Читать книгу Y va a caer... como decíamos ayer. Tomo 1: Informes mensuales de coyuntura política 1980-1984 - Rodrigo Baño Ahumada - Страница 33

SABOREANDO EL TRIUNFO Y LA DERROTA

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Como suele suceder, después de un período de fuerte activación política, se entibia la leche y se acomodan las sillas. En el caso, el Gobierno definió los plazos y los procedimientos del llamado período de transición y pretende que se acepte que ello ha quedado definitivamente ratificado con el plebiscito. Para la oposición pública, esto es un dato que no se puede eludir. Y la calma se extiende como la mantequilla en el pan. Para los grupos en el poder es la solidez y confianza; para los opositores, un desencanto y golpearse el pecho con duras realidades.

Es el momento, después de la arremetida opositora contra el régimen, el plebiscito, el general Pinochet y todo; antes que se produzcan definiciones maduras respecto al futuro de la acción política. Podría decirse que subsiste y se ensancha aquella sensación de derrota que provocó en la oposición la publicación de los resultados electorales por el Gobierno. En efecto, a medida que han transcurrido los días, los personeros políticos e intelectuales de la oposición han llegado a aceptar, casi unánimemente, que el resultado electoral oficial corresponde al que la ciudadanía emitió el 11 de septiembre. En esta visión, las inconexiones o fraudes que pudieran haberse cometido no alterarían sustancialmente el resultado.

En el informe anterior se hizo un análisis más extenso de este problema. Si se vuelve a él, es por la fundamental incidencia que está mostrando en términos de proyecciones de acción política.

Para la oposición, aparece como distinto el tipo de acción política a adoptar según piense que hubo un fraude electoral masivo que alteró sustancialmente las cifras, o que las cifras oficiales son aproximadamente reales, no obstante ellas se hayan logrado a costa de una «manipulación de las conciencias» debido a las circunstancias bajo las cuales se realizó el plebiscito (estado de emergencia, proscripción de partidos, mínimo acceso a los medios de comunicación para la oposición y casi monopolio de ellos para el Gobierno, «campaña del terror», etc.).

Es sabido que los sujetos orientan su acción según lo que creen que es, independientemente de lo que objetivamente sea. Y lo que importa señalar aquí es que la oposición (al menos los personeros e intelectuales de quienes se tiene noticias) tiende a aceptar el hecho de que, en las circunstancias que se produjo, la ciudadanía apoyó mayoritariamente al Gobierno y su proyecto.

Lógicamente, los representantes políticos de los grupos en el poder creen aún con mayor firmeza en este apoyo ciudadano. De aquí que el Gobierno exija acatamiento a los opositores si es que pretenden entrar al juego político.

Y va a caer... como decíamos ayer. Tomo 1: Informes mensuales de coyuntura política 1980-1984

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