Читать книгу Tendencias actuales en economía circular: instrumentos financieros y tributarios - Rodolfo Salassa Boix - Страница 10

1. Los aspectos positivos…

Оглавление

El concepto o definición de la EC puede valorarse desde varios puntos de vista. En este trabajo nos centramos en dos de estos aspectos, a su vez interrelacionados: su consistencia científica y su utilidad para lograr mejorar los niveles de bienestar de la población, concretado en el concepto de D.S., teniendo en cuenta las diferentes dimensiones que influyen en el mismo: económica, ambiental y social.

Casi todos los autores que escriben sobre EC mencionan algún aspecto positivo del enfoque (véase, en particular, Kirchherr et al (2017), Korhonen et al (2018a) y Korhonen et al (2018b)).

Lo primero que merece la pena destacar es que se trata de un enfoque o concepto que tiene la pretensión de ser holístico, es decir, de capturar los diferentes aspectos que contribuyen al bienestar. No obstante, bien es cierto que la EC ha recibido críticas también por centrarse en sólo alguno de ellos (véase más abajo). Se trata de un enfoque que tiene en su ADN, si se puede decir así, una concepción sistémica e interorganizacional, lo que le hace ser útil para la toma de decisiones, al huir de concepciones simples y lineales de los procesos de producción y consumo. Es por tanto, y en principio, un enfoque lo suficientemente complejo como para realizar un diagnóstico apropiado de la realidad de las relaciones entre lo humano y lo ambiental, y a su vez servir de guía para la toma de decisiones que permitan alinear los intereses de esos dos ámbitos para lograr una senda de mayor bienestar a largo plazo.

En este último sentido, se trata de un concepto visionario, que contiene una idea muy clara de un paradigma industrial futuro, en el que los procesos de consumo y producción maximizan sus outputs e inputs mediante múltiples relaciones en las que lo que es aparentemente un residuo de los procesos de producción y consumo pasa a formar parte del conjunto de insumos disponibles para los procesos de producción. En esta línea, (Korhonen et al 2018a, pág. 45) afirman que “las dos contribuciones del concepto de la EC son: 1) la EC subraya la importancia de los ciclos de materiales de un elevado valor y elevada calidad de una nueva manera y; 2) muestra las posibilidades de la economía compartida (sharing economy) además de la producción limpia para una cultura de producción y consumo más sostenible”.

Sin embargo, a pesar de su capacidad para capturar la complejidad de las relaciones hombre-naturaleza, el concepto es simple (aunque no necesariamente simplista) y lógico. Como afirman Korhonen et al (2018a, pág. 45) “es de sentido común que, si extraes un recurso de la naturaleza y trabajas duro para que se convierta en un producto o un servicio que tiene un valor económico, usas este valor muchas veces, no sólo una. Esto tiene mucho sentido empresarial. Es simple y lógico argumentar que una vez que uno utiliza muchas veces el valor incorporado en los recursos, y no únicamente una vez, como resulta la práctica común en el patrón lineal de flujo de materiales de la economía global, se reduce el insumo de materiales vírgenes y los residuos y las emisiones de la actividad económica”.

Resulta un concepto relativamente fácil de explicar, que llega a la gente de manera intuitiva, pues ¿quien no ha estado de una u otra forma en procesos relacionados con el cierre de ciclos, por ejemplo, a través del reciclaje de botellas, la reparación de cosas aparentemente inservibles, compartiendo coche para ahorrar gasolina etc…? Este tipo de procesos nos han acompañado desde los orígenes de la humanidad, y los hemos hecho de manera habitual, sin denominarlos “Economía Circular”. Esta habitualidad de las prácticas que propone la Economía Circular, y la relativa facilidad para identificarlas desde el punto de vista de la población en general facilita, sin duda, los procesos de cambio.

A pesar de la habitualidad (pasada o presente) de algunas de las prácticas de la EC, lo cierto es que la mayoría de los procesos de producción y consumo son aún hoy en día de tipo lineal. Precisamente por ello esta visión, que abandona la concepción lineal de los procesos de producción y consumo en pos de múltiples relaciones entre diferentes actores puede verse, en cierta forma, como provocadora. Desafía la forma “normal” (por habitual) de organizar esos procesos, y supone una auténtica revolución en tanto en cuanto da lugar a una concepción muy diferente de la forma en la que los humanos gestionamos nuestra relación con la naturaleza y, por ende, generamos bienestar.

A su vez, este foco de atención en las relaciones hombre-naturaleza de la EC, que intenta organizar los procesos de producción y consumo de forma similar a como tienen lugar en los ecosistemas naturales (en los que todo es insumo para todo lo demás) puede considerarse muy noble. Trata directamente de resolver los desafíos económico-ambientales, mejorando la calidad de vida de las personas, a la vez que simultáneamente se mitiga su impacto ambiental.

Finalmente, pero no por ello menos importante, es de destacar la popularidad que ha adquirido ya a nivel mundial, capturando la atención de gobiernos y empresas. Puede obviamente considerarse que esto no es una razón “científica” sino más relacionada con la práctica. Sin embargo, sí cumple la pretensión científica de ser relevante para la toma de decisiones, en la línea de una concepción de la ciencia que busca directamente mejorar el bienestar social.

Tendencias actuales en economía circular: instrumentos financieros y tributarios

Подняться наверх