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2.2. EL INTEGRISMO TRADICIONALISTA EN EL SENO DEL CATOLICISMO. COMUNIÓN Y LIBERACIÓN

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El Concilio Vaticano II (1962-1965) parecía haber comenzado la aceptación del mundo moderno y la remisión del dominio católico, pero el pontificado de Juan Pablo II, iniciado en 1978, marca la reafirmación de los valores y la identidad católicos.

Desde la misma apertura del Vaticano II y sobre todo con la crisis del mayo del 68 francés, los avances del Concilio pronto parecen insuficientes. Algunos católicos comprometidos con lo social lo consideran un primer paso en el camino hacia la revolución. Muchos católicos se identifican con la posición tomada en América Latina por la teología de la liberación, pero a ojos de la jerarquía aquélla encarna el peligro marxista que amenaza con instrumentalizar la Iglesia y producir un inaceptable giro hacia la izquierda de ésta. Es una ideología que ve el cumplimiento del apostolado cristiano en la construcción del socialismo. Gustavo Gutiérrez, Ignacio Ellacuría, Leonardo Boff destacan, con otros muchos, entre los teólogos de la liberación que sufrieron conflictos y penas de diversa gravedad en su relación con el Vaticano.

Por otra parte, el entonces cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, representaba a los conservadores. El peligro se centra en la hegemonía de la razón sobre la fe, que según ellos corresponde a un ciclo histórico que se abre con la Ilustración y concluye hacia 1975. Es imperativo luchar por restaurar la Iglesia en cuanto entidad pública. Tal es el objetivo de la recristianización.

El discurso eclesiástico de la “postmodernidad” viene encarnado, además de por Ratzinger, por Jean-Marie Lustiger, intelectual que domina las ciencias sociales del siglo XX, cardenal de París y que acusa a la “soberbia de la razón” de haber desembocado en totalitarismo, sea nazi o estalinista. El origen del mal está en el Siglo de las Luces que diviniza la razón humana impermeabilizándola ante cualquier crítica. Su consecuencia son los totalitarismos (Kepel, 1991:89). Postmodernidad, tardo-modernismo, Nueva Era, distintos modos de encarnar el descontento que parece reinar ante los límites impuestos por un determinado modo de entender la razón ilustrada y la hegemonía de la tecno-ciencia.

La llamada (de la) Nueva Era

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