Читать книгу 101 cuentos sanadores - Susan Perrow - Страница 10
CUENTOS SANADORES, NO MORALIZANTES
ОглавлениеAl enfrentarnos con lo que consideramos un “comportamiento desafiante”, es vital utilizar la imaginación para poder entrar en las propias experiencias del niño, en lugar de imponer un código moral a través de “cuentos con moraleja”, es decir, aquellos donde se trabaja el miedo a las consecuencias. El enfoque sanador le ofrece al niño el impulso para cambiar el comportamiento desde su propio interior, ya que adopta como suyas las imágenes metafóricas e imaginativas que se desarrollan en el cuento; por lo tanto, este enfoque es más duradero y efectivo que el simple hecho de imponer el conformismo ante las “normas” externas. En realidad, los cuentos sanadores se encuentran en el extremo opuesto de la escala en lo que se refiere a la imposición de reglas, puesto que son dulces cuentos infantiles que respetan la propia experiencia del niño y afirman su deseo y capacidad de crecer de todas las maneras ocultas y sorprendentes posibles.
Es imposible elaborar una lista de cuentos que se adapte a cada situación y, aunque 101 cuentos puedan parecer una colección bastante amplia, solo estamos ante la “punta del iceberg” de los cuentos sanadores. El comportamiento tiene que ver con las relaciones y el contexto, de modo que solo en raras ocasiones puede tratarse de manera aislada. Cada niño existe y se desarrolla en una intrincada red de relaciones y entornos (la familia, el colegio, la comunidad y el mundo), mientras que tú, estimado lector, eres quien está en contacto directo con las relaciones, contextos y características individuales de los niños a los que cuidas, aconsejas y enseñas; por lo tanto, tú eres el más indicado para crear cuentos que aborden sus necesidades específicas e individuales. De este modo, en la primera parte del libro, “¿Qué significa escribir cuentos sanadores?”, pretendo motivarte para que te conviertas en un creador de cuentos. El acto imaginativo de crear un cuento para un niño o un grupo en particular se comunica sutilmente con esos niños en algún nivel, de modo que se sentirán arropados por tu cariño y esfuerzo.
Al escribir tus propios cuentos, recuerda que un punto de partida positivo es tener la esperanza de que tu cuento sanador pueda simplemente ayudar en una situación determinada. ¡Qué logro si lo consigues! Según mi experiencia, he aprendido que al escribir cuentos terapéuticos deberíamos trabajar siempre bajo esa intención de “ayudar”, con la bendición esporádica de que el cuento realmente consiga “sanar”. A pesar de que este libro trata de cuentos “sanadores”, creo que es importante que mantengas esta intención de “ayudar” junto a tu corazón de escritor y evites crearte expectativas o insistir más de la cuenta. Es improbable que haya un remedio instantáneo para los problemas de conducta, pero contar cuentos es, indudablemente, uno de los muchos enfoques y estrategias posibles a nivel terapéutico.
No se puede considerar los cuentos como píldoras mágicas que curan o arreglan todos los problemas. Enfrentarse a conciencia a estas dificultades requiere un estudio del complejo “tapiz” de la disciplina: los cuentos tienen el potencial de ser hilos llenos de luz en este tapiz, pero sus hilos entrelazados son los puntos de apoyo conscientes y consistentes que velan por los niños.