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1084. Capítulo de commo Garçi Pérez de Vargas tornó por la cofia a aquel logar ó se le cayera.

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Otro dia depués que el rey don Fernando fué a posar a Tablada,[48] mandó a los cavalleros de su mesnada que fuesen guardar los erveros.[49]

Garçi Pérez de Vargas, et otro cavallero que avíe a ir con ellos, detoviéronse en el real et non salieron tan aína commo los otros; et en yendo[50] en pos ellos, vieron ante sí, por ó avien a pasar en el camino, ssiete cavalleros de moros. Et dixo el cavallero a Garçi Pérez: «Tornémosnos; non somos más de dos.» Et Garçi Pérez dixo: «Non lo fagamos; mas vayamos por nuestro camino derecho, ca nos non atendrán.» Et el cavallero dixo que lo non quería fazer: ca lo tenía por locura si dos cavalleros, que ellos eran, fuesen cometer[51] de pasar por do estavan siete: et fuese aderredor del real, por non ser conosçido, fasta que fué en su posada.

El real do estava la tienda del rey era un poco en altura, et por o ellos ivan era llano; et el rey don Fernando óvolo a ojo, et los que con él estauan, et vió de commo se tornava el un cavallero et que fuera el otro en su cabo:[52] otrosí vió aquellos siete cavalleros de moros commo le estauan delante, teniéndol el camino por do él avie a pasar: et mandó quel fuesen acorrer. Don Llorenço Suárez que estaba í con el rey, que avíe visto a Garçi Pérez quando saliera del real, et conosçiól en las armas et sabíe que él era, dixo al rey: «Señor, déxenle, que aquel cavallero, que fincó en su cabo con aquellos moros, es Garçi Pérez de Bargas, et para tantos commo ellos son non a mester ayuda; et si los moros lo conosçieren en las armas, non lo osarán cometer, et sil cometieren, vos veredes oy las maravillas que él fará.»

Garçi Pérez tomó las armas quel traye su escudero, et mandól que se parase en pos él et que se non moviese a ninguna parte, sinon así commo él fuesse que así fuese él en pos[53] él. Et en alazando la capellina, cayósele la cofia en tierra, et non la vió; et endereçó por su camino derecho, et su escudero en pos él. Los moros connosçiéronle en las armas commo era Garçi Pérez, ca muchas vezes gelas vieran traer et bien las conosçién, et nol osaron cometer; mas fueron a par dél, de la una parte et de la otra, faziéndol cadamañas et sus abrochamientos[54] una grant pieça; et quando vieron que se non bolvíe a ninguna parte nin se queríe desviar por cosa que ellos feziesen, sinon que todavía iva por su camino derecho, tornáronsse et fuéronse a parar[55] en aquel logar ó se le cayó la cofia.

Quando Garçi Pérez se vió desenbargado de aquellos moros, dió las armas a su escudero; et quando desenlazó la capellina et non falló su cofia, preguntó al escudero por ella; et el escudero le dixo que non gela diera. Et desque fué cierto que se le avíe caido, tomó sus armas quel avíe ya dadas, et díxol que pasase en pos él et que toviese ojo por la cofia allí ó se le cayera. Et el escudero, quando vió que se queríe tornar por ella, díxol: «¡Commo, don García, por una cofia vos queredes tornar a tan grant peligro? et non tenedes que estades bien, quando tan sin daño vos partiestes de aquellos moros, sseyendo ellos siete cavalleros et vos uno solo, et queredes tornar a ellos por una cofia?» Et Garçi Pérez le dixo: «Non me fables en ello, ca bien veyes que non he cabeça para andar sin cofia»; et esto dezíe él porque era muy calvo, que non tenié cabellos de la meitad de la cabeça adelante; et tornóse para aquel logar do ante tomara las armas.

Don Llorenço Suárez quando lo vió tornar, dixo al rey: «¿Vedes commo torna a los moros Garçi Pérez, quando vió que los moros nol queríen cometer? agora va él cometer a ellos; agora veredes las maravillas que él fara, que vos yo dezía, sil osaren atender.»

Los moros quando vieron tornar a Garçi Pérez contra ellos, tovieron que se queríe conbater con ellos, et fuéronse ende acogiendo, que non se detovieron í más.

Quando Llorenço Suárez vió a los moros commo se acogién ante Garçi Pérez, que nol osaron atender, dixo al rey: «Sseñor, ¿vedes lo que vos yo dezía que nol osaríen atender aquellos siete cavalleros de moros a Garçi Pérez en su cabo?[56] Sabet, señor, quel connosçieron; catadlos commo se van acogiendo antél, que nol osan atender. Yo so Llorenço Suárez,[57] que conosco bien los buenos cavalleros desta hueste quales son».

Garçi Pérez llegó a aquel logar do se le cayera la cofia et fallóla í, et mandó a su escudero desçender por ella: et tomóla et sacodióla et diógela; et púsosela en la cabeça, et fuese ende para do andavan los erveros.

Quando los que fueron guardar los erveros se tornaron para el real, preguntó don Llorenço Suárez a Garçi Pérez, ante el rey, quien fuera aquel cavallero que con él saliera del real. Et Garçi Pérez ovo ende grant enbargo, et pesól mucho porque don Llorenço Suárez gelo preguntara ante el rey, ca luego sopo que viera[58] el rey et don Llorenço Suárez lo que a él aquel día oviera contesçido; et él era tal omne et auíe tal manera que nol plazíe quando le retraíen[59] algun buen fecho que él feziese; pero con grant vergüença ovo a dezir que nol conosçíe nin sabíe quien fuera. Et don Llorenço Suárez ge lo preguntó después muchas vezes, quien fuera aquel cavallero, et siempre le dixo que nol conosçíe, et nunca dél lo podieron saber, pero que lo conosçía él muy bien et lo veíe cada dia en casa del rey: mas non queríe que el cavallero perdiese por él su buena fama que ante avíe, ante defendió al su escudero que por los ojos de la cabeça[60] non dixiese que lo conosçía; et el escudero así lo fizo, que nunca lo quiso dezir pero que gelo preguntaron después muchas vezes.

NOTAS

[1] Véase A. G. Solalinde, en la Revista de Filología Española, II, 1915, págs. 283-288.

[2] Fincar tenía en la Edad Media los significados varios que después asumió el verbo «quedar».

[3] La forma del artículo ell por el, usada más generalmente ante vocal, abunda mucho en todas las obras de Alfonso X.

[4] Dizitres por ‘trece’ (hoy en algunas regiones se usan «diez y dos», «diez y tres», o formas análogas); compárese el dizeocho precedente, para la reducción de diez a diz en posición proclítica.

[5] Aun en el siglo XVI era forma corriente Nero en vez de Nerón; aquélla deriva del nominativo latino, y ésta, del acusativo.

[6] Suetonio, Nero, 51, dice: «corpore maculoso et faetido, subflavo capillo»...

[7] El verbo aprender hacía su perfecto yo aprise, tu aprisiste, él apriso.

[8] Sin todo afán, ‘sin ningún trabajo’; en frases negativas se empleaban indefinidos positivos en vez de los negativos: «nin todos los del vando», ‘ni ninguno de los del bando’. Véase Mio Cid, pág. 37529.

[9] Fallar de nuevo, ‘idear, inventar’.

[10] Compañón, ‘compañero’ en un sentido adjetivo de ‘afable’. Suetonio, Nero, 10, «neque liberalitatis neque clementiae, ne comitatis quidem exhibendae ullam occasionem omisit».

[11] El imperfecto (y tiempos afines) terminaba alguna vez en ía (sobre todo la primera persona, véase unas líneas más abajo querría); pero en general terminaba en ie, con el acento ora en la i, ora en la e.

[12] Defender, ‘prohibir’.

[13] Rafez, ‘rahez’, ‘de poco valor’.

[14] El pronombre enclítico se podía separar del verbo a que se refiere, interponiéndose entre ambos otras partes de la oración. Hoy habría que poner el enclítico inmediato al verbo, ordenándo así: «que no las probase todas y no las usase». Véase Mio Cid, p. 40924.

[15] Assoora, ‘de súbito’; compárese igual sentido que tiene hoy «a deshora». Suetonio, 20, usa el adverbio «repente».

[16] Joglería, o juglaría, es el arte del juglar.

[17] Assacar, ‘inventar’.

[18] Las formas o y do se usaban indistintamente por onde, donde.

[19] Todavía, ‘siempre’, acepción primitiva, de la cual se pasó a la moderna de ‘aun’. Compárese el francés «toujours» que reúne los dos significados de ‘siempre’ y de ‘aun, en este momento’ (j’ai toujours ma migraine).

[20] Cosa se usaba mucho en expresiones indefinidas negativas, donde hoy se emplea «nada». «Non se podían los moros por cosa defender.» Fernán González, 195. El uso duraba en la época clásica: Garcilaso, en la Egloga II, escribe: «No t’aconsejo yo, ni digo cosa Para que devas tú por ella darme Respuesta tan azeda i tan odiosa», y Tirso, en Marta la Piadosa, II, «no te diré cosa ya». El uso subsiste en alguna expresión moderna, como «no vale cosa».

[21] A hurto, ‘a hurtadillas’, ‘escondidamente’.

[22] Dellos, genitivo partitivo ‘algunos de ellos’. Véase Mio Cid, pág. 33527.

[23] Los traductores que empleaba Alfonso el Sabio para sus obras, no siempre traducen exactamente, ni mucho menos. Aquí, por desconocimiento de las antigüedades romanas, traducen el «triumphare», neutro, como activo. Suetonio, Nero, 25, dice: «eo curru, quo Augustus olim triumphaverat, et in veste purpurea...»

[24] La preposición a indica el modo del adorno; así escribe don Juan Manuel «el paño era començado..., et díxol a qué figuras et a qué labores lo començaban de fazer». Véase Mio Cid, página 37739.

[25] Otro ejemplo de mala inteligencia del texto latino. Suetonio, Nero, 25, escribe: «coronamque capite gerens Olympiacam, dextra manu Pythiam, praeeunte pompa ceterarum cum titulis, ubi et quos quo cantionum quove fabularum argumento vicisset».

[26] Porfazar, ‘murmurar, censurar’. En otro pasaje, de la misma Crónica, se lee: «e daquí se levantó grand mormorio entre los romanos, que porfazavan de Cristo et echavan la culpa deste destruimiento a la cristiandat, que dizíen que les no iva assí mal en el tiempo que aoravan los ídolos».

[27] Otro ejemplo de interpolación de palabras entre el enclítico y el verbo: ‘como arriba os dijimos’.

[28] A menos de, ‘sin’, expresión usual aun en la época clásica. Suetonio, Nero, 25: «nisi astante phonasco, qui moneret parceret arteriis ac sudarium ad os applicaret».

[29] El verbo yazer hacía su perfecto, yo yógue, tu yoguiste, él yógo.

[30] Acordar, como recordar, significaba ‘despertar’.

[31] Governage, como gobernalle, ‘timón’; ‘le faltó el timón’.

[32] Este lucillo o sepulcro es el Mausoleo. Suetonio, Nero, 46 «De Mausoleo, sponte foribus patefactis, exaudita vox est nomine eum cientis».

[33] Seer, derivado de sedere, significaba ‘estar sentado’; la tabla o seíe ‘la mesa a que estaba sentado’.

[34] Yaquanto era un indefinido que significaba ‘algo’, esto es: ‘tomó un poco de veneno’.

[35] Buxeta ‘bujeta, cajita, pomo’; Suetonio, Nero. 48: «sumpto... veneno et in auream pyxiden condito».

[36] Suetonio: «praemissis libertorum fidissimis Ostiam ad classem praeparandam».

[37] Cometer, ‘proponer’; véase Mio Cid, pág. 5835.

[38] Las frases adverbiales a voces, a priessa, hoy tienden a petrificarse, pero antes admitían toda clase de adjetivos calificativos del sustantivo: a altas voces, a grant priessa, véase Mio Cid, pág. 37316.

[39] Los verbos sinónimos tomar, coger, prender, se usaban en forma reflexiva, con el significado de ‘irse’, y «prísose con sus omnes» significa ‘se reunió con su gente, se fué con ellos’. Hoy se conserva el mismo giro en la frase metafórica tomarse con uno, ‘reñir con uno’.

[40] Assessegar, hoy ‘asosegar’.

[41] Alquiná o alquinal, voz de origen árabe, que significa ‘toca, pañuelo’.

[42] Era frecuente, cuando un sustantivo llevaba dos adjetivos, que uno de éstos fuese antepuesto y otro pospuesto, «buena imaginación e fuerte» (véase Mio Cid, pág. 41525).

[43] Muy a menudo el adverbio de cantidad iba separado del adjetivo a que se refiere, interponiéndose entre ambos el verbo y otras voces: «mucho fué alegre», «tanto es limpia», véase Mio Cid, pág. 41826.

[44] A grand pena, ‘con gran trabajo’.

[45] Porfazo, ‘humillación, afrenta’. Véase pág. 16, nota 26.

[46] El es la conjunción, unida al pronombre enclítico apocopado ‘y le’.

[47] No es ‘turbado’, sino ‘torvo, espantoso, airado’.

[48] San Fernando, para asegurar el asedio de Sevilla, se estableció en Tablada, rodeando su campamento de un gran foso.

[49] ‘Herberos’ o ‘forrajeadores’.

[50] El gerundio con en, formando una oración incidental temporal, era muy usado antiguamente.

[51] Cometer, significaba no sólo ‘acometer’, sino también ‘intentar’.

[52] En su cabo ‘por sí solo’, ‘solo’; se decía vevir en so cabo ‘vivir aparte o solo’; comp. unas líneas más abajo fincó en su cabo, ‘quedó solo’.

[53] Nótese en este ejemplo el uso extremamente inhábil y anfibológico del pronombre él; una vez se refiere al escudero y otra a Garci Pérez, produciéndose confusión al mismo tiempo que cacofonía. Comp., pág. 32, nota 67.

[54] Dos voces que me son desconocidas, y que sólo el contexto puede explicar.

[55] Pararse significa ‘ponerse, situarse’; «a la puerta se paravan», véase Mio Cid, pág. 78510.

[56] En su cabo, ‘solo’, según se dijo arriba. pág. 23, nota 52.

[57] Yo so, etc., es un grito de satisfacción de don Lorenzo, semejante al grito de guerra que daba el señor para animar a los vasallos, afirmando su personalidad: «Yo so el rey de Castilla, que cobdicié este día», Poema de Alfonso XI, 1678; «Yo so Ruy Díaz, mio Çid el de Bivar», etc.

[58] Aunque el sujeto del verbo es doble, como va pospuesto, el verbo puede ir en singular: «dixo Raquel e Vidas», véase Mio Cid, pág. 36232.

[59] Retraer, ‘referir, contar’. «Por ont siempre sepades retraer e contar Quanto puede a omne la buena fe prestar», Berceo, San Millán, 199; «Fué por toda la tierra aína retrahido Que era el sant omne desti sieglo transsido», San Millán, 322.

[60] Por los ojos de la cabeça, como si dijese ‘por su vida’, ‘pena la vida’. Alude a la pena de ceguera que se usaba mucho en la antigua Edad Media, aunque ya no era corriente en la época de Alfonso X; era la pena inmediata, en gravedad, a la pena capital. También se decía «por los ojos de la cara», o «de la faz». Véase Mio Cid, pág. 77227.

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