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LOS PRIMEROS JEFES Y SU TRANSFORMACIÓN

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Progresivamente el don se va convirtiendo en regalo y ello es, junto con la apropiación del conocimiento, la forma de descomposición de la comunidad a lo largo de un dilatado proceso: hogar > linaje > pueblo > subtribu > tribu (Shalins, ob. cit.).

Surgirán con ello los jefes, aunque primero al servicio de la comunidad y por el consenso de esta.

Terray (1971) explica los primeros jefes como la expresión de la democracia directa, la forma de cumplir las funciones comunitarias, lograr la cohesión social y garantizar la necesaria circulación económica, sin necesidad de un poder separado, abstracto, estatal. Los jefes son elegidos y revocables, de forma que es lógico que se escoja a los mejores, a los más capacitados para cada una de las funciones. De hecho, el jefe se identifica, dada la falta de individualidad, totalmente con el poblado:

Hay un ligamen místico entre el jefe y el organismo social que está bajo él. El jefe es la tierra, es el gallo, es el toro; sin él las vacas serían estériles. Es el marido: el país, sin él, sería como una mujer sin esposo. Es el hombre del poblado. Un clan sin jefe ha perdido su razón de ser. Está muerto. El jefe es nuestro gran guerrero, es nuestro bosque donde nos escondemos. Es a él a quien pedimos leyes. El jefe es un ser mágico. Posee medicinas especiales con las que se unta o traga, de manera que su cuerpo es tabú. (Junod, 1962).

Pero luego el jefe aprovecha su potencia transformándola en poder. Potencia es la capacidad de hacer y poder es la reducción de la potencia a uno mismo, a que solo la tengan algunos. A través del mismo regalo y también de la apropiación del conocimiento (Mafessoli, 1982).

Godelier (1998) da una explicación religiosa a cómo el mismo don suprime al don a través de la representación de los dioses, con los que siempre se está en deuda en el contradón, y los dioses están representados por aquellos que controlan los «objetos sagrados», los jefes y brujos. Balandier (1969) explica que quien aspira a ser jefe empieza a hacer «regalos» (don) a determinados parientes y allegados pidiéndoles a cambio, como contradón, no otros bienes, sino amistad y, por tanto, apoyo en sus aspiraciones, formándose así una «clientela» que le confirmará como «gran hombre» y después como jefe, constituyéndose entonces la «clientela» en burocracia política pagada con el excedente del que ya se ha apropiado el jefe-Estado.

Surge así el potlacth, que es, de hecho, un proceso hacia las clases que parte de la solidaridad comunitaria: el rico da al pobre cuando este lo necesita, aunque sepa que no va a recibir lo mismo a cambio. Es la influencia occidental, tras la conquista, lo que convierte el potlatch (fiesta con regalos) en competencia entre los ricos para ver quién es más generoso.

Se introduce la avidez en vez de la generosidad, y para ello se aprovecha la apropiación del conocimiento:

Todo el mundo conoce remedios, y cuando menos en ciertas tribus todo el mundo sabe más o menos hacer magia, pero los especialistas son más sabios y más expertos y tienen fórmulas solo conocidas por ellos. Por otra parte, estos especialistas no viven solo de su arte. Tienen que cazar y pescar. Es por esto por lo que se les denomina «especialistas rudimentarios». De cualquier modo, su ideal estriba en escapar al trabajo manual y convertirse en especialistas completos. Por esto se ven impulsados a ejercer la brujería y a explotar a los demás por el temor. Teniendo el poder de curar, se atribuyen el de comunicar enfermedades, es decir, el de matar. Se ven por esto llevados a establecer pujas para monopolizar los medios de aniquilar los maleficios de la gente común y de descubrir a los criminales [...] por medios ocultos. Esto les permite, en caso de fracaso, acusar a alguien y vivir del chantaje. (Decamps en AA. VV., 1978).

Malinowski (1977) dirá, refiriéndose a los trobiandeses, que «el jefe superior es el que posee magias más poderosas». Y Balandier (ob. cit.) afirma sobre los dopuan que el «jefe “en germen” se define por su posición en el linaje, su fuerte personalidad, su dominio de los ritos y la magia y por su excelencia en el dominio de las técnicas del embrujamiento [...] La magia es, como la guerra privada (feud) y la “guerra exterior”, uno de los principales reveladores de la dinámica social y política de las sociedades de linaje». En lengua esquimal, o inuit, el jefe será el Isomatag, «el que piensa», «el que sabe lo que es mejor».

Aparecerán así la institucionalización y sucesión dinástica de los jefes y, con ello, la burocracia, las clases:

Cuando una forma de poder personal consigue finalmente establecerse e institucionalizarse, con el tiempo aparecerán diversos cargos subsidiarios que formarán una jerarquía. Esta jerarquía de cargos era hereditaria en términos de sucesión en todas las sociedades de jefatura, y así surgieron los estratos sociales permanentes. (Service, ob. cit.).

Vendrá entonces la revolución neolítica...

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