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1. Basilio de Cesarea1

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Nació Basilio hacia el 329/330, en Cesarea de Capadocia2. Su familia pertenecía a la aristocracia, siendo al mismo tiempo profundamente cristiana. Hizo sus estudios primero con su padre, rétor en Neocesarea, después en la ciudad de Cesarea (¿desde el año 343?), más tarde, en Constantinopla (¿entre 346-350?) y luego en Atenas (desde el 351), donde frecuentó la Academia. En esta última ciudad volvió a encontrarse con Gregorio, hijo del obispo de Nacianzo, a quien conocía desde Cesarea, y con él trabó una amistad que duraría por el resto de sus días.

En 355, dejó repentinamente la ciudad de Atenas, interrumpiendo sus estudios para volver a su patria. En esta decisión parece haber influido de forma determinante la atracción que ejercía sobre su familia, en especial sobre su madre Emelia, su hermano Naucracio y su hermana Macrina, Eustacio de Sebaste (+ hacia 380).

Es probable que entre los años 356-357, efectuara un viaje de reflexión y estudio por los centros monásticos de Egipto y Siria, donde se hallaba en plena formación “el fenómeno” monástico.


En el 357/358 recibió el bautismo y se retiró a un lugar apartado del Ponto, próximo al río Iris (Anesoi)3. En las cercanías se encontraban su madre y su hermana, que junto a su hermano habían formado dos grupos ascéticos, uno masculino y otro femenino, que vivían según los principios que predicaba Eustacio de Sebaste: vida de pobreza, jornada ritmada por la oración, igualdad entre señores y esclavos -hermanos en Cristo-, activa caridad en favor de los pobres.

“... He aquí que el gran Basilio, hermano de aquella de quien estamos hablando (Macrina), retornó de la escuela donde se había ejercitado durante largo tiempo en la retórica. Ella advirtiendo que él estaba exageradamente engreído con sus conocimientos de oratoria, que (con soberbia) despreciaba todas las dignidades y que se sentía por encima de todos los notables en el gobierno de la provincia, le atrajo con tal rapidez al ideal de la filosofía que él renunció a la gloria mundana, despreció la admiración que podía recibir por su elocuencia, y se entregó a una vida de trabajo manual, buscando a través de una pobreza perfecta una vida libre para la virtud”4.

Fue allí que Basilio profundizó su relación con el movimiento evangélico liderado por Eustacio de Sebaste, aunque su adhesión al movimiento eustaciano no fue sin discernimiento: “Hombre de raro equilibrio y dotado de profundo sentido eclesial, si bien asumió la intensa sed de radicalismo evangélico y el profundo deseo de una Iglesia más fiel a las instancias evangélicas, rehuyó siempre con firmeza y sabiduría toda forma de sectarismo, especialmente la tentación de una fuga ecclesiae, y de un fácil entusiasmo por los excesos ascéticos”5.

Durante los años de retiro en Anesoi, junto a Gregorio de Nacianzo, que lo acompañó a intervalos, Basilio perfeccionó su conocimiento de la obra y pensamiento del gran maestro Orígenes. De esos estudios surgirá la Philocalia, compendio de metodología exegética y filosófica del alejandrino.


En el año 362, es ordenado sacerdote y poco antes del 364 dicta su tratado “Contra Eunomio”, dando así comienzo a sus intervenciones en los debates teológicos de la época. Su posición en este aspecto es, desde el inicio, claramente favorable al Credo de la Iglesia, expresado en el símbolo de fe del concilio ecuménico de Nicea (año 325).

En 370 el pueblo fiel lo proclama obispo de Cesarea de Capadocia, a pesar de la oposición de algunos obispos de la región y de una buena parte del clero. Despliega entonces una intensa actividad caritativa, recurriendo incluso a sus bienes personales y familiares. No menor era su preocupación por el impulso y ordenamiento de la vida ascética. Buscaba asimismo la unidad de todos los creyentes en la confesión de fe nicena. Ésta será su principal preocupación sobre todo luego de la muerte de san Atanasio; por lo que buscará fortalecer la comunión eclesial con la sede de Roma.

La reflexión teológica de Basilio abrió el camino para la feliz culminación del concilio de Constantinopla (año 381). Pero él ya no pudo participar de ese acontecimiento eclesial. Había muerto el 1º de enero del 3796. Su hermano, Gregorio de Nisa, dirá: “Célebre en todo el mundo pasa de los hombres a Dios, durante el noveno año de su episcopado”7.

1 Cf. G. M. COLOMBÁS, El monacato primitivo, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1974, vol. 1, pp. 184 ss. (BAC 351); L. CREMASCHI, Basilio di Cesarea. Le Regole, Comunità di Bose, Ed. Qiqajon, 1993, pp. 15 ss. (Col. Padri Orientali). Para completar nuestra muy sintética presentación, ver:

http://www.holytrinitymission.org/books/spanish/patrologia_j_quasten_2.htm#_Toc45462569; https://www.mercaba.org/Libros/trevijano,%20ramon%20-%20patrologia.pdf (pp. 191-198).

2 Aunque en algunas de sus cartas (Eps. 28; 51; 204; 207; 210; 223) Basilio considera el Ponto como su patria.

3 Cf. Petit Recueil, p. 46.

4 GREGORIO DE NISA, Vida de santa Macrina 6 (SCh 178 [1971], pp. 160-165; ver también los párrafos siguientes).

5 CREMASCHI, op. cit., p. 27.

6 Según otros en agosto del 377, o en septiembre del 378. Cf. J. R. POUCHET, La date de l’élection à l’épiscopat et de la mort de saint Basile, en Revue d’Histoire Eccléssiastique 87 (1992), pp. 5-33.

7 Vida de santa Macrina 14; SCh 178, p. 188.

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