Читать книгу Un curso de amor - Mari Perron - Страница 12
ОглавлениеEl aprendizaje en el tiempo de Cristo
El siguiente material fue recibido alrededor de un año después de completarse la transcripción de Un curso de amor. Es evidente que su propósito es servir como una ayuda para los lectores. También prevé la formación de grupos de encuentro.
I
A.1 Una gran diferencia entre Un curso de milagros y Un curso de amor tiene que ver con el paso al Tiempo de Cristo, que es un tiempo de aprendizaje directo en unión y relación con Dios. La palabra “aprendizaje” se emplea aquí en un sentido poco estricto, porque no se necesita aprendizaje cuando se está en unión y relación.
A.2 Sin embargo, al comienzo de tu trabajo con Un curso de amor, el aprendizaje y el desaprendizaje continúan. Continúan con el único propósito para el que siempre ha existido el aprendizaje: el de sacarte de la desconfianza que sientes en ti mismo y restituirte al amor por ti mismo. Otra forma de expresarlo sería sacarte de tu estado percibido de separación y devolverte a tu estado verdadero de unión. El aprendizaje sólo es necesario hasta que la percepción esté curada. La percepción de tu estado separado era la ilusión para la que se necesitaba una cura, la cura que se proporcionó en Un curso de milagros.
A.3 La percepción es el resultado del aprendizaje. La percepción es el aprendizaje.
A.4 Dado que la mente es el dominio de la percepción, nos hemos alejado un paso de dicho dominio apelando al corazón y a la capacidad del corazón de aprender de un modo nuevo. Por ello, se te insta a que no apliques tu pensar y tus esfuerzos –los medios habituales que utilizas para aprender– a este Curso de amor. Este Curso no es para la mente sino para el corazón. No es un camino de pensar y esforzarse, sino un camino de sentir, de facilidad y de relación directa. Te lo repito: en la relación directa que se alcanza en la unión, no se necesita ningún aprendizaje. Mientras no hayas reconocido realmente la unidad –lo cual puede ocurrir antes o después de finalizar el “Tratado sobre la naturaleza de la unidad y su reconocimiento”– continuarás percibiéndote como un ser que se dedica al aprendizaje. Éste es el único motivo de esta continuación del material didáctico ofrecido en Un curso de milagros. Mientras sigas poniendo esfuerzo en aprender lo que no se puede aprender, mientras te sigas considerando un estudiante que busca obtener lo que aún no tiene, no podrás reconocer la unidad en la que existes, y ser liberado del aprendizaje para siempre.
A.5 Esto no quiere decir que este Curso o el fin del aprendizaje te resultarán fáciles. Sin embargo, es la dificultad que tienes para soltar tu apego al aprendizaje a través de la aplicación del pensamiento y los esfuerzos lo que crea la percepción de la dificultad de este Curso. Por eso se te dice que sigas este Curso con el mínimo apego posible a tu viejo modo de aprendizaje. Si no lo comprendes, acepta que no lo comprendes y prosigue. Escucha las palabras como si una voz te las fuese diciendo, porque así es. Escucha, como escucharías a un amigo en una conversación. Escucha simplemente para oír lo que se está diciendo. Escucha simplemente para permitir que las palabras entren en ti.
A.6 Esto es lo que se recomienda para tu primera lectura del Curso.
A.7 Cuando consigues escuchar sin pretender comprender, sin querer captar el significado, sin aplicar el esfuerzo que estás acostumbrado a aplicar al estudio, pones en marcha la transformación que constituye el movimiento de la cabeza al corazón y de la separación entre ellos a su unión.
A.8 Entonces, desde la plenitud del corazón, estás preparado para volver a una segunda lectura del Curso. Desde la plenitud del corazón, descubrirás cómo se va desvaneciendo la dificultad y cómo va surgiendo –y surge– el entendimiento. Estás empezando a conocerte de un modo nuevo. Estás empezando a conocerte sin las percepciones y los juicios de la mente. Estás empezando a conocerte como verdaderamente eres, y empezarás a escuchar el lenguaje del Curso como el lenguaje de tu propio corazón.
A.9 Ahora podrás sentir una fuerte compulsión por compartir tu experiencia del Curso con los demás. ¿Qué crees que podrías encontrar entonces?
A.10 A menudo encontrarás el deseo de volver a leer el Curso, de leerlo en voz alta, de escucharlo hablado. Se trata de un deseo natural de permitir que las palabras del Curso entren en ti por otra vía más: la vía de la voz. Nuevamente, no hace falta –y ni siquiera se recomienda– que estas lecturas sean interrumpidas por la búsqueda de significado. Escucha. Responde. Permite que el significado sea revelado.
A.11 Descubrirás que lo que aceptas a través de este método es precisamente aquello que no se puede enseñar. Lo que aprendes a través de este método es precisamente aquello que no puede ser buscado ni alcanzado por medio de tu búsqueda. Lo que encuentras a través de este método es la receptividad. Estás volviendo a casa, al camino del corazón. Lo que se obtiene al compartir con los demás es una situación en la que “se aprende” en unidad, a través de la receptividad del corazón.
A.12 ¿Acaso te estoy diciendo que no cuestiones, que no entres en debate? Sólo te estoy diciendo que recibas antes de pretender percibir. Te pido que no recibas como quien carece de lo que otro tiene, ya que no se trata de la transmisión de información que tú no poseas. Te pido simplemente que recibas con el fin de aprender la receptividad, el camino del corazón. Te pido únicamente que hagas una pausa, que des un descanso a la mente, que entres en un dominio que es extraño para la mente y sin embargo apreciado por el corazón. Te pido simplemente que te des la oportunidad de permitir que te colme el alivio de no tener otra tarea a la cual aplicar tus esfuerzos. Te pido simplemente que te des la oportunidad de olvidarte de plantear esto como otro ejercicio más de autosuperación, u otro objetivo más que alcanzar. Sólo así podrás llegar a tomar conciencia de que ya estás realizado.
A.13 A través de la receptividad, aquello que a tu mente le resulta difícil aceptar, tu corazón lo acepta con facilidad. Ahora estás preparado para cuestionar lo que es necesario cuestionar. Ahora estás preparado para escuchar la respuesta que surge en tu propio corazón, o de la voz de la mujer o el hombre que está sentado a tu lado. Ahora estás preparado para escuchar sin juicios todas las voces que tienes a tu alrededor, a entrar en debate sin tener un objetivo marcado, de modo que tu ansiedad por decir lo que estás pensando no haga que te olvides de escuchar. Ahora estás preparado para permitir que el entendimiento llegue, sin la agresividad que implica salir en su búsqueda.
A.14 Eres paciente, amoroso y amable. Has entrado en el tiempo de la sensibilidad. Empiezas a escuchar lo que tus sentimientos te están diciendo sin las interferencias y las advertencias de tu mente pensante. Empiezas a confiar, y al empezar a confiar, empiezas a extender quien eres. Empieza a producirse el verdadero dar y recibir en un solo acto. Has entrado en la Relación Santa.
A.15 La labor de los facilitadores de esta clase de encuentros de corazones abiertos es la de redirigir al lector para que se aleje de la mente egoica, de modo que pueda volver a la plenitud de corazón o mente Crística. “¿Cómo te sientes?” es una pregunta más apropiada que: “¿Qué piensas?”. Es más apropiado compartir experiencias que compartir interpretaciones. Es más apropiado compartir procesos que compartir resultados. Los facilitadores evitarán que los lectores procuren encontrar una única interpretación correcta, ya que la única interpretación correcta es la que proviene del sistema de guía interno, propio de cada lector. Los asistentes a los grupos se irán sintiendo menos competitivos o interesados en afirmar sus creencias a medida que les vaya quedando claro que, a diferencia de otras situaciones de aprendizaje, aquí no existe una respuesta correcta ni un conjunto concreto de creencias a adoptar. El estudiante empieza a trascender la necesidad de creencias compartidas para llegar a la convicción y la autoridad personales.
A.16 ¿Es posible que los estudiantes se confundan? En otras palabras, aunque no haya ninguna respuesta “acertada” o interpretación correcta, ¿puede quizás haber respuestas “equivocadas” o interpretaciones inexactas? Ésta es una cuestión de unidad o separación, más que de correcto o incorrecto. En unidad y relación, cada persona no sólo es capaz de recibir la respuesta, sino que inevitablemente la recibirá y llegará al entendimiento o interpretación que es “correcto” para ella.
A.17 A aquellos que no entran en la unidad y en la relación, no se los puede ayudar, no se les puede arreglar la vida y tampoco se les puede mostrar los errores de sus percepciones. Sus percepciones seguirán siendo ciertas para ellos, porque su mente les ha dicho que lo son, y su creencia en la supremacía de la mente ha anulado de forma temporal la apertura de su corazón. La necesidad de algunos de permanecer en la situación didáctica de respuestas “correctas” e “incorrectas” será fuerte. Muchos no serán disuadidos de la lógica que les dice que tienen que trabajar duro para obtener algo de valor.
A.18 Que quede claro: es en la aparente ausencia de dificultad de este Curso donde reside su dificultad. Renunciar a la dificultad a favor de la facilidad es más de lo que algunos egos están dispuestos a aceptar. Renunciar al esfuerzo a favor de la receptividad es más de lo que algunos son capaces de aceptar. ¿Por qué? Porque es demasiado difícil. Va en contra de todo lo que han aprendido y de la naturaleza de la realidad en la que la mente ha funcionado. Al centrarnos en el corazón, pretendemos sortear esta dificultad en la medida de lo posible, pero cada uno la sentirá en algún grado, precisamente el grado hasta el cual es capaz de abandonar la dependencia de aquello que cree que le ha funcionado en el pasado.
A.19 El camino del corazón es el camino del tiempo de Cristo. El tiempo del Espíritu Santo ha pasado. El tiempo del intermediario ha terminado. El mayor intermediario de todos ha sido la mente. Se ha interpuesto entre tú y tu propio saber interior, atrapada en un sueño de percepción.
A.20 Colectiva e individualmente, habéis llegado a un nivel de frustración hacia lo que se puede enseñar que ha sobrepasado sus límites. Tu estado de preparación se experimenta como impaciencia. Muchos son capaces de cabalgar sobre la ola de esta impaciencia de un modo nuevo. Otros necesitan batallar contra ella un poco más.
A.21 Para aquellos que están preparados para un modo nuevo, el tiempo de las batallas ha terminado. Ya no les apetece entrar en más debates; no les apetece que se les demuestre que tienen razón o que están equivocados; no les apetece escuchar las pruebas a favor de éste o de aquel planteamiento. Se han cansado del modo de funcionamiento de la mente. Están preparados para volver a casa, al camino del corazón.
A.22 El modo de aprender en el tiempo de Cristo trae consigo una nueva clase de pruebas, que quedan demostradas de manera clara y evidente cada vez que se muestra la voluntad de poner fin a la dependencia respecto de la mente egoica y dejar atrás el infierno del ser separado. Lo que se demostrará y se compartirá es la lógica perfecta del corazón, y que el abandono del viejo método no traerá la ruina sino que traerá en su lugar la sabiduría que cada uno sabe que siempre ha poseído.
A.23 Los facilitadores pueden contar con que esta demostración se dará, incluso cuando haya muchos en un grupo que siguen apegados al modo de funcionar de la mente pensante. La demostración surtirá efecto para aquellos que observan desde un lugar de unidad, aun cuando no surta ninguno para el lector que no puede hallar en sí mismo la manera de aceptar la unión. No hay motivo para demorar el movimiento del grupo ni para sentir nada que no sea dulzura hacia aquellos que en este momento no son capaces de aceptar el nuevo método. No se causará ningún perjuicio a nadie por la demostración que se dará del poco provecho que obtienen aquellos que no son capaces de recibir.
A.24 A través de la receptividad es como se revela la sabiduría inherente a ser quien eres en verdad. Ser quien eres en verdad, aceptar tu identidad verdadera, es la meta de este Curso y de este nivel inicial de lo que, en un sentido poco estricto, doy en llamar “programa de estudios”. Es oportuno recordar y ser recordado, en este nivel, que ser fiel a tu Ser no es cuestión de alcanzar un estado ideal, o un estado de identidad exactamente igual al de otro. Tampoco es cuestión de ser abnegado. Estas ideas también forman parte del desaprendizaje de este Curso, y es preciso rechazarlas.
A.25 Es natural entonces que los lectores se pregunten qué motivo habría para seguir esforzándose, y al preguntárselo lleguen de nuevo a la muy difícil transición que los aleja del esfuerzo. En la unidad, la perfección es la realidad. Tu realidad es la unión. Por ello, no hace falta esforzarse ni por la unidad ni por la perfección. La “respuesta” para los que necesiten retos, es el reto planteado en el llamamiento a residir en unidad y a expresar la divinidad de su naturaleza por medio de compartir en unión y relación. Este llamamiento se trata con mayor detalle en el desarrollo de los Tratados.