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CUESTIÓN DE HUEVOS
ОглавлениеA pesar de que, a diferencia de Sumpter, yo no trabajo en ecotoxicología, no es raro que algún periodista de información ambiental, preocupado por la trascendencia para la salud humana de la noticia que está cubriendo, me llame para comentar una nueva publicación científica. Hace unos días me llamó una periodista de un diario andaluz que está resumiendo la nota del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre una publicación aparecida en noviembre de 2017 que demuestra la presencia de residuos de filtros ultravioleta (UV) en la casi totalidad (concretamente en el 95 %) de los huevos de aves recogidos en Doñana. Según parece, en estos huevos se han encontrado compuestos químicos que se emplean como cremas solares, provenientes de los cosméticos y los productos de cuidado personal empleados en la higiene. Dentro del organismo de la propia ave también se han encontrado algunos metabolitos, es decir, los productos de la degradación de estos compuestos químicos contaminantes. Es algo particularmente importante porque sugiere que la exposición del embrión a los compuestos químicos no ha ocurrido a través del agua contaminada, sino desde dentro de la madre, antes de la puesta, durante el desarrollo del nuevo ser.
La periodista que me entrevista en esta ocasión intenta hacerme partícipe de la importancia del aguilucho lagunero y de la cigüeña blanca para el ecosistema. Por sus preguntas, percibo que le inquieta sobremanera no solo que la exposición prenatal del huevo esté ocurriendo, sino que sea la madre la fuente de esa exposición para el polluelo en desarrollo.
Presiento que quizá el hecho de que la periodista sea inteligente, sea joven y esté en edad fértil la haya hecho ir más allá; además de pensar en la cigüeña y en el aguilucho lagunero, ha reparado en las consecuencias de la transmisión madre-hijo de los contaminantes. Tal vez se pregunta si eso puede darse en todas las especies, incluida la nuestra. Se está preguntando si una madre puede exponer a su hijo a los metabolitos de los compuestos a los que se ha expuesto ella misma. Su siguiente pregunta no se hace esperar y, en efecto, no me sorprende:
—¿Y cuáles serían las consecuencias de esta observación en las aves de Doñana para la salud humana, en cuanto a su relación con la exposición materno-infantil?
Le explico nuestro interés por la disrupción endocrina y la fragilidad del binomio madre-embrión/feto. Le hablo de los compuestos empleados como filtros UV y su actividad disruptora endocrina como estrógenos y antiandrógenos…
Ella insiste:
—Pero ¿cuáles son los efectos en la salud humana?
Le respondo que solo tenemos sospechas; los trabajos en humanos son observacionales, no se pueden reproducir ex profeso en un laboratorio. Las respuestas llegan lentamente y los resultados muchas veces no son tan concluyentes como algunos desearían para poder actuar.
—Mejor esperamos a ver qué pasa con la cigüeña blanca, el aguilucho lagunero, la gaviota, la pagaza pico negra y el pato friso y su descendencia —contesto finalmente.
Supongo que quedó profundamente decepcionada por mi respuesta, pero no quise añadir más inquietud a su preocupación, por más que mi mente, de nuevo, volviera a Louis Gillette: «¿De verdad creéis que somos muy diferentes de estos pájaros?».