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4. CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL: ¿UNA REALIDAD AÚN NO CONSOLIDADA?

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En la actualidad, estamos inmersos en una nueva etapa industrial: la llamada cuarta revolución industrial –también conocida, entre otras denominaciones, como revolución digital y robótica, industria 4.0, revolución industrial 4.0 o revolución tecnológica 4.0–. Esta popular revolución, cuyo final resulta aún muy difícil de prever, se caracteriza precisamente por la combinación de dos fenómenos muy relevantes, la digitalización y la robotización de la economía –que se estudiarán con más detalle en el siguiente capítulo–, y se concreta plenamente en las tecnologías que alcanzan su mayoría de edad, como la robótica, la nanotecnología, la realidad virtual, la impresión 3D y 4D, el Internet de las Cosas36, la inteligencia artificial, la biología avanzada, etc.

El concepto de industria 4.0 surge en Alemania, concretamente en el año 2011, para describir la “fábrica inteligente” y se refiere a lo que se ha denominado como la “cuarta revolución industrial”, impulsada por la transformación digital y la introducción de las tecnologías digitales y robóticas en la industria. Estas tecnologías permiten la hibridación entre el mundo físico y el digital, y esta conexión habilita que dispositivos y sistemas colaboren entre ellos y con otros sistemas para crear una industria inteligente, logrando nuevos productos, procesos y modelos de negocio37.

Concretamente, este término de nueva industria 4.0 fue empleado por primera vez en la Feria de Hanover (en alemán, Hannover Messe; salón de la tecnología industrial) en el año 2011, por los líderes del comercio que aquí acudieron. Más tarde, en la misma feria del año 2013, se hizo público un interesante informe donde se detallaba este término y sus principales implicaciones, de aquí que los autores enmarcan que el concepto tuvo aquí su génesis38. Este nuevo término recibe también otras denominaciones como la “ciberusina, ciberfábrica, usina digital, industria digital, fabricación avanzada, futurprod, integrated industry, smart-industries, intelligent manufacturing system. El concepto de Industria 4.0, expresa la idea que el mundo se encuentra en los prolegómenos de lo que podría llamarse la 4ta Revolución Industrial (o sea, en una fecha próxima a un hito importante en el desarrollo industrial, que justifique decir que se ha iniciado una nueva fase o una nueva etapa)”39.

Se puede destacar, por otro lado, que el concepto de cuarta revolución industrial viene siendo ampliamente analizado y discutido en el escenario del Foro Económico Mundial40 –en adelante, FEM–, también conocido como Foro de Davos41. Concretamente, el Fundador y Presidente Ejecutivo de esta organización internacional para la cooperación público-privada42, Klaus Schwab, ha manifestado en algunas de sus intervenciones que esta nueva revolución industrial no se define por un conjunto de tecnologías emergentes en sí mismas, sino por la transición hacia nuevos sistemas que están construidos sobre la infraestructura de la revolución digital (anterior)43. Definición esta que ha completado posteriormente, al señalar que la cuarta revolución industrial, muy diferente a la anterior, se caracteriza por una gama de nuevas tecnologías que fusionan los mundos físico, digital y biológico, impactando a todas las disciplinas, economías e industrias, e incluso desafiando las ideas sobre lo que significa ser humano44.

En la línea de lo anterior, se ha señalado también que esta cuarta etapa industrial, que comenzó a desarrollarse a principios de este siglo, “afecta de lleno a la organización del trabajo”45 y viene apoyada por un Internet mucho más ubicuo y móvil, por sensores más pequeños y potentes que se han vuelto más baratos, y por la inteligencia artificial y el machine learning (conocido ampliamente como aprendizaje automático46 o aprendizaje automatizado)47.

Coincidimos con otros autores en que la “definición (de cuarta revolución industrial) de Schwab no es muy precisa. Menciona elementos como la robótica, la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas o la edición genética –la mayor parte, técnicas originadas hace varias décadas–, pero poniendo el énfasis en su interconexión: ‘the inexorable shift from simple digitization (the Third Industrial Revolution) to innovation based on combinations of technologies (the Fourth Industrial Revolution)’ (Schwab, 2017, 52). Lo primero que se debe decir de esta definición es que es idéntica a la que Rifkin (2011) había dado sobre la tercera revolución industrial. Parece pues que, paradójicamente, la nueva revolución nos llevará… ¡donde nos debería haber dejado la anterior!”48.

Además de la definición de cuarta revolución industrial que ofrece Schwab, existen otros muchos conceptos como el que muestra el informe “Industria conectada 4.0: La transformación digital de la industria española” del entonces Ministerio de Industria, Energía y Turismo, que define la industria 4.0 como “la cuarta revolución industrial, que se basa en la disponibilidad en tiempo real de toda la información relevante al producto, proporcionada por una red accesible en toda la cadena de valor, así como la capacidad para modificar el flujo de valor óptimo en cualquier momento. Esto se logra a través de la digitalización y la unión de todas las unidades productivas de una economía. Para ello es necesaria la fusión de tecnologías tales como Internet de las Cosas (IoT), computación y cloud, big data y ciberseguridad, así como las complementarias: móvil, analytics, M2M, impresión 3D, robótica y comunidad/ compartición”49.

Uno de los principales rasgos de la cuarta revolución industrial es, en nuestra opinión, la inexorabilidad, pues no hay muchas formas de impedir que el tiempo transcurra y de evitar las consecuencias de los profundos avances de la tecnología. Un segundo rasgo de esta última etapa industrial, defendido acertadamente en algunos trabajos, es que a diferencia de lo que ha sucedido en las demás revoluciones anteriores, incide de forma generalizada sobre todas las economías –con mayor o menor grado de desarrollo–, con importantes repercusiones sobre la práctica totalidad de los sectores productivos existentes –tanto tradicionales como emergentes–, conllevando cambios de gran calado para todos los empleos con independencia de su cualificación y de la forma de prestación –por cuenta ajena o propia–, y que afectan a todos los empleados y empresas cualquiera que sea su dimensión y entidad50. Otro rasgo muy característico de esta cuarta etapa es, sin lugar a dudas, el de la enorme rapidez y celeridad con la que los cambios tecnológicos se producen, generando efectos en las economías, en las organizaciones productivas y en los distintos empleos de una manera que se podría calificar de atropellada51. Un cuarto rasgo también destacable de esta cuarta etapa es que está generando un enfoque centrado en ecosistemas digitales, o lo que es lo mismo, está fomentando la creación de modelos de negocios innovadores basados en la interconexión de millones de consumidores, máquinas, productos y servicios52.

Ahora bien, hay quienes señalan que la característica diferencial más significativa de esta cuarta revolución es que, por primera vez, se trata de una revolución premonitoria, en la medida en que no describe un período del pasado, un conjunto de innovaciones conocidas o sus consecuencias sociales y económicas53. “Ni siquiera sabemos quiénes son los actores que llevarán a cabo estas innovaciones, ni cuáles serán sus objetivos. Considerando quien(es) son sus portavoces, no parece que sean otros que las grandes corporaciones tecnológicas que dominan las tecnologías de la comunicación y de la información actuales, o los entramados financieros que las sustentan. El único mensaje que se transmite de manera clara es que habrá ganadores y perdedores. Estos últimos serán los países, las instituciones o los individuos que no sepan adaptarse”54.

Una vez que conocemos, aunque sea mínimamente, el escenario concreto en el que se sitúan los avances tecnológicos asociados a la cuarta revolución industrial, vamos a proceder al estudio de dos de los fenómenos que mejor la caracterizan.

1. Respectivamente: en inglés (revolution), francés (révolution), italiano (rivoluzione), portugués (revolução), rumano (revoluţie) y noruego (revolusjon).

2. Puede consultarse el Diccionario de la RAE en el siguiente enlace: http://www.rae.es/.

3. Otros conocidos diccionarios, como v.gr el Diccionario Enciclopédico Espasa, define el término revolución como la “acción y efecto de revolver o revolverse”. Vid. el enlace que se muestra a continuación: http://espasa.planetasaber.com/default.asp.

4. Se puede consultar la Enciclopedia Británica (en inglés, Encyclopedia Britannica) en el siguiente enlace: https://www.britannica.com/.

5. En inglés: Revolution, in social and political science, a major, sudden, and hence typically violent alteration in government and in related associations and structures. The term is used by analogy in such expressions as the Industrial Revolution, where it refers to a radical and profound change in economic relationships and technological conditions.

6. Cid, G., “Reseña de ‘El mundo en movimiento: el concepto de Revolución en Iberoamérica y el Atlántico norte (siglos XVII-XX)’ ”, Historia, vol. 53, núm. 1, 2020.

7. En similares términos: Zermeño Padilla, G., “Revolución: entre el tiempo histórico y el tiempo mítico”, Historia y grafía, núm. 45, 2015; Fernández, J., “Depurando el concepto de revolución”, Trabajo de Fin de Grado, s.f.; Cid, G., “Reseña de ‘El mundo en movimiento: el concepto de Revolución en…”, op. cit.; y Aibar Puentes, E., “Revoluciones industriales: un concepto espurio”, Oikonomics: Revista de economía, empresa y sociedad, núm. 12, 2019, pág. 2.

8. Villoro, L., “Sobre el concepto de revolución”, Revista del Centro de Estudios Constitucionales, núm. 11, 1992, pág. 277; Aibar Puentes, E., “Revoluciones industriales: un concepto…”, op. cit., pág. 2.; y Ricciardi, M., “¿Ha terminado la revolución? Historia del concepto y valoración política”, Espiral, vol. 15, núm. 44, 2009.

9. Aibar Puentes, E., “Revoluciones industriales: un concepto…”, op. cit., pág. 2.

10. Aibar Puentes, E., “Revoluciones industriales: un concepto…”, op. cit., pág. 2. Vid. también, Ricciardi, M., “¿Ha terminado la revolución? Historia del concepto…”, op. cit.

11. Aibar Puentes, E., “Revoluciones industriales: un concepto…”, op. cit., pág. 2

12. Ibídem.

13. Ibídem.

14. Mendizábal Bermúdez, G., “Introducción”, en AA.VV. (Mendizábal Bermúdez, G., Sánchez Castañeda, A. y Kurczyn Villalobos, P., Coords.), Industria 4.0: Trabajo y seguridad social, Instituto de investigaciones jurídicas, México, 2019, pág. XV.

15. Así se ha señalado también en los trabajos de Monereo Pérez, J.L., “Un nuevo Estatuto de los Trabajadores del…”, op. cit., págs. 78 y ss.; Vila Tierno, F., “Emprendimiento y trabajo autónomo como formas de huida…”, op. cit., págs. 45 y ss.; Vila Tierno, F., “Elementos normativos e…”, op. cit., págs. 105 y ss.; Molina Navarrete, C., “La ‘gran transformación’ digital y bienestar…”, op. cit., págs. 5 y ss.; Sánchez-Rodas Navarro, C., “Poderes directivos y nuevas…”, op. cit., pág. 163 y ss.; y Cruz Villalón, J., “Las transformaciones de las relaciones laborales ante la digitalización…”, op. cit., pág. 15.

16. A partir de los datos que se incluyen en los siguientes trabajos: González-Páramo y Martínez-Murillo, J.M., “Cuarta revolución industrial, empleo y estado de bienestar”, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Madrid, 2017, págs. 1-27; Masala, A., “What Will The Fourth Industrial Revolution Require?”, Institute for Research in Economic and Fiscal Issues (IREF), 2018, https://en.irefeurope.org/Publications/Online-Articles/article/What-Will-The-Fourth-Industrial-Revolution-Require; y Longás Crespo, H., “Las tres revoluciones industriales: La industia 4.0 y el regreso de las fábricas desplazadas a Asia, los nuevos retos de la industria occidental”, El país, 2014, disponible en: https://elpais.com/elpais/2014/10/17/media/1413577081_550723.html. Las imágenes 1 a 10 se han extraído del tercer trabajo citado; las imágenes 11 a 14 han sido creadas a través de Photoshop; y las imágenes 15 a 22 proceden de Wikimedia Commons.

17. Algunos años más tarde, el filósofo alemán Friedrich Engels (1820–1895), cofundador junto con Karl Marx del materialismo dialéctico y del comunismo moderno, empleó el término con profusión en su obra “Sobre las condiciones de la clase obrera en Inglaterra”, publicada el 1845, en la que a partir de su estancia en Manchester y tras un minucioso estudio social y demográfico, describía con mucho detalle las penosas condiciones de vida de los obreros y sus salarios míseros, y constataba que ambos elementos habían empeorado de manera considerable comparándolos con la situación de los trabajadores agrícolas y ganaderos de la época. En esencia, Engels consideraba la revolución industrial como la conjunción entre las innovaciones en el ámbito textil y la máquina de vapor. Vid. Aibar Puentes, E., “Revoluciones industriales: un concepto…”, op. cit., pág. 2.

18. Caracterizada por el surgimiento de la relación social de producción –industrial–. Vid. Molina Navarrete, C., “La ‘gran transformación’ digital y bienestar en el…”, op. cit., pág. 6.

19. Calduch, R., “La estructura económica internacional del siglo XIX”, Estudios Internacionales de la Complutense, vol. 8, núm. 3, 2006, págs. 35-81.

20. Smith, A., An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nation, Londres, 1776.

21. Calduch, R., “La estructura económica…”, op. cit., págs. 35-81.

22. Ibídem.

23. González-Páramo y Martínez-Murillo, J.M., “Cuarta revolución industrial, empleo y…”, op. cit., pág. 5.

24. Bilbao, L.M. y Lanza, R., “Historia económica”, Universidad Autónoma de Madrid, 2009, disponible en: https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/11139/55646_HistoriaEconomicaCC.pdf?sequence=1.

25. Se puede destacar que estos avances propios de la segunda revolución industrial se apoyaban mucho más que las innovaciones técnicas anteriores en la aplicación de la ciencia a los procesos industriales. Vid. Rubio Mayoral, J.L., “Desarrollo económico y educación. Indicios históricos en las primeras revoluciones industriales”, Educación XX1: Revista de la Facultad de Educación, núm. 9, 2006, pág. 43.

26. González-Páramo y Martínez-Murillo, J.M., “Cuarta revolución industrial, empleo y…”, op. cit., pág. 7.

27. Ibídem.

28. Bilbao, L.M. y Lanza, R., “Historia…”, op. cit.

29. Durante esta etapa industrial, la producción, la economía y, por tanto, las sociedades, se iban transformando, paradójicamente, a través de sutiles cambios e innovaciones tecnológicas que se tornaban abruptos en el tiempo. Vid. Marotta, D., Lauriño, L. y Zambrano Sequín, L., La IV Revolución Industrial y sus Impactos sobre el Mercado Laboral: Implicaciones para Venezuela, Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, 2019, pág. 5.

30. Al respecto, vid. el trabajo de Monereo Pérez, J.L., “El Derecho Social y del Trabajo en el mundo de la tercera revolución industrial”, Estudios de derecho judicial, núm. 16. (dedicado a las “Transformaciones del Derecho en la mundialización”), 1999, págs. 219-306.

31. Aunque se pueden encontrar en Internet muchos trabajos donde se considera que Programma 101 (desarrollado entre 1962 y 1964) fue el primer ordenador personal (vid. v.gr. Perotto, P.G., P101: Quando l’Italia inventò il personal computer, Edizioni di Comunità, 2015; Antúnez Sánchez, A., “La industria 4.0. Análisis y estudio desde el Derecho en la 4ta Revolución Industrial”, Advocatus, 16(32), 2019, pág. 114; y Estrella Contreras, A., Arqueología informática: la calculadora programable Programma 101, Universitat Politècnica de València, 2015, págs. 1 y 13), existen también numerosas referencias donde se especifica que fueron otros dispositivos como, por ejemplo, Altair (desarrollado en 1974), los primeros ordenadores personales de la historia (vid. v.gr. Encyclopedia Britannica, https://www.britannica.com/technology/personal-computer; y Lean, T., Electronic Dreams: How 1980s Britain Learned to Love the Computer, Bloomsbury Publishing, London, 2016).

32. González-Páramo y Martínez-Murillo, J.M., “Cuarta revolución industrial, empleo y…”, op. cit., pág. 7.

33. Acemoglu, D., “Technical change, inequality, and the labor market”, Journal of Economic Literature, vol. XL, 2002, pág. 8.

34. González-Páramo y Martínez-Murillo, J.M., “Cuarta revolución industrial, empleo y…”, op. cit., pág. 8.

35. Mínguez Torres, E., “La importancia de la energía en las revoluciones industriales”, Lección inaugural para la apertura del curso académico 2015/16, 2015, pág. 8.

36. En inglés, Internet of Things, abreviado IoT. IdC, por sus siglas en español.

37. Vid. la Resolución de 29 de junio de 2016 por la que se establecen las bases reguladoras para la concesión, en régimen de concurrencia competitiva, de las ayudas para el programa Industrias del futuro 4.0 orientado a proyectos de investigación industrial y desarrollo experimental estratégicos centrados en tecnologías industriales innovadoras, y se procede a su convocatoria para el año 2016 (código de procedimiento IN854A). - Diario Oficial de Galicia de 14-07-2016.

38. Antúnez Sánchez, A., “La industria 4.0. Análisis y estudio desde el Derecho…”, op. cit., págs. 112-113.

39. Ibídem.

40. World Economic Forum, WEF por sus siglas en inglés.

41. De manera similar, el concepto de cuarta revolución industrial ha sido tratado en otros contextos académicos, por ejemplo, en el de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (RACEF), en cuyas publicaciones más recientes se puede apreciar que esta nueva revolución significa para Europa, no solo un reto, sino que también una oportunidad muy valiosa para reindustrializarse y readaptar sus sectores productivos a fin de hacer frente a la dura competencia de otros países (con salarios mucho más bajos), que en los últimos tiempos han hecho caer la participación relativa de Europa en la economía mundial. Sobre este particular, vid. RACEF, Perspectivas económicas frente al cambio social, financiero y empresarial, Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras, Barcelona, 2016, pág. 74.

42. Y uno de los principales entusiastas de la cuarta revolución industrial.

43. Vid. al respecto Perasso, V., “Qué es la cuarta revolución industrial (y por qué debería preocuparnos)”, BBC News, 2016, disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-37631834 (consultado el 18-08-2019).

44. Schwab, K., “The Fourth Industrial Revolution, by Klaus Schwab”, World Economic Forum, disponible en: https://www.weforum.org/about/the-fourth-industrial-revolution-by-klaus-schwab (consultado el 18-08-2019). En este mismo sentido, Patiño Vengoechea, J.G., “La cuarta revolución industrial”, Revista Ingenierías USB-med, vol. 10, núm. 1, 2019, pág. 1.

45. Torrecilla García, J.A., Pardo Ferreira, C. y Rubio Romero, J.C., “Industria 4.0 y transformación digital: nuevas formas de organización del trabajo”, Revista de trabajo y seguridad social (CEF), núm. extraord., 2019, pág. 27.

46. Para profundizar sobre el aprendizaje automático, vid. el trabajo de Avellaneda Menchón, J., “Aplicación del aprendizaje automático a la ciber seguridad: previsión de su impacto económico y social”, en AA.VV., Nuevas tecnologías y mercado de trabajo: una aproximación multidisciplinar, Laborum, Murcia.

47. Schwab, K., The Fourth Industrial Revolution, World Economic Forum, Ginebra, 2016. En la introducción de esta obra se señala expresamente lo siguiente: “I believe that today we are at the beginning of a fourth industrial revolution. It began at the turn of this century and builds on the digital revolution. It is characterized by a much more ubiquitous and mobile internet, by smaller and more powerful sensors that have become cheaper, and by artificial intelligence and machine learning”.

48. Aibar Puentes, E., “Revoluciones industriales: un concepto…”, op. cit., pág. 6.

49. Ministerio de Industria, Energía y Turismo, “Industria conectada 4.0: La transformación digital de la industria Española”, Ministerio de Industria, Energía y Turismo, Madrid, 2015, pág. 114.

50. García Jiménez, M., “Revolución industrial 4.0, sociedad cognitiva y relaciones laborales: retos para la negociación colectiva en clave de bienestar de los trabajadores”, Revista de trabajo y seguridad social (CEF), núm. extraord., 2019, pág. 152.

51. García Jiménez, M., “Revolución industrial 4.0, sociedad cognitiva y relaciones laborales: retos para la…”, op. cit., pág. 153.

52. Por ello, se exigen nuevas competencias profesionales que permitan la aplicación de mejoras a lo largo de toda la cadena de valor; por ejemplo, el pensamiento crítico, la creatividad, la inteligencia emocional, etcétera. Al mismo tiempo, se exigen nuevas competencias profesionales técnicas, es decir, conocimientos propios de las redes ciberfísicas y los ecosistemas digitales. Al respecto, vid. los siguientes trabajos: Escudero Nahón, A., “Redefinición del ‘aprendizaje en red’ en la cuarta revolución industrial”, Apertura: Revista de Innovación Educativa, vol. 10, núm. 1 (dedicado a la formación integrada a las competencias digitales), 2018, pág. 151; Slama, D., Puhlmann, F., Morrish, J. y Bhatnagar, R., Enterprise IoT: Strategies and best practices for connected products and services, O’Reilly Media, Sebastopol, 2015; y Morita Alexander, A., García Ramírez, M.T. y Escudero Nahón, A., “Análisis de la percepción de las competencias genéricas en instituciones de educación superior en México”, Revista de educación y desarrollo, vol. 38, 2016, págs. 69-78.

53. Aibar Puentes, E., “Revoluciones industriales: un concepto…”, op. cit., pág. 7.

54. Ibídem.

La cuarta revolución industrial y su impacto sobre la productividad, el empleo y las relaciones jurídico-laborales: desafíos tecnológicos del siglo XXI

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