Читать книгу Cuestiones sobre la vida monástica cristiana ("Instituta" - Regla) - San Basilio de Cesarea - Страница 10

3. Fecha de composición y contexto en el que surgió el PA

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“Ya que el Señor nos ha reunido, para que separados de las molestias causadas por las multitudes, nos dediquemos un poco al silencio y al reposo, ni ocupemos nuestro espíritu en otras tareas, ni nos entreguemos de nuevo al sueño o la restauración del cuerpo en el tiempo que queda, sino que consagremos este (tiempo) que queda de la noche a la investigación y a la solicitud de las cosas mejores, cumpliendo lo que dice el bienaventurado David del que medita en la ley del Señor día y noche (Sal 1,2; RBas Prólogo 9-11).

A partir de estas palabras del mismo Basilio es posible afirmar, al menos a modo de hipótesis, que el PA surge en un contexto de diálogos espirituales en torno a la vida ascético-monástica.

Sabemos que en la conversión de Basilio tuvo mucha importancia la influencia de su familia. Esta, por su parte, reconocía en el polémico Eustacio de Sebaste un guía espiritual. Basilio no ignoraba las críticas y sospechas que despertaba la conducta de Eustacio, pero no dejó de considerarse su discípulo hasta que se suscitó la controversia en torno a la divinidad del Espíritu Santo. Fue entonces cuando se separaron definitivamente11. Con anterioridad a esta disputa Basilio participó bastante activamente en la vida de las diversas comunidades ascéticas sobre las que Eustacio ejercía una indiscutible influencia. No se puede pensar que en una relación que duró más de quince años, Basilio haya evitado sistemáticamente toda idea que procediese de Eustacio. Sin embargo, seguramente sí efectuó una notable evolución personal, que lo llevó a dejar de lado los excesos que observaba en ciertos discípulos de Eustacio. Por otra parte, como el mismo Basilio lo afirma en su carta 223, su propia formación teológica no había experimentado las influencias nocivas que marcaron a Eustacio12.

Basilio comenzó por vivir él mismo la vida ascética13, luego visitó las comunidades de ascetas que tenían a Eustacio como maestro. Fue seguramente en el transcurso de tales visitas, y notando las exageraciones peligrosas en que se incurría, cuando decidió publicar lo que inicialmente solo había querido ser un diálogo informal, conservado para uso interno de las comunidades. El Santo compartía con sus hermanos el común anhelo de una vida ascética seria y exigente, pero no la debilidad de las bases doctrinales y bíblicas sobre las que se asentaban sus motivaciones, y que los conducía a desviaciones que nada tenían que ver con el verdadero seguimiento de Cristo.

El contexto en que surge el PA es el de las comunidades ascéticas, en las cuales era relevante -al menos inicialmente- la influencia de Eustacio. Sería exagerado hablar de un contexto polémico, pero sí hay en el PA editado por Basilio una finalidad catequética y didáctica. El orden bastante sistemático que dio a las primeras Cuestiones (1 a 11 especialmente) indica cuál era su finalidad: dotar a esas comunidades de sólidas bases bíblico-doctrinales; mostrar que la principal norma de vida para todo cristiano debe ser el Evangelio de Jesucristo. Lejos de Él no hay verdadero ascetismo cristiano. Es en el NT, en la enseñanza de Jesús, donde deben buscarse los fundamentos de toda vocación peculiar en la Iglesia: “A los que quieran buscar y preguntar acerca de la fe y la verdad del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y de la vida perfecta, debemos proporcionarles de nuestra abundancia y riqueza, para que alguno de estos llegue a ser perfecto y consumado hombre de Dios” (RBas Prólogo 5-6). Basilio busca así poner el cimiento de la vida monástica cristiana: la Sagrada Escritura, más específicamente el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, mostrando, al mismo tiempo, cuál es su recta interpretación en relación con la fe del cristiano y su opción por la vida ascética.

La fecha de composición del PA, o mejor de publicación, tiene que ser anterior al episcopado de Basilio (año 370). Sin duda fue Basilio mismo quien cuidó esta primera edición del Asceticón. Por lo menos así parece desprenderse de la sistematización dada a las primeras 11 o 15 Cuestiones14. Por el contrario, arribar a una fecha precisa para el Gran Asceticón resulta difícil, tanto más cuanto que “el autor no busca apoyo en su autoridad episcopal; y es más que probable que no haya dejado de ser interrogado y de ayudar a los hermanos hasta el final de su vida”15. Es, en cambio, evidente que la segunda edición del Asceticón fue objeto de una cuidadosa preparación, debiendo por ende datarse durante el episcopado de Basilio, sobre todo porque representa un estadio bastante más evolucionado en lo que se refiere al modo de vida y a las instituciones de las comunidades visitadas por el santo obispo16.

11 Cf. sobre todo la Ep. 223, en la que Basilio resume su relación de varios años con Eustacio; vol. III, pp. 8-17; trad. castellana en Cuadernos Monásticos nº 84 (1988), pp. 103-109.

(https://www.surco.org/sites/default/files/cuadmon/disponible_disponible-forma-gratuita/cuadernos-monasticos-12-3563.pdf).

12 Ep. 223,3: “... (Yo) no admitía acusaciones sobre sus creencias, aunque muchos afirmaban que no tenían ideas rectas sobre Dios y que, instruidos por el jefe de la herejía actual, esparcían secretamente sus doctrinas... Me animo a vanagloriarme de una cosa en el Señor: que nunca tuve ideas erróneas sobre Dios... La noción de Dios que recibí desde la infancia de mi bienaventurada madre y de mi abuela Macrina, la conservé y la dejé crecer en mí mismo...” (vol. III, pp. 11-12; trad. cit. en la nota precedente, pp. 105-106).

13 Ver Ep. 2; vol. I, pp. 5-13; trad. castellana en Cuadernos Monásticos nº 84 (1988), pp. 82-86; y Epístola 223,2: “Admiraba aquella virtud (la de los ascetas y monjes) y declaraba bienaventurada la vida de esos hombres, pues con sus obras mostraban que llevaban en sus cuerpos la muerte de Jesús (cf. 2 Co 4, 10), y yo mismo tenía el deseo, en la medida que yo pudiese alcanzar, de ser émulo de aquellos hombres” (vol. III, p. 11; trad. cit., p. 105).

14 Ver Histoire, p. 252. Algo semejante se puede decir, pero tal vez en menor grado, de las Cuestiones 12-15 de la RBas, las que ofrecen una doctrina de la obediencia aparentemente fundada en una serie de catequesis sistemáticas pronunciadas por el Santo. Por tanto, se puede afirmar que en las primeras 15 Cuestiones de la RBas la forma dialogada es solo una ficción literaria.

15 Histoire, ibid.

16 Histoire, pp. 252-253 y 323-325.

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