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Regla [Preguntas / Respuestas] de san Basilio Prólogo35

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Motivación fundamental: el amor de Dios a la entera humanidad, Él es quien regala-enseña la sabiduría, en el sentido bíblico del término.

Programa del “enseñante”: mostrar cómo permanecer (expresión muy usada por la 1 Jn) en la fe en Jesucristo (cf. 1 Co 15,11).

Método de enseñanza: preguntas y respuestas, iluminadas -sobre todas estas últimas- por la Sagrada Escritura. Se trata, por tanto, de una responsabilidad compartida; cuyo centro, para el discípulo, consiste en aprender a preguntar (cf. Mt 7,7).

Finalidad o meta de la enseñanza: llegar a ser personas preparadas para hacer siempre el bien (cf. 2 Tm 3,17).

Horario: conforme a la primitiva tradición del monacato cristiano, las primeras horas de la madrugada.

Director del curso: el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho (Jn 14,26).

1Dios, que ama al género humano36 y enseña la ciencia al hombre, a aquellos a quienes dio la gracia de enseñar37, les ordena por medio del Apóstol permanecer en la doctrina38. 2Pero a los que necesitan ser edificados por las instituciones divinas, les declara por medio de Moisés: Pregunta a tu padre, y te lo anunciará, a tus ancianos y te lo dirán (Dt 32,7).

1Dios, que ama a los hombres, enseñando Él mismo el conocimiento al hombre, ordena, por medio del Apóstol, a quienes se les ha confiado el carisma de la enseñanza, permanecer en la enseñanza (1 Tm 4,16). 2Y a quienes tienen necesidad de ser edificados por las enseñanzas divinas, los exhorta por medio de Moisés, diciendo: “Interroga a tu padre y él te instruirá, a tus ancianos y te dirán” (Dt 32,7).

3Por eso es necesario que nosotros, a quienes se ha encomendado el ministerio de la palabra39, en todo tiempo estemos preparados y dispuestos para la instrucción y la perfección de las almas. 4Algunos puntos acerca de los preceptos del Señor, debemos testimoniarlos a todos juntos, en el auditorio de la iglesia; otros debemos exponerlos más en privado a aquellos que han alcanzado una mayor perfección. 5A los que quieran buscar y preguntar acerca de la fe y la verdad del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y de la vida perfecta, debemos proporcionarles de nuestra abundancia y riqueza, 6para que alguno de estos llegue a ser perfecto y consumado hombre de Dios40.

3Por eso es necesario que nosotros, a quienes se nos ha confiado el ministerio de la palabra (cf. Hch 6,4)41, estemos en todo tiempo bien dispuestos para instruir y conducir las almas a la perfección; 4y que, en público, por una parte, demos testimonio a toda la Iglesia de los mandamientos del Señor. Y que, en privado, 5a cada uno de los que se nos presentan (cf. Jn 6,35)42, les permitamos interrogarnos libremente sobre lo concerniente a la salud de la fe y la verdad de la conducta según el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo (cf. Flp 1,27). 6Es a partir de una y otra que el hombre de Dios es conducido con seguridad a la perfección (cf. 2 Tm 3,17).

7Es conveniente para ustedes no pasar ningún tiempo en la ociosidad, de modo que además de lo que aprenden con toda la comunidad eclesial, investiguen también, más en privado, sobre las cosas eminentes y perfectas, 8de modo que pasen el tiempo de su vida inquiriendo acerca de las cosas mejores e indagando acerca de las más útiles.

7Ustedes no dejen pasar ningún tiempo en la inactividad y sin fruto para ustedes mismos, sino que además de lo que aprenden en público, también pregunten específicamente sobre lo que es útil, 8y ordenen todo el tiempo disponible de sus vidas en función de lo que es provechoso.

9Por tanto, ya que el Señor nos ha reunido, para que separados de las molestias causadas por las multitudes nos dediquemos un poco al silencio y al reposo, 10ni ocupemos nuestro espíritu en otras tareas, ni nos entreguemos de nuevo al sueño o a la restauración del cuerpo en el tiempo que queda, 11sino que consagremos este (tiempo) que queda de la noche a la investigación y la solicitud de las cosas mejores43, cumpliendo lo que dice el bienaventurado David del que medita en la ley del Señor día y noche (Sal 1,2).

9Por tanto, si para esto Dios nos ha reunido y puesto que reina una gran hesiquía, en ausencia del tumulto exterior, 10no nos dediquemos a alguna otra actividad, no dejemos que nuestros cuerpos se entreguen de nuevo al sueño, sino pasemos lo que todavía queda de la noche en la preocupación y la búsqueda de lo esencial, cumpliendo lo que dice el bienaventurado David: “Meditar la Ley del Señor día y noche” (Sal 1,2).

12Si, por tanto, alguno de ustedes juzga que le falta ciencia, expóngalo en la búsqueda común; 13si aparece algo difícil u oculto, es más fácil que se esclarezca cuando varios están conversando juntos, ya que sin duda Dios concede a los que buscan la gracia de encontrar44.

12Por consiguiente, lo que cada uno considera que necesita45, sométalo al examen de todos, 13pues por el esfuerzo de muchos fácilmente será hallado lo que permanece oculto, sin olvidar, desde luego, que es Dios quien nos concede la gracia de encontrar lo que buscamos.

14Así como a nosotros nos urge la necesidad, y pobre de mí si no evangelizara46, también ustedes corren un peligro semejante si cesan de interrogar y buscar, o si fueran más remisos e irresolutos para cumplir lo que se considera recto47. 15Por eso el Señor también dice: La palabra que les he anunciado, ella misma los juzgará en el último día (Jn 12,48), 16y de nuevo: El siervo que no conoció la voluntad de su señor y no hizo lo que correspondía, recibirá pocos azotes, pero el que la conoció y obró contra la voluntad de su señor, recibirá muchos azotes (cf. Lc 12,48. 47)

14Del mismo modo que para nosotros es una necesidad que se impone, y “pobre de mí sino anuncio el evangelio” (1 Co 9,16), también para ustedes hay una amenaza idéntica sin son negligentes en esa búsqueda, o si muestran pereza o desidia en observar lo que se les ha transmitido. 15Por eso el Señor declara: “La palabra que les hecho oír, ella los juzgará en el último día” (Jn 12,48). 16Y: “El servidor que sin conocer la voluntad de su dueño haya merecido golpes por su conducta, solo recibirá unos pocos. Pero aquel que, habiéndola conocido, no haya hecho ni haya preparado nada conforme a la voluntad del dueño, recibirá muchos golpes” (Lc 12,47-48).

17Supliquemos, pues, a la misericordia del Señor que a nosotros nos conceda un irreprensible ministerio de la palabra, y a ustedes una fructuosa asimilación de la doctrina48. 18Puesto que saben que estas palabras estarán ante ustedes en el tribunal de Cristo: Te acusaré -dice- y te lo echaré en cara (Sal 49 [50],21 LXX), 19dirijan vigilantemente su ánimo a las cosas que se dicen, y conduzcan rápidamente lo que han oído hacia una obra digna, 20porque no sabemos qué día ni a qué hora vendrá nuestro Señor (Mt 24,42).

17Pidamos, entonces, un ministerio de la palabra irreprochable, y que ustedes hagan fructificar la enseñanza. 18Sabiendo que estas palabras nos serán dirigidas en el tribunal de Cristo: “Yo te avergonzaré, dice Él, presentaré tus pecados ante tu rostro” (Sal 49 [50],21); 19por eso también prestemos vigilante atención a lo que nos es proclamado, y apresurémonos diligentemente para llevar a la práctica las enseñanzas divinas; 20pues no sabemos “ni qué día, ni a qué hora vendrá el Señor” (Mt 24,42).

35 Como oportunamente se indica en Petit Recueil (p. 128), de este breve Prólogo se ha conservado el texto griego, cuya versión ofrecemos en letra más pequeña, conforme a la ed. de E. D. Moutsoulas, Bibliothēkē ellēnōn paterōn kai Ekklēsiastikōn Suggrafeōn, Athēnai (Atenas), Ekdosis tēs apostolikēs diakonias tēs ekklēsias tēs Ellados, 1976, T. 53, Basileios o Megas (meros 3); cf. PG 31,1080 AB; y la trad. al francés en Petit Recueil, pp. 129-131. Agradezco al P. Étienne el haberme provisto copia de la edición de Moutsoulas. Además, los vv. 1-11 se corresponden con el Prólogo a las PR (col. 1080); en la numeración de Gribomont este es el Prólogo 3 (Histoire, pp. 7 y 238-240). En tanto que para los vv. 12-20 se puede ver el Prólogo a las GR (col. 900 BC), que es el Prólogo 4 en la numeración de Gribomont (Histoire, pp. 7 y 238-240). Traducción italiana de ambos textos en Neri, pp. 335-336 (Prólogo 3) y pp. 221-222 (Prólogo 4); de este último hay trad. castellana en Cuadernos Monásticos nº 21 (1972), pp. 198-200:

https://www.surco.org/sites/default/files/cuadmon/disponible_disponible-forma-gratuita/cuadernos-monasticos-21-1962.pdf

36 Philanthropos.

37 Cf. Sal 93 (94),10.

38 Cf. 1 Tm 1,3; 2 Tm 3,14; 1 Co 15,1. 11. Anna Silvas agrega a estas citas: 1 Tm 4,16 y Rm 12,7 (Rule, Prólogo, nota 5).

39 Cf. Hch 6,4 (Rule, Prólogo, v. 3).

40 Cf. 2 Tm 3,17. “Es ante todo de la vida perfecta, en el sentido del Evangelio y del Apóstol, que tratará esta recopilación de preguntas y respuestas”; y sus fundamentos son, ante todo: la caridad (RBas 2-3); la renuncia (RBas 4-7); la continencia o templanza (RBas 8-14); la obediencia (RBas 15-18); y la penitencia (RBas 19-28); Vogüé, 3, pp. 252. 254.

41 Se trata de una expresión especialmente apreciada por Basilio, por medio de la cual indica que él es sacerdote (Petit Recueil, p. 129, nota 5).

42 Basilio emplea esta expresión y otras semejantes para indicar la entrada en el discipulado y el compromiso con la vida ascética de la fraternidad (Petit Recueil, p. 130, nota 6). Cf. De bapt. I,2.

43 Cf. Ep. 223,5: “¿No iba a visitar las reuniones de hermanos y pasaba la noche orando con ellos, hablando y escuchando hablar siempre sobre Dios sin espíritu de discordia?” (vol. III, pp. 14-15). Se trataba del tiempo que restaba después del oficio nocturno, que se celebraba hacia la medianoche. Ver RB 8,3: “Lo que resta después de las vigilias se lo utilizará para la meditación de los hermanos que necesitan aprender del salterio o de las lecturas” (SCh 182, p. 508; cf. Neri, p. 336, nota 6).

44 Cf. Jn 14,26; Mt 7,7 (Rule, Prólogo, v. 13).

45 Lit.: tiene insuficientemente.

46 Cf. 1 Co 9,16.

47 “Basilio espera que una cierta santa tensión, una ansiedad por las cosas del Señor (1 Co 7,32. 34), distinga al verdadero discípulo”. Se trata de ese lanzarse hacia delante de Flp 3,13, a lo cual se refiere en RBas 82,5 y especialmente 151,1, que Gregorio de Nisa desarrollará en su teología mística de la epektasis (Rule, Prólogo, v. 14, nota 13).

48 El latín dice “fructuosum doctrinae concedat eventum”.

Cuestiones sobre la vida monástica cristiana (

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