Читать книгу La herencia maldita - Nathan Burkhard - Страница 5

Оглавление

Voces... Susurros... Dos mundos... Una guerra... Un final.

¿Por qué defenderlos? ¿Por qué protegerlos de su inminente destrucción, de su extinción?

Si tratan de derrocar a su mismo creador, tratando de deslumbrar al mundo con reyes falsos, con frases y actos supuestamente puros, cuando lo primero que desean es gobernar y destruir todo a su paso.

Creyéndose invencibles, intentando manipular a todo aquel que se encuentre a su alrededor, viendo a humanos cazar humanos, viendo al hombre destruyendo su único hogar, viendo al niño con sangre en las manos, viendo un futuro desgarrador.

Se necesita un motivo.

Se necesita fe, mi fe perdida.

Esperanza donde no la hay.

¿Por qué? Si lo único que me han enseñado a lo largo de estos cortos años, es la crueldad de su mano, el veneno de sus palabras y el dolor que emiten sus corazones. ¿Por quién luchar? Si Dios mismo me ha dejado en un camino al cual debo hallar yo misma, encontrándome entre demonios y pistas que solo son pequeñas luces que en tenue oscuridad son las únicas que pueden darme los designios de un Dios que yacía perdido en mi propia voluntad.

Demonios, son los únicos que pudieron darme una verdad, oscura, pero una verdad dolorosa. El unirme a ellos con el único objetivo de poder destruir todo a mi paso y poder formar un nuevo mundo a la imagen perfecta, a la viva imagen del inicio, donde el humano sería la escoria, el esclavo, el inferior.

Desatar una guerra, una guerra para poder obtener la verdad y el dominio absoluto.

Pero todo ello me atemorizó y llenó mi corazón de dudas, una guerra no sería la solución, llevaría más de una especie a morir en medio del campo de batalla, al exterminio de razas, de voluntades y generaciones.

Y esa la más grande de las incertidumbres, mi gran pesar, de no poder saber a quién salvar, el ser egoísta y salvarme a mi mí misma o a mi familia, a mi novio, a la humanidad o a mi raza entera y encontrar un motivo para dejarles vivir.

Mi rumbo se ha visto errante y cambiante ante los designios del hombre, la conspiración del destino a mostrar un camino errado, ante la voluntad de Dios a negarse mostrarme un verdadero rumbo.

La batalla enfrentada solo manchó mi alma y mis manos de sangre, entendí en ese instante que mi madre habló de ello a su gente, y entre la desesperación y el anhelo de ver a su pueblo aún vivo entre razas superiores, sus antepasados, incluso su misma familia marcaron su rumbo, cargando una maldición que para condena de mi alma, la llevo corriendo por mis venas, esa maldición que corre por mi sangre, esa herencia maldita que me tocó vivir. Y preguntarme día a día y noche tras noche.

¿Por qué salvarlos? ¿Defenderles de la destrucción? ¿Qué fue mi padre y que hizo mal? ¿Y qué me heredó al nacer?

Abran sus mentes, no cierren los ojos y escuchen bien a su alrededor, porque el final de sus días puede comenzar hoy.

“Nuestro silencio nos hace únicos”

Natle Sullivan

La herencia maldita

Подняться наверх