Читать книгу Las psicosis y el vínculo social - Pierre Naveau - Страница 14

LA FALTA Y EL SECRETO

Оглавление

Ahora me referiré al caso de esta paciente (evocado también por los doctores Jean-Jacques Gorog y Alain Vaissermann),5 a quien, el día de la muerte de su madre, su padre le reveló que ella tenía una hermana. Mientras el marido había partido a la guerra, la madre lo había engañado y había tenido un hijo de su amante. La revelación del padre resultó ser, a la postre, la causa del desencadenamiento de la psicosis. Me gustaría señalar que la revelación del padre puede ser considerada como una enunciación en acto: «Tú tienes una hermana», que cuestiona el derecho al goce de la paciente. Eso ha sido dicho por su padre el día del deceso de su madre. La cuestión del enigma de la enunciación, tal como lo plantea Lacan, adquiere, aquí, todo su valor: «¿Por qué diablos ese enunciado ha sido pronunciado?». La enunciación en cuestión ha hecho surgir, desvelándolo, lo que hasta ese momento había sido velado —hasta su muerte—: el secreto de la madre. La madre de la paciente, por su parte, llevó con ella su secreto a la tumba. Podemos preguntarnos: ¿sabía ella, antes de morir, que su marido, después de su muerte, le comunicaría a su hijo y a su hija que tienen una hermana? Su marido y ella ¿habían hablado al respecto? No se sabe. En todo caso, la enunciación del padre es un acto que introdujo un corte entre un antes y un después. Como la paciente misma dijo: «Hasta el deceso de mi madre, yo pensaba que no tenía más que un hermano». Ella fue sorprendida con la revelación de su padre. Lo menos que se puede decir es que ella no contaba con esto.

La enunciación del padre reveló no sólo que ella tenía una hermana, sino sobre todo que su madre tenía un secreto y que, ese secreto, ella lo había guardado hasta su muerte. La voluntad de la madre había sido entonces que su falta fuera callada, que quedara oculta. La paciente dice que se sintió convulsionada, no por haberse enterado de que su madre había engañado a su padre, sino por haber sido engañada por su madre. La paciente se sintió amenazada, de alguna manera retroactivamente, por el secreto de su madre. Insisto sobre este punto: la revelación del padre no se refiere a la existencia de la hermana, sino al secreto de la madre. No creo que la paciente haya sentido admiración por su madre por haber sabido guardar un secreto hasta su muerte. Eso es lo que justamente la asombró. Yo pienso que más bien estaría dispuesta a reprochárselo. La falta de su madre no es entonces haber engañado a su padre, sino haber guardado el secreto. Me parece que el goce de la madre no está, para la paciente, en el adulterio, sino en lo que hubo de inconfesable, para su madre, en el adulterio. Es la relación con el saber lo que está implicado. La paciente se sintió tocada y al mismo tiempo amenazada por la revelación del secreto de la madre.

El debate apunta al secreto como tal en su relación con el derecho a saber.

La paciente supo por boca de su padre que ella había sido privada del derecho a saber. El derecho a saber que tenía una hermana no le había sido otorgado en vida de su madre. La voluntad de ésta había sido, por el contrario, que su hija legítima fuera privada del derecho a saber. Es en ese punto preciso donde su padre era cómplice. Su padre estaba en el secreto, como suele decirse. La bajeza moral del padre, si hay bajeza moral, no está en el hecho de que él hubiese aceptado que su mujer le engañase durante su ausencia —porque es muy posible que él no lo aceptase, que él no estuviese de acuerdo con eso, porque la paciente dijo que él habría amenazado con romper cuando se enteró de que su mujer lo había engañado—; está en el hecho de que hubiese consentido que eso no se supiese. Que la paciente haya sido privada del derecho a saber algo implica que ella ha sido privada del derecho a la palabra, es decir, del derecho a poder decir algo sobre ello. Mi observación señala ese punto preciso: la enunciación del Otro es enigmática en cuanto atenta contra la capacidad de enunciación del sujeto, contra su derecho moral, que es el derecho a la palabra.

La psicosis plantea un problema de derecho: lo que es insoportable para el psicótico es que se le sustraiga un derecho.

Las psicosis y el vínculo social

Подняться наверх