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EL ESTADO Y EL TRABAJO OBLIGATORIO

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Bien usado aquí el término revolución, ya que es, como ya he adelantado, el cambio de la base material de la sociedad, que pasa de base biológica a base territorial, de los lazos de parentesco a la gestión del territorio por el Estado. De múltiples formas, pero a través fundamentalmente del descubrimiento de la agricultura, que implica el paso del nomadismo al asentamiento en un territorio que configura las ciudades-Estado. Principalmente en la zona de los grandes ríos (la primera civilización es Mesopotamia, que significa en griego «entre ríos»), siendo su control y canalización la primera gran tarea del Estado. Se trata de un proceso de 7.000 años, entre el 10.000 a. C. y el 3.000 a. C., cuando se da ya por asentada la «civilización»: las revoluciones no son cosa de un día.

Childe (1950) nos proporciona una lista de las principales características de la sociedad superadora de la comunidad: centros urbanos; una clase dominante formada por sacerdotes, funcionarios superiores y líderes civiles y militares (una clase de especialistas a plena dedicación: artesanos, comerciantes, funcionarios); un «excedente social» producido por los campesinos y del que se apropia el gobierno (edificios públicos monumentales que permiten y simbolizan esa apropiación del excedente); escritura y otros conocimientos rudimentarios también apropiados; y, finalmente, creación del Estado. Solo le falta la aparición de la esclavitud.

Mann (1991) nos detalla con bastante rigor el proceso en Mesopotamia. El comunismo patriarcal da lugar, con la agricultura, a diversas ciudades-Estado ya jerarquizadas; en primer lugar, entre la misma ciudad y su periferia, y, en segundo lugar, entre grupos sociales diferenciados y jerarquizados a partir del distinto poder de los clanes. Ciudades dominadas, por tanto, por una oligarquía y con los siguientes grupos: oligarquía, personas libres, trabajadores dependientes y esclavos. Hacia el año 3.000 a. C. se impone, sin embargo, el imperio, dominado por ciudades situadas en el curso alto de los ríos, por la religión y por la conquista militar.11 Esta última fue básica en el período revolucionario y también bajo el imperio, que no es de ninguna manera estático, sino con claras oscilaciones, luchas dinásticas, revueltas, etc. La dinámica militar será básica además en el proceso tecnológico...

Un buen resumen de lo sucedido lo encontramos en Munford (1962):

Pero en el punto en que la historia, en forma de dato escrito, se hace visible, esa economía centrada en la vida, una auténtica politécnica, se vio retada y en parte desplazada en una serie de radicales innovaciones técnicas y sociales. Hace unos 5.000 años, hizo su aparición una monotécnica dedicada al incremento del poder y la riqueza mediante la sistemática organización de actividades de tarea cotidiana en una pauta rígida mecánica. En este momento surgió una nueva concepción de la naturaleza del hombre y con ella un nuevo énfasis en la explotación de las energías físicas, cósmicas y humanas, aparte de los procesos de crecimiento y reproducción. [...]

La principal señal de este cambio fue la construcción de las primeras máquinas complicadas y poderosas, y a continuación el comienzo de un nuevo régimen, aceptado por todas las sociedades civilizadas posteriores —aunque a regañadientes por las culturas más arcaicas— en el que el trabajo individual especializado, segregado de las demás actividades biológicas y sociales, no solo ocupaba el día entero, sino que, además, absorbía crecientemente la vida entera [...]. Con el montaje de las primeras máquinas colectivas, el trabajo, debido a su disociación sistemática respecto al resto de la vida, convirtiose en una maldición, en una carga, en un sacrificio y en una forma de castigo, y por reacción este nuevo régimen pronto suscitó sueños compensadores de opulencia sin esfuerzo, no solo emancipados de la esclavitud sino del propio trabajo.

La máquina a que me refiero nunca ha sido descubierta en las excavaciones arqueológicas por una razón muy sencilla: estaba compuesta, casi por completo, de partes humanas. Estas partes están reunidas en organización jerárquica bajo el mando de un monarca absoluto cuyas órdenes, apoyadas por una coalición de los sacerdotes, la nobleza armada y la burocracia, aseguraban una obediencia automática por parte de todos los componentes de la máquina.

Es la división social del trabajo, la «megamáquina» la llamará Munford (léase también su extraordinario texto de 1969). Con la megamáquina surgen la aristocracia como clase dominante y el excedente que permite ese dominio.

En definitiva, la revolución neolítica significa:

a) Las primeras personas que dejan de trabajar.12

b) El inicio de la historia negativa de sometimiento a la economía, dirigida por quienes no trabajan.13

c) Las guerras: con el excedente hay algo físico de que apropiarse, sin una moneda común con que comerciar. La lógica interna de una sociedad basada en el territorio y en el aumento del excedente para no trabajar es precisamente la expansión territorial, el quitar territorio al otro. Se aprovecha para ello el instinto violento que ha creado la caza.

En todas partes el proceso es similar y a la vez distinto, puesto que surgieron diferentes tipos de aristocracia:

– Los brujos y sacerdotes que, a través de su apropiación del conocimiento, son los encargados de aprovechar el miedo a lo desconocido como medio de dominación (represión y legitimación). Con la «civilización» surge la religión como poder.

– La aristocracia armada encargada de la represión y la conquista de territorio, de la guerra.

– La burocracia política de apoyo al jefe (Estado).

A partir en gran parte de la escritura, que no es un progreso general como el lenguaje, sino que:

Se trataba de una cuestión técnica en la que intervenía la posición de un especialista, el escriba. No difundió la alfabetización, ni siquiera al estrato dominante como un todo. De hecho, el carácter cada vez más abstracto de la escritura puede haber hecho que fuera menos inteligible para cualquiera que no fuera un escriba [...] En toda esta evolución, aproximadamente desde el 3.500 hasta el 2.000 a. C., la inmensa mayoría de las más de 100.000 inscripciones supervivientes son listas de bienes. [...] Las listas registran relaciones de producción y de redistribución, y derechos y obligaciones sociales, especialmente en torno a la propiedad. Las listas más complicadas también registran los valores de intercambio de los diferentes bienes. Al no haber monedas, esos bienes coexistían con metales preciosos como medios generalmente reconocidos de valor. Los almacenes parecen haber ocupado el centro de la organización sumeria del poder. Quizás los dioses fueran fundamentalmente los custodios de los almacenes. (Mann, ob. cit.).

En sus inicios, la escritura recoge casi únicamente listas de bienes que solo entendían los escribanos, de aquí su poder.

Es el paso a la segunda fase de la historia de la humanidad, que podemos resumir con el concepto, ya citado, de modo de explotación tributario de Amin (1973). Dado el papel central que juega el poder político, el Estado, como representación de la comunidad, es él quien domina fundamentalmente la producción y apropiación del excedente mediante la conquista y los tributos que obliga a pagar a los conquistados. Incluso en el feudalismo, cuando la influencia de las tribus «bárbaras» sin Estado sobre la sociedad estatal romana en descomposición lleva a un poder político descentralizado, «privado», el señor feudal, de forma que el tributo es entregado a este por sus siervos (prólogo de Hobsbawm a Marx, 1979). Resulta muy recomendable leer este excelente prólogo, que describe las tres formas distintas de descomposición de la comunidad primitiva:

– La mayoritaria, la formación de los grandes imperios, que Godelier (1977) teorizará siguiendo la expresión de Marx modo de producción asiático, pero profundizando mucho más en ella.

– La gran excepción mediterránea, que da lugar en Grecia y Roma al modo de producción antiguo, que combina el control de la economía por el Estado con el desarrollo de la propiedad privada (Finley, 1975).

– El modo de producción germánico, sin Estado, aunque ya con agricultura, pero sin saber regenerar el suelo, de forma que, cuando este se agota, se deben invadir nuevas tierras, para lo cual se elige a un jefe guerrero temporal.14

Es del largo contacto entre Roma y los germanos de donde surgirá el feudalismo, germen del capitalismo...

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