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178. De lo que conteció en ell año catorzeno.

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... E quando Nero oyó aquestas nuevas de cuemo las Españas eran alçadas et Galba con ellas, tóvosse por muerto, et desmayó tanto, que allí perdió toda esperança de bien, assí que yógo[29] por muerto una grand pieça sin fablar; et desque acordó,[30] rompió sus paños et firióse mucho en la cabeça, llamando: «¡Mesquino, ¿qué será de mí?»

E sabet que ante que Nero muriesse, vió algunas señales de su muerte, assí que soñó una noche que andava sobre mar governando una nave, et falleciól el governage,[31] et levávalo su mugier, que era ya muerta, a unas tiniebras much estrechas, et cubríesse todo de formigas aladas; e otrossí abriósse una uez un luziello[32] por si mismo, et salió ende una grand uoz que lo llamó por su nombre.

Estando Nero en Roma en esta cueyta, llegól mandado de cuemol desampararan todas las otras huestes que eran por las otras tierras. Et los mandaderos diéronle las cartas a la tabla o seíe[33] yantando; et con pesar que ovo, trastornó la mesa, et dos vasos que teníe muy preciados, quebrantólos. Et tomó yaquanto[34] de poçón et encerrólo en una buxeta.[35] Et envió algunos de sus afforrados,[36] daquellos en que se él mas fiava, a la cibdad de Ostia a guisar una nave en que fuxiesse. E desí cometió[37] en poridat a alguno de los tribunos et de los centuriones si queríen foyr con él. Et los unos nol queríen responder, et ivan su vía; los otros dizienle descubiertamientre que no queríen; de guisa que uno dixo a muy grandes vozes:[38] «¿Fasta quando nos durará esta mesquindat que es peor que muerte?»

Començó a pensar Nero en muchas guisas por tal de no aver a obedecer a Galba, et asmó si saldríe al mercado de la cipdat, et que se parasse en medio de tod el común, et pidiesse mercet a todos quel perdonassen los males que fiziera fasta entonce; mas ovo miedo que si allá saliesse, ante que al mercado llegasse, seríe todo despeçado; et por ende dexó este cuidar fasta otro dia, et echósse a dormir. A la media noche despertó, et envió mandaderos por todas las casas de sus amigos, que los despertassen et les dixiessen que les rogava que viniessen fasta él. Et ni vinieron los amigos, ni tornaron los mandaderos. E quando el vió aquesto, levantósse, et tomósse[39] con muy pocos, et fué a todas las casas de sus amigos; et nol quiso abrir ninguno; et con grand cueyta tornósse pora su casa, et no falló í ninguno de todas sus guardas, ca fuxieran todos; ca assí cuemo él non se fiava en ninguno, otrossí ninguno non se fiava en él. E los en qui él más se fiava eran dos viles omnes; ell uno avié nombre Nimphidio, et ell otro Gemellio; et estos aborrecieran ya las sus crueldades, et por que veíen que matara muchos de sus amigos, tovieron que assí faríe a ellos; et por ende atoviéronse al consejo de los que lo queríen matar, et desamparáronlo.

E quando Nero se vió assí desamparado de todos, andó por sus palacios buscando alguno que lo matasse et no falló. Entonce dixo: «¿Ni é yo amigo, ni enemigo?» Et assí cuemo estava, descalço et en saya, fué corriendo quanto pudo por se echar en el rio de Tibre; mas desque llegó allá, repintiósse; et assí cuemo fué, assí se tornó apriessa, pensando de buscar algún logar ascondido en que assessegasse[40] so coraçón. E vistiósse otra vestidura sobre la saya, et cubrió la cabeça et puso un alquiná[41] ante la cara; et assí descalço como estava, cavalgó en su cavallo, et quatro compañones con él tan solamiente. Et desque llegó al logar o queríe ir, que es a una legua et a un migero de la villa, arrendó so cavallo en una espessura a unas çarças et a unos árvoles; et él fuesse a pie por un sendero que se desviava a una casiella que estava í escondida en muy fuerte logar et much esquivo.[42] Et tanto era el sendero áspero[43] de andar et lleno de çarças, que se ovo a despojar aquella vestidura que vistie et a echarla tenduda sobre los çarçales, porque estava descalço, et a andar sobrella de pies et de manos; et rompiósse toda la vestidura; et llegó él a aquella casiella a grand pena,[44] andando por cuevas e por peñas. E cuemo vinié cansado, echósse a dormir en un lecho muy pobreziello que í estava duna cócedra pequeña et cubierto dun paño viejo et roto.

Otro dia mañana, los que vinieran con él consejávanle que se fuesse et no suffriese tanto porfazo;[45] mas él tenie en coraçón de se matar, et mandó fazer allí ante sí una fuessa a medida de su cuerpo; et desque fué fecha, mandó traer agua con que lo bañassen et fuego con que lo quemassen. E estava Nero llorando et faziendo llanto de quantos males le contescíen, et dizíe: «¡Ay que sotil maestro se pierde oy en mí!» E él tardando en aquesto, vino de Roma un mandadero a aquel logar, quel dixo que todo el senado de Roma lo avíen dado por juizio por enemigo de los romanos, el[46] mandavan buscar pora matallo. E quando él oyó aquesto, fue much espantado, et dos cuchiellos que troxiera consigo, sacólos et començó a catar qual era más agudo; et desí tornólos en sus vainas diziendo que aun no era venida la ora de la su muerte. A las vezes castigava a aquellos sus compañeros que llorassen et fiziessen llanto por él; a las vezes quel dixiessen exiemplos dalgunos que se mataran, por tal de avivalle el coraçón que se pudiesse él matar; a oras denostava la su pereza.

E éll estando en esto, ívanse ya llegando a aquel logar los cavalleros que enviaran depós él los romanos que lo prisiessen et lo levassen vivo. E tanto que lo él sintió, sacó ell un cuchiello et metiósselo por el coraçón, con ayuda pero dell uno de los que í estavan, que primió el cuchiello. E en muriendo, tenie los ojos torvados[47] et tan feos que se espantavan quantos lo veíen. E desta guisa murió Nero ell emperador, seyendo en edat de treinta et dos años; acabósse en él et fue desfecha et destroída toda la compaña de César Augusto, de cuyo linage él descendíe.

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