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22 de enero - Innovación

Miss Independencia

“No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir” (Rom. 12:2).

La independencia y la comodidad están llenas de contradicciones.

Desde que tengo uso de razón, la gente se ha asombrado de lo independiente que soy. Siempre tuve un carácter marcado y me gustó que todo se hiciera a mi manera. Mi independencia muchas veces era algo positivo, como cuando aprendí a cocinar sola. Otras veces, parecía más negativa: “El mundo no gira en torno a ti”, me decían. En la escuela aprendí que la cultura estadounidense es individualista, en contraste con culturas asiáticas, que son colectivistas. En otras palabras, los estadounidenses se desviven por ser el número uno (yo), mientras que las sociedades colectivistas velan por el bienestar grupal (nosotros). Cuando me enteré de que mi actitud era típicamente estadounidense, me sentí mejor. Era normal. Estaba bien ser independiente. De hecho, esta característica produjo una era de innovación e invenciones en mi país. Pero había un problema: el cristianismo consiste en poner a los demás antes que uno, ¿verdad? Poner la otra mejilla. Ir más allá de lo que se requiere de nosotros. Somos parte del cuerpo de Cristo. De repente, el hecho de ser independiente nuevamente se sentía como algo malo.

Entonces, aprendí cómo es que los cristianos deben estar separados del mundo: deben estar en el mundo, pero no ser parte de él. Jesús dijo: “Si ustedes fueran del mundo, la gente del mundo los amaría, como ama a los suyos. Pero yo los escogí a ustedes entre los que son del mundo, y por eso el mundo los odia” (Juan 15:19). ¿Podía entonces sentirme orgullosa de ser única? ¿Significaba que debía enorgullecerme de ir a la iglesia los sábados y de todo aquello que me diferenciaba de los otros niños de mi vecindario?

Pablo escribió: “Todavía no siguen al Espíritu. Aún hay envidias y peleas entre ustedes, ¿no demuestra eso que todavía no han crecido espiritualmente y que actúan como cualquier otro del mundo?” (1 Cor. 3:3, PDT). Entonces, ¿es el amor fraternal lo que realmente hace a los cristianos diferentes del mundo? Al leer ese texto bíblico, finalmente lo entendí: los demás son más importantes que yo. La independencia es tontería comparada a la interdependencia.

Así como hay un colesterol bueno, hay una independencia buena. No te limites únicamente a digerir las doctrinas de la iglesia: estudia la Biblia por ti mismo. Defiende lo que crees. Sé fiel a tus convicciones. Y no tengas miedo a destacar.

KW

Sin miedo al fracaso

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