Читать книгу Cuerpo, función tónica y movimiento en Psicomotricidad - Miguel Sassano - Страница 7

CAPÍTULO 1
El tono muscular.
Actitud, postura y relajación

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Tono:

“El tono se manifiesta por un estado de tensión muscular, que puede ir desde la contracción exagerada (hipertonía) hasta una descontracción en estado de reposo (hipotonía)” (Coste, 1979).

“Estado de tensión permanente de los músculos” (Macagno et al., 1998).

“Vehículo privilegiado de comunicación y expresión” (Aucouturier, 1985).

Función tónica:

“Resultado de un aprendizaje en el que se relacionan las funciones cerebrales y neurovegetativas de la persona, traduciéndose por un estado de tensión muscular” (Comellas y Perpinyá, 2003).

“El desarrollo psicomotor nos enseña que la utilización y el control de la función tónica es el resultado de un aprendizaje que pone en juego las funciones cerebrales y neurovegetativas del individuo” (Coste, 1979).

Emoción:

“Agitación de las pasiones, sensación fuerte, del francés emotion: excitar, incitar, conmover, influido por la relación que hay en francés entre mouvir: mover y motion: movimiento” (Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española. Guido Gómez de Silva. México, Fondo de Cultura Económica, 1991).

Actitud:

“Tendencia constante a percibir y reaccionar en un determinado sentido” (Rogers, 1975).

“Postura del cuerpo, disposición del ánimo, del italiano attitudine, actitud, postura, disposición, tendencia natural” (Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española. Guido Gómez de Silva. México, Fondo de Cultura Económica, 1991).

“Predisposición positiva o negativa hacia una actividad o tema determinado. Comporta una valoración y una implicación emocional y tiende a mostrarse estable” (Comellas y Perpinyá, 2003).

Nada puede integrarse realmente al ser, sin pasar primero por su organización tónico-emocional.

André Lapierre

El término tono deriva del griego tonos, que significa tensión. Podemos definir entonces al tono muscular como la tensión ligera a la que se halla sometido todo músculo en estado de reposo y que acompaña también a cualquier actividad postural o cinética. Esta tensión puede ir desde una contracción exagerada (paratonía o catatonía) hasta la decontracción (hipotonía) y no es constante sino que por el contrario, es sumamente variable en cada músculo y está armonizada en cada momento en el conjunto de la musculatura, en función de la coordinación estática y dinámica del individuo (Ballesteros Jiménez, 1982).

El tono muscular es el acompañante permanente de la existencia del hombre en el mundo, ya que existe en el estado de reposo, durante la ejecución de un movimiento, durante el mantenimiento de una actitud, durante una acción muscular y durante el sueño. La abolición total del tono supone la muerte.

La función tónica es la función fundamental en el enfoque psicomotor del sujeto humano, en razón de los diversos aspectos que ella reviste. El tono es un fenómeno nervioso muy complejo, constituye la trama de todos los movimientos, sin desaparecer en la inacción; recubre todos los niveles de la personalidad psicomotriz y participa en todas las funciones motrices (equilibrio, coordinación, disociación…). Es ante todo el vehículo de expresión de las emociones (Coste, 1978).

Es, además, el soporte esencial de la comunicación “infraverbal”, del “lenguaje corporal” y también un criterio de definición de la personalidad, puesto que varía de acuerdo con la inhibición, la inestabilidad y la extraversión que la caracterizan.

Junto con el esquema corporal, la función tónica es un concepto básico de la Psicomotricidad. Los primeros estudios de que fue objeto señalan el nacimiento de la disciplina, especialmente con Dupré (Coste, 1978).

Observemos algunos aspectos del tono teniendo en cuenta los elementos enunciados.

Dice J.C. Coste (1978) que, en primer lugar, “el tono es un fenómeno nervioso. La experiencia de Brondgeest (1860) con una rana decapitada puso en evidencia la existencia del tono muscular. La destrucción de los centros nerviosos superiores no impide que subsista en los miembros inferiores cierta tensión muscular que desaparece con la denervación (interrupción de los influjos motores) (…) ‘Se trata de un estado de semicontracción de naturaleza nerviosa’ ”.

Rademaker (citado por Coste, 1978) afirma: “El tono es una tensión de los músculos por la que las posiciones relativas de las diversas partes del cuerpo se mantienen correctamente, y que se opone a las modificaciones pasivas de esas posiciones”. En ello tiene que ver, sobre todo, la contracción tónica. Se trata de un tétano de baja frecuencia, lo que la distingue de la contracción fásica.

Se establece lentamente, pero persiste, resistiendo a la fatiga. Sobre todo, es permanente. Los centros superiores ejercen una acción moderadora y, por tanto, regulan las reacciones tónicas (Sherrington, 1896, citado por Coste, 1978).

Se aprecia el estado del tono cuando se comprueba la resistencia de un músculo a la movilización pasiva de un segmento corporal. Una marcada resistencia es indicio de hipertonía y una resistencia débil, de hipotonía. En condiciones normales, el músculo esquelético estriado se halla en reposo sólo aparente. En la medida en que está inervado, es asiento de una leve pero constante contracción tónica (Coste, 1978).

Otro aspecto básico es el reflejo miotático, “que es el propio mecanismo del tono. En un animal espinal (cuyos centros nerviosos hayan sido destruidos) un dispositivo registra, a través de cierto estiramiento de un músculo, una tensión muscular superior a la que podría presumirse por la elasticidad del músculo. Cuanto mayor el estiramiento, mayor es la tensión del músculo. El mecanismo de aparición de esta tensión responde a la definición de reflejo: provocado por un estímulo y adaptado a él, estereotipado y previsible. Tal es el reflejo miotático, que cesa con el estiramiento y se mantiene localizado en el músculo estimulado. La denervación lo suprime (como suprime todos los reflejos)” (Coste, 1978).

En principio, el reflejo miotático (o de estiramiento) depende sólo de dos tipos de neuronas: la fibra sensorial aferente 1a y la motoneurona alfa. Los terminales sensoriales de la fibra 1a tienen terminales en el músculo que son sensibles al estiramiento; se espiralizan alrededor de la región central no contráctil de un huso muscular u órgano fusiforme. Las aferentes 1a en la médula espinal hacen sinapsis con las motoneuronas alfa, que terminan en el músculo, para formar un arco reflejo monosináptico.

“El huso muscular es un receptor de estiramiento que contiene un pequeño haz de fibras intrafusales especiales, que son distintas de la masa de fibras musculares extrafusales que constituyen la mayor parte del músculo. Este órgano es excitado por el estiramiento del músculo, pero su actividad se extingue desde el momento en que se inicia la contracción. Las fibras musculares extrafusales están inervadas por las motoneuronas alfa; estas fibras son las que hacen que el músculo desarrolle tensión y se contraiga. Las fibras musculares intrafusales están presentes en un número mucho menor y contribuyen poco a la tensión global del músculo. Están inervadas por un grupo separado de motoneuronas, las motoneuronas gamma. Luego, se volverá al control gamma de las fibras intrafusales.

Los cambios en la longitud global de un músculo son detectados por las terminales aferentes 1a al notar los cambios en la longitud de los segmentos centrales no contráctiles de las fibras musculares intrafusales, localizadas en la región central de cada huso muscular. Es importante destacar que los husos musculares están dispuestos en paralelo respecto a las fibras musculares extrafusales. De este modo se estiran cuando el músculo es estirado por una fuerza externa (por ej.: gravedad actuando sobre el cuerpo) o por la contracción de un músculo antagonista. El alargamiento de la región central del órgano fusiforme provoca un incremento de la descarga sensorial aferente 1a y, debido a las uniones sinápticas establecidas por las aferentes 1a con las motoneuronas alfa en la médula espinal y su descarga causa una contracción refleja de las fibras musculares extrafusales. Cuando el sistema es perturbado por una fuerza que estira el músculo, la descarga aferente 1a incrementada provoca una descarga aumentada de motoneuronas alfa y, por tanto, una mayor contracción de las fibras musculares extrafusales inervadas por dichas motoneuronas” (Cervino, 2006).

El resultado es, frente a un estiramiento del músculo entero, un cierto grado de acortamiento (contracción) de dicho músculo. “Esta contracción refleja se contrapone a la fuerza que inicialmente había estirado el músculo devolviéndole hacia su longitud inicial. Al reducir la tensión de las fibras intrafusales, este reflejo disminuye la descarga sensorial de las aferentes 1a hasta que el sistema se encuentra en un estado estacionario. Aunque el reflejo de acortamiento tiende a alcanzar la longitud original del músculo, no llega a compensar completamente al cambio” (ibid.).

El músculo no vuelve a su longitud original debido a que la ganancia del bucle de retroalimentación no es infinita.

Continúa Cervino: “Si se secciona la raíz dorsal por la que la aferente 1a entra en la médula espinal, se ocasiona la perdida de ‘tono’ o cierto grado de contracción en los músculos correspondientes y ya no pueden contraerse de forma refleja al ser estirados” (ibid.). Un aspecto interesante es que los músculos quedarán flácidos aunque la inervación motora queda intacta y conectada con la médula espinal. Esta reacción indica que las fibras aferentes proporcionan una señal sináptica continua a las neuronas que inervan los músculos y son responsables, al menos en parte, del tono muscular, el estado de contracción parcial del músculo que existe en ausencia de movimiento activo.


El reflejo miotático: A. Estado estacionario con un ligero peso mantenido por contracción de las fibras extrafusales. B. Una carga mayor sobre el músculo hace que se estire, lo que provoca contracción refleja vía excitación aferente 1a. Si se corta la aferencia abre el bucle de retroalimentación y el peso estirará el músculo (perfil a trazos) sin contracción compensatoria de las fibras extrafusales (Cervino, 2006).

Por otro lado, cuando a un animal se le secciona el neuroeje, disociando a la médula espinal del encéfalo, se obtiene un estado motor muy peculiar, denominado rigidez de descerebración: todos los músculos del animal (y muy especialmente los extensores) se encuentran en contracción permanente (estado denominado hipertonía). Si se intenta forzar esta rigidez en el miembro posterior del animal, el miembro opone una resistencia a esta fuerza en forma de una contracción activa del músculo: justamente, es el reflejo miotático.

“Es evidente, a partir de estas explicaciones, que el reflejo miotático constituye un sistema que opera para mantener la longitud del músculo cerca de un valor preseleccionado, a pesar de los cambios en la carga aplicada al mismo. Este mecanismo, que opera sin un control consciente, es importante para el mantenimiento de la postura. Los músculos posturales deben mantener el esqueleto erecto frente a la atracción gravitatoria. Los músculos extensores, de manera especial, están sujetos al estiramiento por acción de la fuerza de la gravedad. La flexión de una extremidad por la gravedad aplica un estiramiento a los órganos receptores fusiformes en los extensores. En respuesta a este estiramiento, las fibras 1a descargan y excitan sinápticamente a las motoneuronas alfa que inervan las fibras musculares extrafusales de los extensores. La contracción resultante se opone a la fuerza que tiende a flexionar la extremidad. Esta reacción tiene lugar frecuentemente cuando se viaja de pie en un colectivo durante un recorrido agitado” (Cervino, 2006).

Según Coste, debe distinguirse el reflejo miotático tónico del reflejo miotático fásico; se obtiene mediante la percusión de un tendón (la mayoría de las veces ese reflejo se verifica en el nivel del tendón rotuliano). El reflejo miotático tónico fue estudiado primeramente por Charcot y Vulpian (1863), y definido por Sherrington y Brondgeest.

“Como la amplitud de un reflejo tendinoso (miotático fásico) varía en el mismo sentido que el tono muscular, la intensidad de éste se estima mediante la amplitud de aquélla. Es la razón del usual estudio del balanceamiento de la pierna bajo el efecto del martillo de reflejo. Todas las contracciones musculares se ven facilitadas por el fenómeno de inervación recíproca de Sherrington, que consiste en una inhibición de los músculos antagónicos de los que entran en juego en la acción investigada” (Coste, 1978).

El mecanismo del anillo gamma, elaborado por Sherrington en 1896, explica el proceso de la contracción muscular independiente de las influencias del sistema nervioso central. Recordemos que la transmisión del influjo nervioso es un proceso a la vez químico y eléctrico, suscitado y sostenido por las células nerviosas a lo largo de las grandes vías motrices y sensitivas de nuestro sistema nervioso. Pero en el nivel del músculo, o más exactamente, del huso neuromuscular (complejo órgano sensorial que está presente en todos los músculos estriados) existe un sistema de regulación autónomo. Este sistema es el anillo gamma, que permite comprender el origen del tono muscular. Toma su nombre de las fibras nerviosas gamma, que producen una contracción del miotubo (polo de las células del huso neuromuscular). Las fibras alfa producen, por su parte, una contracción del músculo (Coste, 1978).

“La anterior explicación del reflejo de estiramiento ha sido una simplificación al omitir el mecanismo que determina el punto de ajuste de la longitud del huso muscular. La longitud del punto de ajuste es aquella longitud del huso, mas allá de la cual la descarga la produce la contracción refleja de la musculatura extrafusal, contrarrestando las fuerzas que tienden a estirar el músculo. Es un proceso análogo al de conexión del termostato en un dispositivo de control de la temperatura.

¿Cómo se determina el punto de ajuste de la longitud del huso? Antes de dar respuesta a esto hay que recordar que las porciones contráctiles de los extremos de las fibras musculares intrafusales se disponen en serie con las regiones sensoriales medias en estas fibras. Las porciones contráctiles de las fibras están inervadas por las motoneuronas gamma, que tienen sus somas celulares localizados en la sustancia gris de las astas ventrales de la médula espinal. Estas motoneuronas son más pequeñas que las motoneuronas alfa que inervan las fibras extrafusales, y sus axones (eferentes gamma) sólo inervan las fibras musculares intrafusales de los órganos fusiformes. Las motoneuronas gammas y las fibras musculares intrafusales se denominan colectivamente sistema fusimotor” (Cervino, 2006).


Los sistemas alfa y gamma. Sobre la fibra muscular intrafusal se puede observar al centro la salida del axón de la sensorial 1a y la inervación por la motoneurona gamma a ambos lados. La parte estriada del músculo es contráctil. La región central es no contráctil y está sometida a estiramiento ya sea por la actividad de la motoneurona gamma o por elongación del músculo en cuyo interior se encuentra. Los estímulos dolorosos en la piel activan ambos sistemas simultáneamente, acortando el músculo. El estiramiento del músculo sólo activa la motoneurona alfa (Cervino, 2006).

La activación de este sistema por las órdenes nerviosas desde los centros motores del cerebro o desde las conexiones reflejas en la médula espinal, provocan el acortamiento de las porciones contráctiles terminales de las fibras intrafusales que estiran la porción sensorial no contráctil de las fibras intrafusales. Este estiramiento provoca un incremento de la actividad sensorial y un acortamiento reflejo de las fibras musculares extrafusales hasta que los órganos fusiformes alcanzan su nueva longitud de referencia.

“Un estiramiento aplicado al músculo proporcionara una descarga sensorial 1a adicional, lo que provocará una descarga adicional de las motoneuronas alfa, de modo que la longitud del músculo se aproximara a la nueva longitud escogida. Igualmente, una reducción en la excitación estacionaria del sistema fusimotor por señales procedentes del encéfalo, vuelve a poner el sistema en marcha para mantener una mayor longitud. El sistema también se activa reflejamente junto con el sistema motor alfa en respuesta a estímulos dolorosos procedentes de la piel, así como durante un movimiento voluntario. Esta coactivación de las motoneuronas alfa y gamma sirve para preservar de la inactividad al huso muscular durante la contracción de las fibras musculares extrafusales y mantiene la sensibilidad frente al estiramiento de los órganos fusiformes a diferentes longitudes del músculo” (Cervino, 2006).

Según Coste, “la actividad gamma es permanente. El reflejo de estiramiento es tanto más fuerte cuanto mayor la actividad gamma. Un dispositivo está destinado a limitar el efecto de una actividad gamma demasiado intensa. Esta actividad se incrementa con la contracción sostenida y decrece con el estiramiento sostenido. Es pues, en realidad, un sistema regulador del reflejo miotático que evita la producción brusca de los movimientos que caracteriza a la verdadera actividad refleja, con la torpeza que la acompaña” (Coste, 1978).

Algunos de sus caracteres pueden explicarse porque existe un umbral del estiramiento pasivo, por un lado, y de la actividad gamma por otro, para que la respuesta tónica se produzca en forma adecuada. Esa actividad gamma se refuerza antes de la ejecución de los actos motores y los prepara, mientras la excitación nociceptiva (estímulo doloroso) acrecienta la actividad poniendo en estado de alerta (Coste, 1978). “Así, gracias a esta actividad específica del músculo, la precisión de los gestos, su modulación, su desarrollo sin brusquedades y su regulación, se ven reforzados y se asegura constantemente el mantenimiento del equilibrio, a causa de la tensión de los músculos extensores que luchan contra la gravedad (músculos antigravitatorios) permitiendo, tanto al hombre como al animal, mantenerse erguido” (ibid.).

Por último existen influencias procedentes del sistema nervioso central. El tono muscular es un fenómeno de naturaleza refleja cuyo origen se sitúa en el músculo, pero cuya regulación depende del cerebelo. De este modo, cuando se suprimen todas las estructuras centrales y la totalidad de las reacciones de estabilidad, de enderezamiento y de equilibrio, el reflejo miotático se mantiene.

La experiencia de Sherrington permite comprobar un incremento excesivo de la tensión de los músculos extensores en la que se maniflesta la llamada “rigidez de decerebración”. El propio reflejo miotático es excesivo. Se suprimen todas las reacciones de sostén de la adaptación estática y del equilibrio cuyos orígenes residen en el músculo (aunque se mantienen todos los reflejos laberínticos) (Coste, 1978).

Estos son, brevemente expuestos, algunos de los aspectos neurofisiológicos del tono. Este enfoque neurofisiológico, si bien es esencial para la comprensión de los mecanismos del tono, no reviste, sin embargo, importancia fundamental para la psicomotricidad. Hay otros aspectos que sí revisten interés verdadero para el especialista, pues son los que debe enfrentar en su tarea cotidiana.

El tono es la “trama” del movimiento. El movimiento humano, en todas sus formas, aun la de su ausencia (la relajación), se elabora sobre un fondo tónico, que es a la vez su sustrato y su materia.

Al principio es indiferenciado y mal distribuido en el niño, cuya maduración aún es imperfecta; cobra precisión, se ajusta y se afirma progresivamente. Se especifica para cada uno de nuestros movimientos, sean o no voluntarios, en cada una de nuestras actitudes, en nuestras posturas y aun en nuestro reposo (Coste, 1978).

Cuerpo, función tónica y movimiento en Psicomotricidad

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