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Construyendo relatos biográficos
ОглавлениеEn consonancia con las herramientas conceptuales reseñadas, para la construcción de los datos empíricos seleccionamos el enfoque biográfico, que consiste en el despliegue narrativo de las experiencias vitales de una persona a lo largo del tiempo con el objeto de elaborar, a través de entrevistas sucesivas, un relato que permita mostrar “el testimonio subjetivo [buscando dar cuenta] tanto de los acontecimientos como de las valoraciones que dicha persona hace de su propia existencia” (Pujadas Muñoz, 1992: 47-48). Esta elección se sustenta en que el mismo recupera un mundo de significaciones a la vez que permite vislumbrar los sentidos individuales atribuidos a la experiencia en el contexto social en el que surgen. Por ende, consideramos que mediante la construcción de relatos biográficos podemos tener una mejor aproximación a los procesos de construcción de las identidades y las experiencias sociales de los sujetos y a las vinculaciones entre sus reflexividades, pruebas y soportes relacionales, materiales y simbólicos (Kornblit, 2004; Sautu, 2004; Vasilachis de Gialdino, 2007; Leclerc-Olive, 2009; Arfuch, 2010).
Frente a la imposibilidad de aproximarnos a la experiencia biográfica en un único encuentro, optamos por la realización de cinco o seis entrevistas –de alrededor de una hora y media de duración cada una– con cada sujeto, en forma individual, a diez jóvenes –cuatro mujeres y seis varones, de entre dieciocho y veintiséis años– cuyos espacios de sociabilidad se encontraran en barrios vulnerabilizados del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En los estudios cualitativos la selección de los entrevistados no está sujeta a la aleatoriedad sino que responde al grado de saturación de la información que se construye. En este sentido, siguiendo la estrategia del muestreo teórico de la teoría fundamentada, buscamos alcanzar la mayor cantidad posible de visiones dentro de nuestro universo de estudio (Strauss y Corbin, 2006). Con ese objetivo, para la selección de jóvenes a incluir en la muestra utilizamos distintos criterios de diversificación: edad, sexo, espacios de sociabilidad, barrios, niveles educativos. Asimismo, los reclutamos en distintas instituciones y organizaciones comunitarias –iglesias, escuelas, centros de salud, organizaciones de la sociedad civil–, buscando evitar que los entrevistados tuvieran los mismos grupos de pertenencia.5
Con el objetivo de identificar los acontecimientos significativos, giros de la existencia en la vida de los jóvenes, retomamos y adaptamos la estrategia metodológica utilizada por Michèle Leclerc-Olive (2009). En primer lugar, luego de un interrogante inicial formulado para evitar la introversión de los sujetos durante la situación de entrevista y acceder a su autoidentificación subjetiva –“Si tuvieras que decirme quién sos, ¿qué dirías?, ¿cómo te describirías?”–, intentamos rastrear los acontecimientos significativos en la vida de las personas mediante una pregunta que a modo de disparador sugería: “Si tuvieras que elegir los principales momentos o hechos que provocaron cambios muy importantes en tu vida, ¿cuáles serían?”.6
Para lograr una aproximación a la experiencia subjetiva de los entrevistados, sugerimos que llevaran a los encuentros fotografías u otros objetos personales. Con relación a cada uno, les proponíamos las siguientes preguntas: ¿Por qué lo elegiste? ¿Qué significa para vos este objeto? ¿Qué, a quién o a quiénes te recuerda? Su inclusión produjo efectos positivos en la situación de entrevista, ya que generó una mayor empatía entre entrevistador y entrevistado y posibilitó que el primero pudiera formarse una idea más acabada de la dimensión cultural, social y familiar de los entrevistados. Para los jóvenes esos objetos funcionaron a modo de evocación de acontecimientos significativos. Optamos por considerar como significativos aquellos acontecimientos que eran concebidos como tales por los propios entrevistados y no por el investigador.
Durante los encuentros propusimos a los sujetos que describieran y reflexionaran sobre cada uno de los acontecimientos significativos que ellos habían identificado –que anotamos y fuimos recordando en el transcurso de las entrevistas–, utilizando como facilitadoras, entre otras, las siguientes preguntas: ¿Cuándo ocurrió? ¿En qué lugar? ¿Qué edad tenías? ¿Cómo empezó? ¿Quiénes estuvieron presentes? ¿Qué hicieron? ¿Vos qué hiciste? ¿Cómo te sentiste? ¿Cómo terminó? ¿Qué cambios te parece que provocó este hecho en tu vida? ¿Qué pensás hoy sobre lo que sucedió? ¿Por qué te parece que ocurrió?
Luego de haber identificado y relatado los acontecimientos más significativos de sus vidas, hacia el tercer o cuarto encuentro pedimos a los jóvenes que ubicaran los mismos en una (o varias) línea/s de vida del modo que desearan y que explicaran el porqué de ese ordenamiento. Esta organización no necesariamente respeta un orden cronológico, aunque sí establece una temporalidad antes-después que los entrevistados ubican a raíz del acontecimiento, es decir, se identifica una diferencia con el momento anterior. La justificación teórico-metodológica de la identificación y posterior “puesta en papel” de los “acontecimientos significativos” reside en el hecho de que ellos “constituyen el armazón narrativo de los relatos” (Leclerc-Olive, 2009: 4).
El proceso de construcción de los relatos se fue consensuando a lo largo de las entrevistas. Luego de cada encuentro, los investigadores devolvimos a los jóvenes la transcripción de la entrevista anterior, de modo que pudieran introducir las modificaciones que consideraran pertinentes. A partir de este trabajo los entrevistadores escribimos un primer borrador de relato, redactado en primera persona, como punto inicial para el trabajo de relatoría consensuado, proponiendo a los entrevistados que realizaran todos los cambios que desearan en los mismos e intervinieran en su redacción.7
Como producto del trabajo se obtuvieron diez textos que sintetizaban los acontecimientos más importantes de las vidas de los jóvenes entrevistados. Estos productos tuvieron una doble finalidad: por un lado, constituyeron objetos de valor para los sujetos, puesto que se convirtieron en “sus propios relatos biográficos”; por otro lado, se obtuvieron documentos que contribuyeron a nuestro análisis sociológico, sin sustituir de ningún modo a las entrevistas en sí mismas. Este material constituyó a la vez un producto en sí mismo –surgido del vínculo intersubjetivo entre entrevistadores y entrevistados– como un valioso insumo para los procesos analíticos propios de la investigación social. Por ende, como indicamos en el próximo apartado, para la comprensión y valoración crítica de los resultados de nuestra investigación recomendamos la lectura de los diez relatos biográficos escritos con los sujetos y la consulta del Anexo con los perfiles de los jóvenes entrevistados, incluidos en el cierre del libro.
Una condición fundamental para poder concretar todas las etapas de nuestro trabajo de campo fue la construcción y el mantenimiento del adecuado vínculo intersubjetivo entre entrevistadores y entrevistados. Desde la etapa de reclutamiento y lectura del consentimiento informado, pasando por los sucesivos encuentros y culminando con la redacción consensuada del relato biográfico, buscamos generar un clima de confianza y compromiso compartido con el trabajo, imprescindible para que cada joven pudiera objetivar sus experiencias vitales de la manera más cómoda y sincera posible. Logramos construir esta relación en casi todos los casos, a excepción de dos jóvenes que, por diversas circunstancias, decidieron interrumpir la actividad. Asimismo, no podemos ignorar que, si bien con esta estrategia se buscó disminuir lo más posible la asimetría propia de toda relación entre sujeto cognoscente y sujeto conocido, la misma no desapareció totalmente, ya que nosotros no dejamos de ser adultos, investigadores sociales, ajenos al mundo cotidiano de los jóvenes entrevistados, que proponíamos el tema y las condiciones de inicio, desarrollo y finalización del trabajo.
Siguiendo la estrategia de la comparación constante recogimos, codificamos y analizamos los datos de manera simultánea, utilizando como auxiliar el software de análisis de datos cualitativos Atlas ti. De esta manera, a lo largo del trabajo de codificación formulamos varias hipótesis y categorías emergentes que fueron ahondando y a la vez sintetizando nuestro análisis del corpus de relatos y entrevistas. Buscando aplicar los criterios de parsimonia –maximizar la comprensión de un fenómeno con el mínimo de conceptos posible– y de alcance –ampliar el campo de aplicación del análisis sin desligarse de la base empírica–, en diálogo con el estado del arte y el marco conceptual que seguimos construyendo, identificamos algunas categorías centrales vinculadas a los soportes, las pruebas y las tensiones presentes en los procesos de individuación juveniles (Kornblit, 2004; Strauss y Corbin, 2006; Vasilachis de Gialdino, 2007). En torno a estas categorías continuamos desarrollando –de manera individual o grupal– nuestro análisis de los datos, escribiendo y discutiendo los primeros textos con los resultados de la investigación, hasta llegar al presente libro.