Читать книгу Un curso de amor - Mari Perron - Страница 13
ОглавлениеIntroducción
I.1 Este curso fue escrito para la mente, pero sólo para dirigir la mente a apelar al corazón. Para dirigirla a escuchar. Para dirigirla a aceptar confusión. Para dirigirla a cesar su resistencia al misterio, su búsqueda de respuestas, y para girar su foco hacia la verdad y alejarlo de lo que sólo la mente puede aprender.
I.2 Lo que la mente aprende sólo reordena la realidad. La mente, entonces, se atiene a la nueva realidad como a un nuevo conjunto de reglas, sin ningún cambio. Ve la realidad a través de estos nuevos constructos mentales y llama “nuevo” a este modo de ver. Para apoyar su nueva realidad, debe insistir en que otros sigan estas nuevas reglas. La verdad, dice, ha sido hallada, y está “aquí”, en estas nuevas reglas, y no en aquellas antiguas. La mente te dirá, entonces, cómo sentirte, de acuerdo con sus reglas, y se resistirá a todos los modos de sentir, a todos los modos de ser que parezcan ir en contra de estas reglas, como si supiera, a causa de estas reglas, cómo son las cosas.
I.3 La mente hablará de amor, y sin embargo mantendrá el corazón prisionero de sus nuevas reglas, de sus nuevas leyes, y seguirá diciendo: “Esto es correcto” y “Esto es erróneo”. Hablará de amor y no verá su intolerancia ni sus juicios. Hablará de amor para ser servicial y con toda sinceridad, y sin embargo la misma lógica que usa, a pesar de ser nueva, hiere el corazón del más sensible, de aquellos más llamados al amor y a su dulzura. “Hago mal en sentirme así”, se dice a sí misma la persona de corazón sensible y, convencida de que otro sabe lo que ella no sabe, recubre su sensibilidad con protección.
I.4 Piensas que para compartir debes ser capaz de hablar el mismo idioma, por lo que retrocedes al lenguaje de la mente, con su precisión. La mente odia estar confusa, abierta, mantenerse abierta y no saber. Desea anclas que la sujeten a un lugar, y amarrada allí sufre los embates del mar de cambios, resiste la corriente, se fortalece a sí misma contra la tormenta. La mente volverá siempre a donde se siente a salvo y segura de sí misma, y así, no va a ninguna parte y no ve ninguna transformación, ni creación, ni el nuevo horizonte que implicaría un desafío a su realidad.
I.5 La mente no puede mantener abiertas las puertas del corazón, y sin embargo nos volvemos hacia dentro, hacia la mente, y le mostramos dónde reside su apertura, dónde mora la dulzura, dónde se halla el saber del amor. Lo único que la mente puede hacer es reordenar la realidad y mantenerla quieta, cautiva y ceñida a reglas. Las leyes del amor no son leyes como éstas. Las leyes del amor no son reglas, hechos, ni respuestas correctas. Las leyes del amor traen libertad espiritual, la libertad que se encuentra más allá de las creencias, más allá del pensamiento, más allá del acatamiento a cualquier autoridad que no sea el propio corazón de uno.
I.6 El corazón es necesario para guiar a la mente por un camino en el que ella no desea ser guiada, un camino de unión, un camino que no admite la posición separada de la mente, sus reglas ni sus respuestas correctas. El corazón es necesario porque él es quien tú eres y está donde tú estás y responde en amor a lo que es uno con él. Somos un solo corazón.
I.7 Somos una sola mente. La ruta a la unicidad (4) y a la unión, a la vida en una forma que acepta la unicidad y la unión, a una humanidad restaurada a la totalidad, es a través del corazón de la mente.
I.8 Este Curso les parecerá correctivo a algunos, fácil a otros, complejo a otros. La mente puede decir: “Sí, sí, ya lo sé. Dime algo que no sepa”. La mente puede tambalearse ante las contradicciones, aferrarse a verdades conocidas, comparar esta sabiduría con otra. La mente intentará entender con su propia lógica y luchará contra la lógica del corazón. La mente buscará nuevas reglas, y tal vez esté dispuesta a reorganizar su realidad una vez más.
I.9 La mente es su propia realidad. No puedes escapar de la realidad de la mente con la mente. No puedes aprender cómo escapar de la realidad de la mente con el patrón mental del aprendizaje ni con la lógica. No puedes vivir en un mundo nuevo y fresco, y conservar la realidad de la mente.
I.10 No hay un “todo el mundo” a quien yo le hable, a quien le dé estas palabras. No hay una mente aislada, solitaria, separada, para quien yo diga estas palabras. Estas palabras son dichas de corazón a corazón, de Un Corazón a Un Corazón.
I.11 “Todo el mundo” es sólo un concepto. Estas palabras se dan a cada Uno. Son oídas solamente por uno “solo”, y con esto quiero decir en la santidad del Corazón Uno. Somos un solo corazón. Somos una sola mente. Unidos en la plenitud del corazón, somos el cielo del mundo. Reemplazamos la amargura por dulzura. Habitamos en la realidad del Corazón Uno, el lugar de nacimiento de la creación, el lugar de nacimiento de lo nuevo.
I.12 Lo nuevo no es aquello que siempre ha existido. No es aquello que puede pronosticarse. No es aquello que puede formarse y mantenerse inviolable. Lo nuevo es el amor de la creación desplegándose. Lo nuevo es la expresión del amor. Lo nuevo es el verdadero reemplazo de lo falso, la desaparición de la ilusión, la alegría dada a luz entre la pena. Lo nuevo está aún por crearse, de Un Corazón a Un Corazón.
I.13 Éste es un curso para el corazón. El lugar de nacimiento de lo nuevo.
4- En Un curso de milagros, la palabra oneness es traducida como “unicidad”. Sabiamente, su traductora explica en una nota al pie (situada en la lección 83) que según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra “unicidad” hace referencia a la “cualidad de único”, pero que en Un curso de milagros esa palabra se empleará exclusivamente para expresar la “cualidad, estado o hecho de ser uno”. En esta obra, continuamos utilizando este vocablo con el mismo sentido.