Читать книгу EN LA ZONA 303(MUN2) - Marcelo Nicolás Ubici - Страница 4
ОглавлениеDEDICATORIAS
A mi padre, quien guió con el ejemplo.
A mi hija, por su delicadeza, su gracia.
A mi madre, por su responsabilidad, su esfuerzo.
A la Fundación Natalí Dafne Flexer, de ayuda a niños y jóvenes con cáncer, por su muy valiosa tarea, y por permitirme aportar mi granito de arena donando la totalidad de la ganancia por las regalías que me correspondan como autor por la venta de este libro.
A Betina, por el camino transitado.
A mi amigo y compañero Hernán Chale, por su interesante amistad, por el regalo de su permanente estímulo, por ser el impulsor de tantas inspiraciones.
A mi hermano y su familia, por su nobleza.
A mi amigo Ignacio, su esposa Guillermina, y los restantes integrantes de su familia, por tantas vivencias compartidas.
A mi tía Elda, por su permanente afecto, y por su ejemplo de fortaleza.
A Ana Laura Orsini, por su templanza.
A mi prima Marcela Villanueva, y a mi primo Alejandro Campanella, quienes fueron compañeros indispensables de mi niñez, porque desde el cielo me iluminan, acompañan, protegen.
A mi prima Victoria, por el regalo de su belleza y fineza, propios de una verdadera dama.
A mi primo Carlos Horacio, por su interés en nuestros orígenes y antepasados familiares, lo que ha permitido que todos los integrantes nos hayamos virtualmente conocido, y permanezcamos comunicados.
A Mercedes Bonifasín, por el mutuo aprecio y el regalo de su habitual fino y cordial trato.
A mi vecino, el Sr. Gustavo Piccirillo, recientemente fallecido, por el permanente recuerdo que ha dejado su tan valiosa persona, y por haber sido mutuo el afecto y consideración.
A Gabriel Beaín, por su diario esfuerzo en la difícil tarea de tratar de lograr el bienestar común.
A Sonia Barreneche, porque la mutua amistad, el afecto, la cercanía, permanecen intactos a lo largo del tiempo sin que sean necesarios los frecuentes encuentros.
A Gustavo Luján, por el sincero y mutuo aprecio, y por su valiosa ayuda, compañía, e interesantes anécdotas.
A Diana Sueldo, por su calidez, y por estar siempre atenta y valorando mis escritos.
A Martín Etchandi, por su andar apacible repartiendo siempre buena onda y bondades.
A Gabriela Gimenez Vega, porque me cuida y protege desde que era su aprendiz.
A los señores despachantes, sus dependientes y empleados que me han brindado un cordial y respetuoso trato.
A todos los que me ofrecen nada menos que su amistad y consideración, a los que me estimulan a seguir escribiendo, y a aquellos que quizás, en algunos casos, hasta sin ellos saberlo, con su personalidad o comportamiento, me han dado inspiraciones. Hago mención de sólo algunos: Cintia P.; Daniel G. y flia., y su reciente fallecida esposa Ana María G.; Miguel B.; Lidia R.; Fernando A.; Sergio M.; Matías F.; Reimond R.; Esteban T.; Carolina R.; Eduardo M.; Sandra; Gustavo M.; Cristina H.; Eduardo F.; Georgina F.; Eduardo J.; Juan y su esposa Gloria; Sergio S.; Fernando C.; Facundo B.; Mariano C.; Natalia R.; Víctor M.; Hernán G.N; Julián C.; Fabiana L.; Gustavo C.U.; Maricarmen B.; Omar O.; Miguel C.; Raul T.; Nadia R.E.; Ricardo O.; Martín P.; Gustavo S.; Paula R.M.R.; Omar M.; César C.; Daniel M.; Majo; Eduardo M.; Florencia B.; Gonzalo C.; Juan Pablo A.; Marcelo P.; Pablo Z.; Eduardo Fl.; Facundo C.; José A. E.; Juan P. M.; Gustavo V.; Laureano L.; Lucila M.D.; Luis D.V; María A.; Mariana y Martina; Martín A.; Nahuel A.; Pablo L; Ricardo B.; Rodolfo S.; Silvia C.; Yanina I.; Claudia; María L. R; Leonardo B.; Fabricio O.; Diego V.; Darío R.