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Hijo mío, la noticia que vendrías al mundo llenó nuestros corazones de una alegría que es difícil describir con palabras. Quizá, se parezca más a una mañana de domingo; serena y feliz. Tu llegada a nuestros brazos, aun cuando fuera algo totalmente fuera de lo común, con muchas angustias y preocupaciones, ha sido sin duda un cambio radical en la forma en la que veíamos el mundo, de nuestros esquemas de valores, prioridades y objetivos de vida.

Aún tan pequeñito, y sin saber cómo hablar, nos das muchas lecciones de vida. Nos enseñas que la fortaleza y la nobleza van de la mano. Que tus ganas de vivir son un diario ejemplo para nunca desfallecer, por más difícil y duro que pueda ser el camino. Nos enseñas que la felicidad no se encuentra en la cantidad de objetos o el dinero que nos rodee, sino en la salud y en los momentos que compartimos en familia. Nos enseñas el valor de la constancia, la cual siempre da frutos y, sobre todas las cosas, una lección de fe capaz de mover montañas. Nos enseñas a ver más allá de la maldad de este mundo, para ver la bondad en personas dispuestas a apoyar en los momentos más difíciles, y que tu presencia en nuestras vidas es un milagro de Dios.

Dicen que los hijos escogen a sus padres; de ser así, nos sentimos honrados que tú nos hayas escogido para guiar tu camino, porque así lo haremos. ¡Hijo, no estás solo! Siempre estaremos allí para apoyarte en cada etapa y no descansaremos hasta verte convertido en ese gran hombre con el que siempre soñamos desde el primer momento que supimos que llegarías a nuestras vidas.

Cambias no sólo nuestras vidas, sino las de muchas personas que te han conocido. Este libro está dedicado a ti, porque sabemos que cuando crezcas lo leerás, y te darás cuenta de cuántas cosas has superado sin darte cuenta. De lo fuerte que has sido y del amor que te ha sanado.

Sin ti, nada tendría sentido. Tu llegada nos hizo descubrir lo fuerte que podemos ser en las adversidades y que, si tu corazón late de alegría, el de nosotros también.

El camino no es fácil, pero como padres estamos a tu lado para sostenerte. Para ser tu voz, defender tus derechos, sacarte una sonrisa cada día, para darte el más dulce de los besos, ayudarte a ser lo más independiente posible; ser tus piernas si fallan las tuyas, y vivir un día a la vez, agradeciendo a Dios por tu presencia en casa lo que nos ha hecho muy felices.

Te amamos querido hijo.

Esto libro es para ti, José Antonio Grau Ardila.

Buscando una esperanza

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