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Capítulo 7

La única ley verdadera es la que conduce a la libertad.

Richard Bach

LA LIBERTAD DE CORRER AL MÁXIMO

¿Libertad? Parece un concepto extraño para mezclarlo con lesiones y técnica cuando hablamos de correr, ¿no es así? Sí, todos tenemos libertad para correr a pesar de los compromisos de la vida diaria, pero ¿cuántos de nosotros gozamos de libertad psicológica para correr como nos gustaría? Por dolorosa que resulte, la respuesta es muy pocos.

La libertad psicológica de rendir a mayor nivel está dentro de todos nosotros, pero solemos poner límites a esa libertad (fig. 7.1). Tal vez te digas: «Nunca conseguiré correr 10 km en 40 minutos» o «No necesito el entrenamiento con intervalos». Para conseguir un nivel cómodo acorde con tus expectativas, tendrás que imponer unos límites voluntarios a tu rendimiento máximo. Has elegido no ser libre.

Dentro de los límites que te has marcado, ahora tienes capacidad para la autosatisfacción. Habiendo determinado que no te es posible correr 10 km en menos de 40 minutos, estarás muy satisfecho si corres en 40:30, pensando que has corrido tan bien como sabes. Al evitar el entrenamiento con intervalos, podrás estar feliz de sentirte siempre bien y no «sufrir dolor» cuando corres. No obstante, sin los límites autoimpuestos a nivel subconsciente, sabes que podrías hacerlo mejor.


Figura 7.1. «Restricciones que impone la vida.»

Por supuesto, es imposible gozar de una libertad absoluta en lo que se refiere a correr. La vida impone límites; intervienen consideraciones sociales como la familia, el trabajo y la comunidad, junto con circunstancias físicas como el tiempo meteorológico, la topografía y la gravedad, que definen los parámetros de tu posible rendimiento máximo.

Por las circunstancias de la vida, la libertad psicológica es tu capacidad para mitigar el efecto de las limitaciones naturales y elevarte a un nivel superior. Para hacer eso, debes trabajar de manera consciente en desarrollar tu disposición mental y tu psique para correr.

Primero hay que plantearse la fuente de esas limitaciones naturales. Tal vez te sientas culpable de sacar tiempo para correr cuando podrías estar dedicándolo a tus hijos o a labores domésticas. Tal vez te hayas criado en una familia que no valoraba el ejercicio y consideraba que correr era una pérdida de tiempo en comparación con aprender a tocar un instrumento musical o volcarte en los estudios. Incluso quizá sientas que no estás listo para emprender una tarea tan exigente como correr o inscribirte en una carrera. Tus límites personales tal vez sean actuales o se hayan inculcado a lo largo de los años.

De forma similar y en el ámbito físico, tal vez creas que eres demasiado pesado para correr o que las rodillas no aguantarán los impactos. Quizá haga demasiado calor en verano, demasiado frío en invierno o creas que donde vives no es un buen sitio para correr.

Y si ya corres, pero evitas los intervalos, tal vez sea una limitación autoimpuesta, pero también es válida. Si tu técnica para correr tiene fallos, los intervalos no sólo «dolerán» en el sentido de que comportan un sufrimiento momentáneo, sino que pueden derivar en lesiones.

En todos estos casos, el conocimiento es la clave para superar las limitaciones. El conocimiento de tus circunstancias te permite compaginar con éxito tu actividad deportiva con la familia y la vida hogareña. Conocer bien el material para correr, la hidratación y el reposo te permite correr en cualquier circunstancia. Conocer tu vecindario y tu ciudad te permitirá encontrar rutas aptas para entrenar.

Y lo más importante es saber de qué modo correr te brinda la posibilidad de correr con libertad. Cuando conoces tu cuerpo y sabes cómo corres, no tienes miedo de incurrir en sobreentrenamiento, ni temes las lesiones. Realmente puedes ser libre para correr largas distancias, correr intervalos duros. Podrás ser libre para correr más rápido que nunca.

Para alcanzar un rendimiento máximo, debes tener suficiente libertad psicológica para superar tus limitaciones. Comienza con el establecimiento de una técnica correcta para correr. Tener fe en tu técnica te brinda la confianza para superar las limitaciones y explorar tu verdadero potencial.

A medida que mejores con el desarrollo de tu fuerza, velocidad, flexibilidad, coordinación y tolerancia física, tu disposición mental se volverá mucho más fuerte. Con una mente tenaz, dejarás de temer correr muchos kilómetros, correr demasiado duro durante los entrenamientos o practicar los ejercicios que te aportarán la capacidad de rendir a un nivel más alto. En vez de temer o evitar el dolor de un esfuerzo muy duro, tu nueva disposición mental disfrutará de la experiencia de comprobar lo duro que puedes rendir.

Cuando en una época tal vez temías a nivel subconsciente enfrentarte a una nueva marca personal en los 10 km, tus nuevos conocimientos y libertad te permiten mirar hacia delante y gozar de la experiencia mientras te impones nuevas pautas personales. Sí, seguirá doliendo, pero el dolor momentáneo de un esfuerzo cabal quedará amortiguado por la enorme satisfacción de tus logros personales.

¿Cómo va a suceder todo esto? ¿Cómo vas a superar toda una vida de limitaciones para convertirte en un corredor más sabio, más fuerte, más confiado y más rápido? Bueno, no ocurrirá de repente, será un proceso evolutivo que implica tener paciencia, aprendizaje, concentración y determinación. Al principio tal vez te sientas respaldado mientras pasas de un régimen de 48-64 kilómetros semanales a otro con menos kilómetros y más ejercicios. Pero mientras sigues los pasos para aprender el método de la postura en carrera descubrirás todo un conjunto.

Las lesiones persistentes se desvanecerán y olvidarán. La que antes era tu velocidad máxima se convertirá en un ritmo sostenible. Tu miedo a correr con intervalos se verá remplazado por la emoción anticipada ante un entrenamiento con intervalos. Las carreras inminentes dejarán de ser algo que temes, y se convertirán en oportunidades para reescribir tu libro de marcas personales. Habrás adquirido la libertad necesaria para tener éxito.

¿Cómo correr?

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