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Reflexiones finales
ОглавлениеEn este capítulo hemos expuesto algunas ideas preliminares sobre el análisis de la imagen de los docentes difundida fundamentalmente por los medios de comunicación, en este caso, la prensa en internet. Hemos dicho que la docencia es una profesión de Estado, la cual actualmente se encuentra inmersa en varios conflictos: por un lado hay consenso social en cuanto a la baja calidad del logro educativo con el que egresan los estudiantes, sobre todo de educación básica. El Estado ha implementado nuevas reglas para los profesores bajo el supuesto de elevar la calidad, por cierto, sin definirla. Y por otro lado, los profesores, como gremio, buscan rechazar la denominada reforma educativa.
En tal contexto hemos visto una imagen de los profesores paulatinamente deteriorada, pasaron de ser considerados como guías e impulsores del desarrollo y la formación de los ciudadanos, a alteradores del orden público y responsables de los malos resultados del sistema escolar. El problema que podemos identificar es que los profesores han sido etiquetados con una sola imagen negativa, que la SEP no parece tener intenciones de paliar.
Las imágenes generadas por la SEP que pueden observarse en la prensa, se concentran en las autoridades, el presidente de la república, el secretario de Educación e incluso el líder del SNTE, quien por cierto tampoco está muy preocupado por dignificar la imagen de sus agremiados. Sin duda, la imagen de las autoridades se presenta cuidada, siempre pulcra y muchas veces difundida desde sus propias oficinas de prensa, lo que habla de una preocupación por promocionar una imagen estratégica. En contraste, algunas imágenes que hemos analizado corresponden a profesores que visten modestamente. Quienes aceptan y aplican la norma que dicta la política son, sobre todo, mujeres jóvenes; en cambio, en las imágenes de lucha y protesta aparecen como protagonistas hombres descuidados en su apariencia, más podrían parecer vándalos que profesores. Los modelos, en este caso, son muy importantes porque pedagógicamente podría suponerse que el profesor es un modelo para sus pupilos.
En estas fotografías encontramos a un secretario de Educación, Aurelio Nuño, cándido, amable, calmado, conciliador, abierto, cuyo discurso muchas veces se contrapone a lo que expresan los titulares. Existe entonces un doble discurso: por un lado, el escrito, que es duro, amenazador, contundente, y el visual, que se interpreta como abierto y conciliador y que en este caso, por la naturaleza del medio, es el que llega primero. Del mismo modo, la imagen de Aurelio Nuño es la de un funcionario preocupado por la educación, en contraste con la imagen de profesores cerrados al diálogo y más ocupados por la defensa de sus derechos laborales que por la educación.
Ahora bien, las imágenes, confrontadas, podrían responder al espacio político que ocupa cada representado en su esfera de influencia. Si nos apoyamos en las ideas expuestas antes sobre la extradiscursividad a partir de la verosimilitud y las acciones que propone Corona (2012), podríamos decir
que lo que la prensa ha fotografiado es sólo una parte de los profesores, a aquellos que han salido y tomado las calles como protesta y que representan un
conflicto social que afecta a varios sectores de la sociedad: el educativo, el económico, el político, el cultural, entre otros.
Estas imágenes que circulan en internet no se reducen a la prensa con impacto nacional, sino que rebasan este ámbito para colocar la imagen deteriorada del profesor mexicano a una escala mundial. Cualquier persona con acceso a internet y sin conocimiento de otros aspectos de los profesores podría etiquetarlos de todo menos de mentores e incluso crearse una imagen un tanto distorsionada del tipo de educación que se imparte en México. Estas imágenes no pueden perder verosimilitud dado que son imágenes de fotografías tomadas en las situaciones reales donde se ha desarrollado la protesta. ¿Por qué, entonces, no se han preocupado por “los otros profesores”, los que
están en las rancherías, en las comunidades indígenas, en aulas deterioradas o improvisadas, pero que realizan su trabajo cotidianamente y con los escasos
recursos que el Estado les otorga? Cada lector de este trabajo podrá tener una respuesta propia y seguramente será especulativa, lo que no ocurre así con la elocuencia de las imágenes que aquí hemos analizado.