Читать книгу Pequeño circo - Nando Cruz - Страница 14
UN CONCIERTO IMPORTANTE Y ESPERADO
ОглавлениеIÑIGO PASTOR: Yo hice el cartel del concierto de Sonic Youth de la sala Rock Club de Madrid. Vinieron justo antes de que GASA editase Daydream Nation. Ya conocía sus discos. Era una visita importante. Comparado con los grupos que venían al Rock Club, lo de Sonic Youth ya era como otro género, otra historia. De hecho, fue el grupo que rompió con todo.
JAVIER CORCOBADO: Empecé a enredar con el ruido y el «caos sonoro controlado», como lo llamaban algunos, en 1980-1981, y conocí a Sonic Youth en el 86. Entonces me gustaron mucho y me sentí cercano a ellos.
ALEJO ALBERDI: A Javier Corcobado lo había visto con 429 Engaños en el Rock-Ola. Salían dando hostiazos a un yunque. Al principio, yo era bastante escéptico ante esas propuestas. Me parecía tremendista y forzado. Estaban en la onda de SPK y Throbbing Gristle. Luego ya vino Mar Otra Vez y Demonios Tus Ojos. Todo eso apareció en paralelo al rock de Malasaña.
JAVIER CORCOBADO: Mar Otra Vez éramos la antítesis de la Movida madrileña. Era difícil convivir con eso, pues se nos consideraba un grupo musicalmente muy violento. No había circuito para grupos como Mar Otra Vez. Tocábamos en bares y salas de rock, galerías de arte, en performances al aire libre… Vamos, allí donde nos dejaban.
Conocí a los hermanos Colis en un concierto de Mar Otra Vez, en enero de 1987, en Logroño. Nacho cantaba y tocaba en un grupo que actuó antes que nosotros y Javier estaba entre el público, pero creo que ya nos conocíamos de las noches madrileñas en el Agapo. Demonios tus ojos iba a ser mi primer disco en solitario, pero Javier Colis insistió en que el proyecto debía convertirse en grupo, y así fue.
Demonios Tus Ojos tocamos con Sonic Youth en Madrid y en Barcelona. Cuando nos encontramos con ellos en la prueba de sonido del Rock Club, ellos mismos cargaban sus cajas llenas de guitarras y sus amplis. Solo los acompañaba el técnico de sonido.
En la prueba de sonido de Zeleste, comenzaron a estudiarnos, a observar nuestros amplificadores de veinte vatios, mi guitarra Tormenta, que entonces llevaba seis primas afinadas aleatoriamente, un platillo roto de Nacho Colis que al final le robó Steve Shelley… En nuestro concierto, Lee Ranaldo y Thurston Moore estaban en primera fila con los ojos como platos.
El más grato recuerdo que guardo de aquella experiencia fue una larga conversación con Lee Ranaldo en la que hablamos de la reconstrucción de guitarras eléctricas moribundas, afinaciones diversas, Glenn Branca, la no wave, los excelentes efectos del vino, el cava… Fue el que me cayó mejor.
FERNANDO PARDO: Encima de Rock Club había un restaurante y allí estaban comiendo. Thurston Moore era un bigardo de cojones: altísimo y grandón. A Javier lo conocía de cuando patinábamos a finales de los 70.
JAVIER CORCOBADO: ¡Qué gran guitarrista es Fernando! De niño, él venía con Julián Sanz16 y conmigo a montar en monopatín, cuando nos aventurábamos por el barrio de Moratalaz.
FERNANDO PARDO: En algunos bares de Madrid, había mucho vértigo hacia ciertos tipos de música. Para mucha gente, escuchar entero el Funhouse de los Stooges o el primero de la Velvet era un puñetazo. Eso separó mucho a gente que escuchaba una música más accesible. Sonic Youth era de estos grupos que gustaban mucho y que también eran muy odiados en el Agapo. Era el típico grupo sobre el que se hacían comentarios como los que se hacen sobre Picasso, «lo que hacen estos lo puedo hacer yo sin tener ni idea de tocar la guitarra». Ya no eran The Birthday Party, Magazine, Wire o derivados del postpunk más accesible. Era el siguiente paso y mezclado con una agresividad que buscaba herir. Era un concierto esperado.
IÑIGO PASTOR: El día del concierto de Sonic Youth vi gente nueva. No eran los tradicionales del local. Ese día no había nadie de Malasaña. Lee Robinson, un amigo que trabajó en Munster y fue cantante de los A-10 y los Sin City Six, decía que Madrid es muy rock and roll; que gustaba Johnny Thunders y poco más. Murky y Guillermo Monje sí estuvieron.
MURKY LÓPEZ: Conocí a Sonic Youth gracias al hermano de Eva17. Me pasó una cinta. En una cara estaba el Sister y en la otra, el EVOL. Yo tenía reticencias con los gustos del hermano de Eva. Nosotros éramos más del Ruta y él era más del Rockdelux, y por un rollo talibán absurdo con respecto a todos los grupos que me descubría su hermano y que venían del Rockdelux, yo ponía mala cara. Pasó con Sonic Youth y también con los Pixies.
Salieron Sonic Youth y fue lo más alucinante que había visto nunca en un concierto. Nunca había escuchado un grupo con esas guitarras y ese sonidaco. Todos nos quedamos alucinados. Estuvimos en primera fila. Guillermo llevaba una camiseta hecha por él mismo de los Butthole Surfers y yo llevaba una hecha por mi madre de Pussy Galore. También vino Eva.
Patrullero Mancuso nos formamos casi entonces. A Guillermo y a mí nos gustaba investigar y metimos esa influencia de Sonic Youth ya al principio.
FERNANDO PARDO: Recuerdo el puñetazo, el puñetazo que suponía ver a Sonic Youth en directo. Estabas preparado para ciertas cosas, pero no para otras. Y recuerdo la de guitarras que llevaban. Cambiaban de guitarra a cada canción. Las siguientes veces que les vi, ya los tenía más asimilados, pero esa primera fue un impacto absoluto.
IÑIGO PASTOR: Desde la cabina del disc-jockey, yo tenía una visión perfecta del escenario. Detrás había dos cabinas de teléfonos para llamar desde dentro de la sala. Llamé a mi hermano y le dije, «Gorka, te voy a poner una cosa alucinante». No se entendía nada, claro. Había un barullo acojonante. Grabé todo el concierto con un micrófono de ambiente que había en la cabina, el mismo micro que usa el pincha, enfocando hacia el escenario.
La grabación es terrible, pero todos los piratas de Sonic Youth de esa época suenan por el estilo. Yo quería sacar dos temas en un single del fanzine y el grupo mostró mucho interés en el tema. Les mandé la grabación y me escribieron diciendo que podía usar las canciones que me diera la gana. También lo masterizó Tomás Fernando Flores, que trabajaba con Chema Rey de ayudante de Jesús Ordovás en el Diario pop. Necesitaba pasar la casete a un formato profesional, que en este caso fue una bobina abierta.
El gesto de Sonic Youth al cederme ese material que yo había grabado de una manera arcaica y antiprofesional fue muy importante. Eso disparó el fanzine. Independientemente de que estuviera escrito en castellano, salió para todo el mundo. Imprimimos casi dos mil ejemplares de ese número18.
JAVIER CORCOBADO: Michael Gira, de Swans, escuchó el disco de Demonios Tus Ojos, así como la gente de la compañía Blast First, que editaba a Sonic Youth. GASA me propuso grabarlo en inglés. Lo hice, pero el resultado es muy malo y tampoco prosperó que se editará en Estados Unidos. Las letras las tradujo Maribel Schumacher, que trabajaba en la delegación de GASA en Nueva York. Al poco tiempo, Warner compró DRO y GASA.