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EL VIEJO/NUEVO PROBLEMA DEL INTERSEX Y DON QUIJOTE
ОглавлениеPero el problema del intersex no es nuevo. De hecho, es bastante antiguo. Ya se había descrito en Inglaterra y en Canadá, hasta el punto de que en 1988 se sabía del problema del intersex en ciertos ríos ingleses, pero no se entendía qué había podido originar este proceso. John Sumpter, ecotoxicólogo de la Universidad de Brunel, en Londres, fue quien alertó sobre estas anomalías en su país y estableció una hipótesis ambiental. Con el tiempo, me lo he encontrado en muchas ocasiones, viajando por Europa y América, y siempre he sentido un gran respeto por la valentía y la firmeza con la que presentó su hipótesis del intersex ante la comunidad científica…
Porque, en realidad, quienes nos dedicamos al problema de la disrupción endocrina desde el principio solemos parecer unos locos visionarios, una especie de Quijotes empeñados en ver el mal, o el peligro, o uno de esos monstruos salidos de una particular galería de los horrores, en aquellos lugares en los que la mayoría de las personas ven solo un nuevo compuesto, un nuevo experimento, una nueva, fantástica, rentabilísima y utilísima aplicación.
Al igual que en el caso de las pinturas para buques que acabo de mencionar, cuando alzamos la voz para advertir del peligro que entrañan somos tachados casi de locos que se empeñan en cerrarle las puertas al progreso. En nuestra lucha contra las corporaciones, somos, lo que puede ser incluso peor, como lunáticos empeñados en luchar con las pobres lanzas de nuestra razón, la ciencia, la lógica y la prevención, contra enormes y gigantescos molinos de viento empeñados en seguir girando por más que queramos detenerlos.
Y es que son centenares los investigadores, ambientalistas, zoólogos, ecólogos y biólogos que consideran plausible la hipótesis de disrupción endocrina para explicar las observaciones que les procura la mirada atenta a la naturaleza. No tienen dudas sobre la gravedad del problema y tratan de explicarlo recurriendo a múltiples argumentos mecanicistas. Mientras tanto, el problema se agrava. Nosotros, como clínicos interesados, seguimos su discurso desde la barrera y tratamos de no cometer errores y adaptar, a pies juntillas, sus enseñanzas. Llevamos grabada en lo más profundo del alma la pregunta que se hacía el malogrado Louis Gillette: «¿De verdad creéis que somos muy diferente del caimán?».
El problema radica en que, en no pocas ocasiones, nuestras suposiciones, nuestras teorías y, por tanto, nuestros avisos, funcionan a toro pasado. Y a menudo detectamos antes el problema que la causa que lo ha originado.
Es, por ejemplo, lo que le ocurrió a nuestro amigo John Sumpter, que llevaba años alertando del intersex en los peces de los ríos ingleses como quien pregonaba en el desierto. Tiempo después, cuando en el laboratorio de Soto y Sonnenschein en Boston se identificó que el nonilfenol, un tensioactivo o surfactante8 empleado en detergentes y en la industria papelera y textil, era un estrógeno ambiental, John lo tuvo claro: midió cuántos residuos de este detergente había en el agua y en los sedimentos de ciertos ríos de su país. Así pudo, por fin, comunicar a la comunidad científica que este compuesto químico era el que causaba su devastador efecto sobre los pececitos.
ALQUILFENOLES | Ejemplos | USO 1 | USO 2 |
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Nonilfenol | Nonilfenol polietoxilados: empleados en surfactantes industriales, comerciales y del hogar y como auxiliar en textiles y pieles, pinturas, pesticidas, procesamiento de metales y films | Lubricantes, aditivos, resinas de formaldehido, resinas epoxi, estabilizante de polímeros | |
Octilfenol | Resinas fenólicas, neumáticos, aislamiento eléctrico, adhesivos, pinturas y tintas | Octilfenol polietoxilado: empleado emulsionante para polimerización, finalización en textiles y piel, formulación de pesticias, pintura al agua, medicinas en veterinaria | |
Pentilfenol y heptilfenol | Resinas fenólicas (novolac y resol) | Germicida, agente de vulcanizado |
Figura 2: Algunos ejemplos y usos de disruptores endocrinos derivados del fenol.
Pero el mal ya estaba hecho: los ríos estaban contaminados, el organismo de los peces se había alterado… Y, una vez más, un nuevo interrogante abierto y todavía sin respuesta: ¿de qué manera podría estar afectando el nonilfenol a las personas?
En 2016, Sumpter fue nombrado oficial de la Orden del Imperio Británico (OBE) por sus trabajos y servicios a la ecotoxicología del medioambiente acuático y por su contribución al conocimiento de la disrupción endocrina en el mundo animal. Fue un reconocimiento bien merecido y un empujoncito a los que se empeñan en denunciar una situación muy preocupante. Por fortuna, John Sumpter deja en la Universidad de Brunel un legado que abre la puerta a la esperanza, una escuela de pensamiento sólido y fructífero que cuenta ahora con la presencia de Andreas Kortenkamp, entre otros científicos de prestigio.
Hace unos meses, tras una presentación que tuve ocasión de hacer sobre disrupción endocrina y cáncer de mama, me crucé con John, quien me dejó caer un «Congratulations, Nick. Keep doing» (Felicidades, Nick. Sigue en la brecha) que casi hizo que me sonrojara Lo intentaré, me dije a mí mismo, esbozando una sonrisa de agradecimiento.