivo y un acto interpretativo en el que influyen el texto y el lector y consiste en saber guiar una serie de razonamientos para controlar el progreso de esa interpretación de tal forma que se puedan detectar las dificultades o incomprensiones ocurridas durante la lectura.

El lector, al enfrentarse a un texto, pone en juego una serie de estructuras y procesos. Las primeras se refieren a las características del lector con independencia de su lectura, y los segundos están referidos al desarrollo de actividades cognitivas durante la lectura (Colomer, 1996).

En relación con las estructuras, se mencionan dos: las cognitivas, referidas a los conocimientos sobre la lengua (en los niveles fonológico, semántico, sintáctico y pragmático) y a los conocimientos sobre el mundo, organizados en forma de esquemas mentales, y las afectivas, que incluyen la actitud del lector y el interés con que éste enfrenta un texto.

En cuanto a los procesos, se pueden mencionar los microprocesos, que aluden a la comprensión de la información, reconocimiento de palabras y selección de la información; los procesos de interacción, que se dirigen a enlazar las proposiciones, además de utilizar referentes y conectares; los macroprocesos, orientados a la comprensión global del texto; los procesos de elaboración, que llevan al lector a hacer inferencias, y los procesos metacognitivos, que controlan la comprensión obtenida.

¿Cuál es el verdadero placer de la lectura? No se trata de conocer las mejores historias, las mejores ideas, las mejores formas de escritura; en suma, no se trata de aprender, sino de gozar; el aprender vendrá por añadidura. El gozo de la lectura radica en la sensación de acceder a otro mundo, ese donde las palabras impresas se levantan ante nosotros como mundo y, por ello, no importa si el acceso es lerdo, está mal escrito o incluso si es contrario a las buenas costumbres; lo importante es entrar, porque ya adentro, al margen de lo que cada quien encuentre o busque, se experimenta el placer de vivir otra vida, de pensar otras ideas y de estar en esa insuperable aventura que consiste en recibir todo lo que nos avientan las palabras.

Óscar de la Borbolla

México, 2004

El educador que comprende que leer es un acto complejo, al preparar la enseñanza debe tener en cuenta las siguientes variables:

El lector, por cuanto en la comprensión influyen sus conocimientos y experiencia del mundo, como también lo que él hace durante la lectura.

El texto, en cuanto al tema que aborda, la intención con que escribió el autor, la forma del mensaje o su legibilidad física y lingüística.

El contexto, que determina las condiciones de lectura, el educador como mediador del aprendizaje y la intención o interés del propio lector.


Lomas (1997) señala que “leer y escribir son acciones lingüísticas, comunicativas y socioculturales cuya utilidad trasciende el ámbito de lo escolar al insertarse en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana de las personas”. Por tal razón, cada vez que una persona se ve enfrentada a leer un texto, lo hace con un propósito; es así que Isabel Solé ha desarrollado una lista de los propósitos que posiblemente tiene un lector frente a un texto escrito, de los cuales se han seleccionado aquellos que parecen más relevantes:

Leer para obtener información precisa: como por ejemplo: localizar algún dato que interesa, ya sea un número de teléfono, horario de un cine, una palabra en el diccionario, entre muchas otras posibilidades. Para ello el estudiante requiere activar los conocimientos previos que tenga con respecto a:

•Textos que entregan ese tipo de información (diccionarios, guías telefónicas, diarios, recetas de cocina, entre otros).

•El orden alfabético de las letras.

•Las secciones de los diarios.

•La estructura de un diccionario.

•Elementos ordenadores de textos (índice, capítulos, etc.), entre otros.

Leer para seguir instrucciones: como por ejemplo, seguir instrucciones de un juego, los pasos de una receta, consignas para participar en un juego, las preguntas de una prueba, procedimientos para completar un formulario, etc. Para ello el alumno/a requiere:

•Leer títulos y subtítulos.

•Traer a la memoria lo que sabe acerca del tema, del tipo de texto, situación, etc.

•Leer el texto completo.

•Clarificar aquellas palabras que no entiende, utilizando el contexto, consultando el diccionario, preguntando a otra persona, buscando la familia de palabras, etc.

•Observar imágenes, numeraciones, cuadros, viñetas, ilustraciones que apoyen u ordenen la información expuesta y que puedan guiar la comprensión.

•Después de leer, recordar las acciones más relevantes que deben realizarse.

Leer para obtener información general: como por ejemplo, saber de qué se trata un texto y determinar si interesa seguir leyendo según las necesidades de lectura. Para ello el alumno/a requiere:

•Leer el título, la contraportada y el índice si se trata de un libro.

•Leer los titulares de la portada y observar las fotos si se trata de un diario o una revista.

•Relacionar el texto con los conocimientos previos que tiene respecto a la temática y al tipo de texto.

•Contrastar lo que sabe respecto a la temática con lo que desea saber.

•Determinar si ese texto le aportará la información que desea conocer.

Leer para aprender: su finalidad es ampliar los conocimientos que pueden obtenerse de una infinidad de textos. Para ello el estudiante requiere:

•Relacionar el título de lo que va a leer con la información previa, de manera que pueda determinar lo que ya sabe acerca del tema.

•Realizar un vistazo general, el que consiste en leer el título, las palabras que se destacan, las figuras o esquemas y todo lo que “entra por los ojos”. Con esta acción es posible tener una idea sobre lo que trata el texto, antes de leerlo en detalle. En este vistazo inicial se emplea poco tiempo pero que será muy útil.

•Averiguar el significado de términos desconocidos y determinar el significado de las palabras según el contexto en que se encuentran o clarificarlo usando otras técnicas.

•A medida que se vaya leyendo, subrayar las palabras y frases más importantes que sean encontradas.

•Seleccionar información relevante y organizarla utilizando cualquier estrategia para procesar la información: hacer resúmenes, diseñar organizadores gráficos, parafrasear el texto, confeccionar esquemas, elaborar mapas conceptuales, cuadros, responder preguntas, etc.

Leer para revisar un escrito propio: su función es corregir y editar un texto escrito por el propio autor. Para ello el estudiante requiere:

•Revisar la adecuación del texto al objetivo propuesto.

•Recordar los propósitos de aquel escrito y contrastar esos propósitos con el producto final.

•Revisar ortografía y redacción.

Leer por placer: el lector lee con el propósito de gatillar estados emocionales, para disfrutar de textos literarios, informativos y expositivos interesantes. Para ello el alumno/a requiere:

•Elaborar criterios para seleccionar textos.

•Seleccionar textos que respondan a estilos y preferencias personales.

•Realizar una valoración y crítica de lo que ha leído.

Leer para comunicar un texto a un auditorio: como leer un discurso, un sermón o una conferencia. Para ello el estudiante requiere:

•Leer el texto en voz alta una vez, subrayar palabras de difícil pronunciación, comprender el texto.

•Leer varias veces empleando entonación adecuada, realizando pausas, proporcionando el énfasis, el ritmo y la cadencia necesarios para hacer la lectura más amena y comprensible.

Niños lectores y productores de textos

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