Читать книгу La gente y los microbios - Pablo Goldschmidt - Страница 14
2.2 ¿Qué huellas imborrables dejaron los microbios en los humanos?
ОглавлениеLas células, tal las conocemos hoy, no aparecieron por generación espontánea, ni fueron la producción voluntaria de un día.
En las plantas, algas y plancton actuales, los aparatos biomoleculares que producen y almacenan sustancias necesarias para que la vida les sea posible, muestran una estructura molecular similar a los aparatos enzimáticos (plastos) de las primeras formas bacterianas. Por otra parte, los análisis ultra microscópicos demostraron que las estructuras internas de los plastos de las plantas son similares a las cianobacterias.
Gracias a análisis paleo biológicos, se ha determinado que varias estructuras bioquímicas de las primeras formas de vida forman parte de las células de todas las plantas. Estas asociaciones, y la cooperación entre funciones, otorgaron a las células vegetales capacidades de existir como entes autótrofos, produciendo alimentos únicamente con el Carbono del aire (CO2) y la energía de los fotones de la luz (fotosíntesis).
Por otra parte, en las células animales y humanas, las mini maquinarias biológicas productoras de energía (mitocondrias) contienen información genética almacenada en un fragmento de ADN que se organiza de forma similar a la de las bacterias primitivas. Aquí también, análisis minuciosos de la topografía ultra microscópica, pudieron demostrar que los centros activos de las mitocondrias, se ubican –como en las bacterias– en espacios limitados de sus membranas. Gracias a la alta resolución microscópica, se pudo confirmar que el tamaño de las mitocondrias en las células humanas es similar al de las bacterias primitivas.
Dicho esto, resultaba llamativo que las mitocondrias de las células animales y los cloroplastos de las vegetales, se dividan por si mismos (fisión binaria), reproduciendo la forma en la que se dividen las bacterias primitivas. Por añadidura, la fabricación de proteínas en las mitocondrias y en los cloroplastos no es estrictamente dependiente de las células que los albergan, habiéndose probado que los componentes químicos que sustentan la memoria celular (cromosomas del núcleo de las células evolucionadas), circulan hacia los cloroplastos y hacia las mitocondrias, estableciendo una interdependencia en la célula que los contiene.
Sumadas todos estos datos, pudo establecerse que durante la diferenciación y evolución de los seres vivos (filogénesis) hubo formas de vida que deglutieron otras, provocando saltos cualitativos de especies.
A partir de esto, los 2 tipos de microórganos intracelulares (plastos en plantas y mitocondrias en levaduras y células animales), son vidas ingeridas e integradas a nuevas células complejas. Este salto –debido al azar y fuera de toda disposición– posibilita hoy el uso de los electrones del oxígeno, para que la glucosa sea el combustible producto de energía biológica.
Los tejidos, órganos y aparatos de todos los animales –incluidos los del cuerpo humano– están configurados por células. Se ha podido establecer que en una persona hay 10 veces más microbios que células propias, y en los jeroglíficos biológicos de los microbios, se han descifrado mensajes para actividades hasta hace poco insospechadas. La paleo microbiología pudo demostrar que en los fósiles hay microbios que se integraron en cromosomas de células de huéspedes. Si los genomas, por ejemplo, se integraron en células reproductoras sin destruirlas, la información podrá ser transmitida a los descendientes. De ahí que ciertas características codificadas por virus podrían ser heredadas por ese proceso de endogenización de información. Las infecciones múltiples fueron las que originaron los llamados retrovirus endógenos, que actualmente son parte del 8% del genoma humano. Las proteínas provenientes de retrovirus endógenos participan durante la formación de la placenta, manteniendo el equilibrio entre feto-embrión y cuerpo de la madre.