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¿Quién era Adolf Eichmann?
ОглавлениеEl 23 de mayo de 1960, “visiblemente emocionado” —según el entonces corresponsal del diario Le Monde en Israel, André Scemama—, el primer ministro israelí David Ben-Gurión tomó la palabra ante el Parlamento de su país y dijo lo siguiente:
Es mi deber informar al Knesset que, hace unos días, los servicios de seguridad israelíes encontraron a uno de los principales criminales de guerra nazis, Adolf Eichmann, responsable, junto con los líderes nazis, de eso que llamaron la “Solución final al problema judío”, o sea, el exterminio de seis millones de judíos en Europa. Adolf Eichmann ya está en Israel y en breve será juzgado conforme a lo dispuesto por la ley para el castigo de los nazis y sus colaboradores 5 .
A continuación, Ben-Gurión repitió esa declaración frente a las cámaras que se encontraban en el exterior del palacio del Knesset.
Los diputados presentes se quedaron estupefactos, al igual que la población israelí, no bien se enteró. La historiadora Hanna Yablonka, a quien debemos el relato de la preparación del juicio y de su desarrollo escrito, a partir de los archivos, señala que todo ciudadano israelí recordaría por el resto de su vida qué estaba haciendo exactamente en el momento de enterarse del arresto y traslado de Eichmann a Israel6. Día tras día, la prensa publica artículos sobre el papel de Eichmann en el nazismo, noticias sobre las reacciones que suscitaba su captura e inminente enjuiciamiento, cartas de lectores y entrevistas a sobrevivientes del Holocausto. Como dice Hanna Yablonka en su libro, para entonces, los israelíes ya conformaban una nación soberana y dueña de su destino, capaz de impartir justicia a las víctimas del pasado y del futuro. La repercusión del hecho en la prensa mundial también es significativa: largos artículos dedicados a la “Solución final” en general y a la figura de Eichmann en particular. Se publican incontables libros, a su vez traducidos a muchos idiomas7, y se ruedan películas y telefilms que eran fruto de la fantasía, como bien sabemos hoy. Resumiendo: la captura de Eichmann fue un acontecimiento de amplia repercusión en los medios, que no estaban preparados para que ocurriera y que no habrían podido anticiparlo. En Israel, donde se habían instalado unos trescientos cincuenta mil sobrevivientes de la Europa nazi —que, para 1949, representaban a uno de cada tres israelíes—, todo el mundo sabía quién era Eichmann, por más que fuera un nombre ignoto para el gran público mundial. Eichmann no era una de esas estrellas del nazismo que había logrado escapar, como Martin Bormann, el segundo de Hitler, que había escapado de sus perseguidores, o como el siniestro doctor Josef Mengele, que realizaba infames experimentos médicos en el complejo de Auschwitz-Birkenau. Eichmann no figuró entre los grandes criminales de guerra juzgados por el Tribunal Militar Internacional de Núremberg. En su obra de referencia, que se nutre de copiosos archivos y de un desmenuzamiento de la prensa de la época, Bettina Stangneth hace un relevamiento de todas las ocasiones y circunstancias en las que se lo nombra y demuestra que era un personaje bien conocido en los círculos de la SS y entre los judíos, sobre todo, los que tuvieron trato directo con él, en especial, en Berlín, Viena, Praga, Terezín y Budapest8. Los Aliados, sin embargo, no lo habían incluido entre los “grandes” criminales para ser juzgados por un tribunal internacional, no figuraba en las películas de propaganda del Tercer Reich, y su foto no aparecía en los diarios de la época. Durante los juicios de Núremberg, su nombre sale a colación cuando el tribunal aborda, de manera intermitente, el tema de la persecución contra los judíos. El testimonio de Dieter Wisliceny del 3 de enero de 1946 y luego, en la última etapa del proceso, los testimonios de Rudolf Höss, comandante de Auschwitz, y Wilhelm Höttl, que trabajaba con él, hacen tomar conciencia de la enorme importancia que había tenido aquel personaje en el exterminio de los judíos. Así fue como el rol crucial de Eichmann en el genocidio quedó al descubierto durante el juicio de Núremberg:
… en el transcurso del verano de 1941, dice el veredicto, se establecieron los planes para la “Solución final” del problema judío en Europa. Esa “Solución final” significaba el exterminio de los judíos que, según había predicho Hitler a principios de 1939, sería una de las consecuencias de la guerra. A esos fines, se creó una sección especial de la Gestapo bajo las órdenes de Adolf Eichmann, jefe de la sección 4B de dicha fuerza policial 9 .
En la época en que Eichmann fue capturado en la Argentina, todavía se sabía poco sobre la “Solución final”. Hay que hacer un esfuerzo especial para situarse mentalmente en los últimos años de la década de 1950, cuando solo unos pocos pioneros —Léon Poliakov, Raul Hilberg, H. G. Adler y Gerald Reitlinger— escribían la historia de un hecho que todavía no tenía nombre para el gran público. En sus libros, sí aparece el nombre de Eichmann. Para entonces, ya se habían realizado numerosos juicios, según las leyes de los países donde se habían cometido los crímenes o frente a tribunales militares de los Aliados, en la Unión Soviética, en las zonas de ocupación británica, norteamericana, francesa y en muchos otros países. En noviembre de 1945, frente a un tribunal internacional reunido en Núremberg, se inició el enjuiciamiento de los grandes dignatarios nazis, seguido de otros doce juicios. Pero, si bien esas jurisdicciones abordaron la aniquilación de los judíos, no terminaron de aislarlo como un fenómeno aparte de los crímenes generales del nazismo. Y cuando la década de 1940 llegó a su fin, también terminaron esos procesos. Eichmann dejó de ser objeto de atención, excepto para algunos “cazadores de nazis”, cuyo representante más conspicuo era Simon Wiesenthal10.
Hoy sabemos mucho más de Eichmann, sobre todo, gracias a la biografía que le consagró David Cesarani11 y a la obra ya mencionada de Bettina Stangneth. Pero, en el momento en que fue arrestado, lo conocíamos mucho menos. Eichmann había nacido en 1906 en la ciudad renana de Solingen, Alemania, pero, en 1914, su familia se instaló en Linz, en la Alta Austria. Creció en un entorno familiar Völkisch, vale decir, una mentalidad conservadora, nacionalista, pero sin militancia ni fanatismos. Adolf Eichmann recibió una educación escolar mediocre: escuela primaria en Linz, secundario técnico, Instituto Federal Superior de Electrotecnia, Mecánica y Construcción. El Día de Pentecostés de 1933, lo despidieron por razones económicas de su primer trabajo, como representante de la petrolera norteamericana Vacuum Oil Company. Ya se ha hurgado vanamente hasta el cansancio en la infancia y juventud de Adolf Eichmann en busca de algún dato que ayude a comprender su rol en la destrucción de los judíos.
Un día de 1932, en una cantina de Linz, Eichmann asiste a una reunión del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP). Allí se encuentra con el hijo de un amigo de su padre, Ernst Kaltenbrunner, líder del nacionalsocialismo de la ciudad, que lo invita a unirse al partido12. Un currículum vítae escrito por Eichmann deja constancia de que se unió al partido (n.° 899895) y prestó juramento a la SS el 1 de abril de 1932 (n.° 45326). Tenía treinta y seis años.