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ОглавлениеPalabras en torno a la traducción
Al arribar a puerto al final de una travesía que ha durado dos años y un mes (a diferencia de la del búho y la gatita, que navegaron un año y un día), parece oportuno hacer una última pausa antes de desembarcar, para repasar el cuaderno de bitácora y comentar algunas de las incidencias de la navegación, por si conocerlas sirve de utilidad al lector que está a punto de iniciar su propia travesía.
En estos tiempos de sensibilidad al lenguaje inclusivo y no sexista, quizás convenga comenzar haciendo eco de lo que dice Glenn Hovemann en su prólogo: “[el Curso] habla en igual medida a “ella” y a “él”, a las hermanas y a los hermanos, y valida con fuerza los caminos femeninos del saber.” Esto es más evidente en la lengua inglesa, en la que para la mayoría de los sustantivos no se distingue entre el género masculino y el femenino, y el uso de los pronombres personales en tercera persona indica claramente si el sujeto del verbo es hombre o mujer, como también lo hacen los pronombres posesivos en tercera persona. Hacer esta inclusividad patente en la lengua española es más complicado, y hemos preferido no entorpecer el fluir de las enseñanzas de Jesús intentándolo.
La polisemia de muchas palabras inglesas también trae complicaciones a la hora de traducirlas, y algunos casos concretos se han comentado en notas al pie. Sirva como botón de muestra la palabra “way” que en sus diversas acepciones puede significar: camino, vía, modo, forma, manera, costumbre, sentido, entre otras muchas. Por otro lado, en la mayor parte de la obra, Jesús nos habla directamente a nosotros, o sea, a la segunda persona, que en inglés no distingue entre tú, vosotros y ustedes. En la traducción hemos ido intercambiando entre el singular y el plural, como mejor nos ha parecido en cada caso, confiando en la benevolencia del lector, si en algún momento el salto de uno a otro llama la atención.
Ahora bien, las presentes palabras no pretenden ser una disquisición sobre el arte de traducir y sus dificultades; esa es materia para obras técnicas. No es aconsejable leer los tres libros de la presente edición desde la perspectiva de un estudiante deseoso de practicar su capacidad para el análisis de textos. Como dice Jesús en el texto titulado “El aprendizaje en el tiempo de Cristo”:
Se te insta a que no apliques tu pensar y tus esfuerzos –los medios habituales que utilizas para aprender– a este Curso de amor. Este Curso no es para la mente sino para el corazón. No es un camino de pensar y esforzarse, sino un camino de sentir, de facilidad y de relación directa. (A:I.4)
Este camino de sentir y de relación directa –aunque no siempre de facilidad– es el que hemos recorrido Lorena Miño y yo como compañeras de travesía. Lorena ha desempeñado la función de correctora de textos, yo la de traductora, funciones en las que cada una tenemos una larga trayectoria profesional. Y hemos pasado horas juntas reflexionando sobre pasajes complejos, matices sutiles, y estructuras sintácticas ambiguas (¡en las que Jesús es un gran artista!). Nuestro empeño, ante todo, ha sido comunicar el mensaje de Jesús con la mayor fidelidad, y conseguir que el lector de habla española lo reciba con la misma potente carga energética que transmite el texto en inglés. Y no lo hemos hecho solas, sino que nos hemos sentido guiadas y acompañadas por una gracia divina en todo momento a lo largo de este proceso. He perdido la cuenta de las veces que ante una dificultad concreta hemos optado por dejarlo en ese momento y esperar ayuda. Y haciendo eco de lo que dice Mari Perron, al poco tiempo “las palabras surgían desde dentro, más o menos como pensamientos que yo no pensaba”. Ha sido una experiencia que no ha dejado de asombrarme, y en muchas ocasiones me ha provocado una carcajada por la forma divertida en que la solución ha llegado.
Como cualquier viaje a un lugar desconocido que se viva desde el corazón, esta travesía nos ha transformado a las dos, cada una por nuestra parte, y juntas, en unidad. Hemos vivido la experiencia de crear una relación sagrada entre nosotras que nos ha mostrado los milagros que se producen cuando elegimos dejar a un lado el ser egoico.
Y así, con este talante, es como animo a ponerse en marcha a quien se dispone para realizar esta travesía. Es larga, y llena de palabras; también de retos, sorpresas y regocijo. Vislumbrar el destino desde este punto de partida es imposible. El destino es inimaginable, os lo aseguro; es un lugar completamente nuevo, así que ¡a disfrutar de la travesía!
El mundo, el universo, es tu pareja, y sólo ahora oyes la música que imbuye de gracia todos tus movimientos, todos tus actos, todas tus expresiones de amor. Aunque esto pueda parecer lenguaje metafórico, no lo es. Escucha y oirás. Oye, y no podrás evitar regocijarte en la danza. (C:20.34)
Coralie Pearson, traductora