Читать книгу Y va a caer... como decíamos ayer. Tomo 1: Informes mensuales de coyuntura política 1980-1984 - Rodrigo Baño Ahumada - Страница 42
UNA SALPICADURA DE CONFLICTOS
ОглавлениеComo se ha venido señalando, en los últimos tiempos el movimiento social suele mostrarse más activo que el movimiento político. Salvo determinadas ocasiones (Consulta de enero del 78, Plebiscito del 80), si bien no puede negarse una cierta existencia de los partidos políticos en semi o total clandestinidad, su actividad suele ser esporádica y leve.
En cambio, el movimiento social presenta una actividad constante y en algunos puntos creciente, imponiendo muchas veces una unidad política de la oposición que las organizaciones partidarias difícilmente logran.
La reciente movilización estudiantil en las universidades (particularmente aguda en el Campus Oriente de la Universidad de Chile), ha mostrado la vitalidad de la oposición en ese ámbito.
Los logros obtenidos antes de la reintervención militar son bastante importantes. La oposición estudiantil logra ser reconocida como interlocutor válido por autoridades de la universidad. Ciertos académicos aparecen, si no apoyando, al menos mediando en el conflicto entre estudiantes y autoridades. La organización estudiantil creada por el Gobierno (FECECH) se ve obligada a tomar como propias algunas de las reivindicaciones planteadas.
Si bien puede sostenerse que un grueso sector estudiantil aparece como indiferente frente a la politización gobiernista o de la oposición, tampoco puede negarse que estos últimos empiezan a mostrarse capaces de captar incluso a estos silenciosos. Así parece demostrarlo el éxito en ciertos paros estudiantiles.
Con todo, esta movilización estudiantil muestra ciertas debilidades. Talvez la principal de ellas sea la incapacidad para levantar, aún toscamente, un proyecto de política universitaria.
La movilización se hace respecto a problemas puntuales (la existencia de organismos de control al interior de las universidades, elevación del costo de matrículas, defensa de alumnos sancionados, etc.). No aparecen planteamientos más generales, como los relacionados con reivindicaciones por dirección académica en vez de directores militares, autonomía universitaria, libertad de cátedra y pluralismo, exigir mayor capacidad académica o gratuidad de la enseñanza.
En el plano sindical se puede decir que también la oposición predomina. Pero esto se aprecia más en cuanto a elecciones sindicales que en las acciones efectivas de los sindicatos.
Donde hay elecciones libres sindicales gana oposición, pero esos triunfos no se traducen en una movilización laboral efectiva en el plano nacional. Más aún, el Plan Laboral se ha impuesto sin encontrar grave oposición en los hechos. Esto parece conducir a una atomización cada vez mayor del movimiento sindical.
La reciente huelga legal en PANAL confirmaría esto. Se mantuvo el plazo máximo permitido y los trabajadores debieron regresar a la industria sin haber obtenido nada (recuérdese que la huelga significa no recibir remuneraciones, tener que pagar las imposiciones y perder el trabajo si no se reintegran antes de sesenta días). Intentaron llamar la atención sobre su situación con actos dramáticos: huelga de hambre, manifestaciones callejeras, etc. Sin embargo, el movimiento sindical se mantuvo mudo y ajeno al conflicto, tal si se tratara de un problema particular.
Hasta cierto punto se puede decir que el movimiento sindical, tanto como el estudiantil, se muestran hasta ahora incapaces, en sus respectivas esferas, de articular un programa y acción de carácter general.