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3.2 TIPOS DE RABIETAS

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Podríamos decir que existen tantos tipos de rabietas como niños diferentes que las expresan. Aun así, podemos clasificar las rabietas en dos grandes tipos: las rabietas del sótano cerebral y las rabietas del ático cerebral.


Las rabietas del sótano cerebral son aquellas en las que se activan las zonas más profundas y arcaicas del encéfalo, es decir, el subcórtex. En este tipo de rabietas no existe ningún tipo de control por parte del niño, ni en su inicio ni para terminar con ellas. Se corresponden con lo que Joseph LeDoux denominó el secuestro amigdalar. El niño está a merced de su emoción y necesita que un adulto suficientemente calmado lo legitime y tranquilice. Las rabietas del sótano cerebral activan principalmente el tronco encefálico, el cerebelo y el sistema límbico, de ahí que las llamemos de sótano, por su localización. Activan las zonas más primitivas y antiguas de nuestro cerebro. Estas rabietas son más frecuentes en niños pequeños y las suelen desencadenar necesidades fisiológicas o emocionales que no están siendo cubiertas. Por ejemplo, el niño tiene hambre, está cansado o siente mucha rabia por determinado acontecimiento. Dado que estas rabietas son “sinceras”, es decir, no hay control ni manipulación por parte del niño y hay una necesidad que no está siendo atendida, deben ser atendidas con respeto y cariño por parte de los adultos significativos.

Las rabietas del ático cerebral activan zonas del neocórtex y, por lo tanto, estructuras más frías, racionales y evolutivamente más avanzadas. En este tipo de rabietas, el niño trata de poner en marcha una acción para, de forma deliberada, conseguir algo a cambio. Existe manipulación y cierto control por parte del menor para conseguir un objetivo, sea este consciente o inconsciente. Por este motivo, estas rabietas solo se dan en niños más mayores, a partir de los 3-4 años, puesto que se requiere de un mínimo de desarrollo de la corteza prefrontal para ponerlas en marcha. En este caso, no se producen porque exista una necesidad que no esté siendo cubierta, como veíamos en las rabietas del sótano cerebral. Más bien es algo que desean y que es puro lujo o capricho.

¿Cómo hay que proceder ante cada tipo de rabieta? Como habrá intuido, la manera de actuar ante cada tipo de rabieta es bien diferente. En las rabietas del sótano cerebral hay que calmar al niño y cubrir la necesidad de base que presentan, mientras que en las rabietas del ático cerebral debemos legitimar su deseo, pero no debemos acceder a él, y menos con las formas que han tenido de pedirlo. Una vez que la rabieta haya pasado y estén más calmados, debemos analizar lo ocurrido y llegar a acuerdos sobre qué podemos hacer en el futuro cuando vuelva a darse una situación similar.


Vinculación y autonomía a través de los cuentos

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