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Tradición textual

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Ni de Rutilio ni de su poema, conservado en unicum , se tiene noticia hasta 1493. En efecto, al monasterio de San Columbano de Bobbio, fundado en 614, afluyeron originales y copias en mayúscula de los clásicos y entre ellos probablemente se hallaba el arquetipo tardoantiguo de Rutilio, que sería copiado a finales del siglo VII o principios del VIII en un códice en minúscula llamado Bobiensis . Ordenado el archivo del monasterio a mediados del xv, los códices más deteriorados, entre los cuales se contaban algunos folios del Bobiensis , se usaron para restaurar otros, de modo que cuando Giorgio Galbiati, secretario de Giorgio Merula y escrupuloso copista con credenciales del dux de Milán, lo descubrió en 1493, ya estaba mútilo el texto de Rutilio. Se ignora si Galbiati se llevó de allí originales o si pudo hacer una o varias copias de ellos in situ , pero cabe pensar que los monjes los cedieran dado su mal estado de conservación, la dificultad de la letra —en cuya lectura era él precisamente experto— y el lógico deseo de los benedictinos de conciliarse al dux de Milán, ciudad que se constituyó por entonces en depósito de distribución de los nuevos testimonios traídos de Bobbio. Al original de Bobbio (Bobiensis) , luego perdido, arquetipo de la edición humanista, podrían pertenecer los fragmentos de Rutilio usados para restaurar el Turinense F IV 25 y descubiertos por Ferrari 52 en 1973, quien propone, no sin reservas, completar la reconstrucción del códice del que provienen los fragmentos con el Turinense A II 2 53 . Sin embargo, la relación de los fragmentos con este Turinense no parece fundamentarse en una sólida e inequívoca semejanza paleográfica 54 .

En 1496 Tommaso Inghirami tras obtener numerosos manuscritos de Bobbio probablemente en apógrafo pudo hacer una copia que trasladó a Roma, de donde se generaron, a su vez, dos apógrafos, el códice de Gabriele Faerno, que sirvió para la edición de Onofrio Panvinio (1558), y el Romanus , (= R , Biblioteca Corsiniana dell’Accademia dei Lincei, Fundación Caetani, 158), redescubierto por Castorina 55 , quien lo considera anterior a la cuidadosa editio princeps (= B) de G. B. Pio 56 , impresa en Bolonia en 1520 sobre un ejemplar de Rutilio luego perdido, por lo que la edición adquiere un valor autónomo de fuente manuscrita.

Por último, el manuscrito más estimable de Rutilio Namaciano resulta ser el Vindobonensis (= V , Nationalbibliothek de Viena, 277) 57 , apógrafo de un Rutilio con el que Sannazaro se había hecho en Roma en 1501 y que copió con ayuda de F. Bononi y de otro copista anónimo 58 .

La obra, de la que no conocemos otra versión completa al español, ha sido traducida a partir de la edición de Vessereau-Préchac abajo mencionada. De ella sólo nos apartamos en las ocasiones que seguidamente se detallan:


El retorno. Geógrafos latinos menores.

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