Читать книгу Historia del Próximo Oriente antiguo - Marc Van De Mieroop - Страница 14

1.2. FUENTES

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La presencia de fuentes determina los confines de la historia del Próximo Oriente antiguo. Afortunadamente, son increíblemente abundantes y variadas en su naturaleza a lo largo de toda esta extensa historia. Los textos, fuente primaria del historiador, han sobrevivido por cientos o millares —una estimación publicada recientemente habla de más de un millón—. Desde los momentos más antiguos, los reyes realizaron inscripciones en monumentos de piedra, muchos de los cuales se contaron entre los primeros hallazgos arqueológicos en Mesopotamia en tiempos modernos. Más importante, con todo, fue la tablilla de arcilla, el soporte de escritura que se desarrolló en el sur de Mesopotamia y que adoptaron todas las culturas del Próximo Oriente. Tiene una resistencia increíble en los terrenos duros de la región y los textos, desde el recibo por una sola oveja hasta la extensa Epopeya de Gilgamesh, son abundantes. La supervivencia de numerosos documentos de uso cotidiano diferencia al Próximo Oriente antiguo de otras culturas antiguas. En Egipto, Grecia y Roma se ponían por escrito cosas similares, pero en pergamino y papiro, materiales que solamente han sobrevivido en circunstancias excepcionales. Los escritos del Próximo Oriente antiguo son ricos no solo en número, sino también en lo que abarcan: economía, actividad urbanística real, campañas militares, gestión del gobierno, literatura, ciencia y muchos otros aspectos de la vida que se ven ricamente documentados.

Los materiales arqueológicos han adquirido importancia progresiva como una de las herramientas del historiador. Las excavaciones no solo nos permiten determinar, por ejemplo, que los hititas estaban presentes en el norte de Siria en el siglo XIV, sino que también nos permiten estudiar las condiciones materiales de sus vidas en esa zona. El Próximo Oriente está cuajado de montículos artificiales formados a lo largo de los siglos por los restos de ocupación humana. Se denominan tell en árabe, tepe en persa y hüyük en turco, términos que aparecen en los nombres de la mayoría de yacimientos arqueológicos. Las posibilidades de excavación son tan grandes que hasta ahora nos hemos limitado a arañar la superficie, aun tras más de ciento cincuenta años de trabajo. Las ciudades principales como Uruk, Babilonia, Nínive y Hattusa han sido exploradas a lo largo de muchas décadas y han suministrado numerosos edificios, monumentos, objetos y textos. Pero cuando uno compara lo que se ha descubierto con lo que permanece oculto, queda claro que esto es solamente el principio. Quedan miles de yacimientos por explorar y no todos ellos pueden ser investigados de manera sistemática. Puesto que hay construcciones continuas de pantanos, carreteras y desarrollos agrícolas que amenazan con destruir totalmente yacimientos antiguos, los esfuerzos de rescate a menudo determinan la selección de qué se excava.

Historia del Próximo Oriente antiguo

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