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DEL 15 AL 31 DE OCTUBRE DE 1969

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La distancia física entre Parker Center, la sede del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), y la Sala de Justicia, que alberga la Oficina del Sheriff de Los Ángeles (LASO) es de cuatro manzanas. Esa distancia puede recorrerse en el tiempo que se tarda en marcar un teléfono.

Pero no siempre es tan fácil. Aunque el LAPD y la LASO cooperan en investigaciones que atañen a las dos jurisdicciones, entre ellas hay cierta envidia.

Un inspector del caso LaBianca admitiría después que él y los agentes que trabajaban con él deberían haber comprobado con inspectores de homicidios de la LASO a mediados de agosto si tenían asesinatos parecidos. Pero no lo hicieron hasta el 15 de octubre, después de que la mayoría de las demás pistas se hubiera desvanecido.

Y entonces se enteraron del asesinato de Hinman. Y, a diferencia del sargento Buckles, del equipo del caso Tate, encontraron las semejanzas lo suficiente sorprendentes como para seguir investigándolas.

Había habido novedades en el caso Hinman, les dijeron los sargentos Whiteley y Guenther. Menos de una semana antes, unos agentes del condado de Inyo realizaron una redada en el aislado rancho Barker, ubicado en una zona muy escarpada, casi inaccesible, al sur del Parque Nacional del Valle de la Muerte. La redada, fundada en acusaciones que abarcaban desde el robo de mayor cuantía hasta el incendio provocado, atrapó a veinticuatro miembros de una secta hippy llamada la «Familia Manson». Muchas de esas mismas personas —entre ellas el líder, Charles Manson, un antiguo presidiario de treinta y cuatro años con un historial delictivo largo y accidentado— también fueron detenidas en una redada anterior dirigida por la LASO, que se produjo el 16 de agosto en el rancho Spahn, en Chatsworth.

Durante la redada del rancho Barker, que se desarrolló en un periodo de tres días, dos chicas jóvenes salieron de la maleza cerca de una carretera a unos cuantos kilómetros del rancho y pidieron protección a los agentes. Afirmaron que habían intentado huir de la «Familia» y que temían por sus vidas. Una se llamaba Stephanie Schram, la otra Kitty Lutesinger.

Whiteley y Guenther llevaban buscando a Kitty Lutesinger desde que se enteraron de que era novia de Bobby Beausoleil, el sospechoso del asesinato de Hinman. Informados de la detención de ella, recorrieron en coche más de trescientos sesenta kilómetros hasta Independence, el centro administrativo del condado de Inyo, para interrogarla.

Kitty, una pecosa asustada de diecisiete años, estaba embarazada de un bebé de cinco meses, hijo de Beausoleil. Aunque había vivido con la Familia, al parecer esta no confiaba en ella. Cuando, a principios de agosto, Beausoleil desapareció del rancho Spahn, nadie quiso decirle adónde había ido. Solo varias semanas después se enteró de que lo habían detenido y, mucho después, de que le habían acusado del asesinato de Gary Hinman.

Interrogada sobre el asesinato, Kitty dijo haber oído que Manson envió a Beausoleil y a una chica llamada Susan Atkins a casa de Hinman para sacarle dinero. Luego hubo una pelea y mataron a Hinman. Kitty no recordó quién le contó aquello, solo que se rumoreaba en el rancho. Sin embargo, sí que se acordó de otra conversación durante la que Susan Atkins les dijo a ella y a varias chicas que tuvo una pelea con un hombre que le tiró del pelo, al que ella apuñaló tres o cuatro veces en las piernas.

Susan Atkins fue detenida en la redada del rancho Barker y fichada con el nombre de «Sadie Mae Glutz». Seguía en prisión. El 13 de octubre, el día después de que hablaran con Kitty, los sargentos Whiteley y Guenther la interrogaron.

Les dijo que los mandaron a Bobby Beausoleil y a ella a casa de Gary Hinman para conseguir un dinero que supuestamente había heredado. Cuando no quiso dárselo, Beausoleoil sacó un cuchillo y le rajó la cara. Durante dos días y dos noches la pareja se turnó para dormir e impedir que Hinman escapara. Luego, la última noche en el domicilio, mientras ella estaba en la cocina oyó decir a Gary: «¡No, Bobby!». Entonces Hinman entró tambaleándose en la cocina y sangrando de una herida en el pecho.

Ni siquiera después de aquello murió Hinman. Luego de limpiar las huellas de la casa (no eficazmente, dado que se encontró una huella de una palma y una huella dactilar de Beausoleil), estaban saliendo por la puerta principal cuando oyeron gemidos de Hinman. Beausoleil volvió a entrar y ella oyó gritar a Hinman: «¡No, Bobby, por favor!». También oyó «un sonido parecido a un gorjeo, como cuando se muere la gente».

Luego Beausoleil hizo el puente a la furgoneta Volkswagen de 1965 de Hinman y volvieron al rancho Spahn.

Whiteley y Guenther preguntaron a Susan si quería repetir la declaración para que la grabaran. Ella rehusó. La llevaron a la comisaría del sheriff de San Dimas, donde la ficharon como sospechosa de asesinato.

La declaración de Susan Atkins, a diferencia de la de Kitty Lutesinger, no implicó a Manson en el asesinato de Hinman. Tampoco confesó Susan, en contra de lo que dijo Kitty, haber apuñalado a nadie. Whiteley y Guenther tuvieron la firme sospecha de que ella les dijo solo lo que pensaba que ya sabían.

Los dos inspectores del caso LaBianca tampoco se asombraron mucho. Hinman había estado unido a la familia Manson; varios miembros de la misma, entre ellos Beausoleil, Atkins e incluso el propio Manson, habían vivido con él en diversas ocasiones. En resumen, había un vínculo. Pero no había pruebas de que Manson o alguno de sus seguidores conocieran a los LaBianca o a las personas del 10050 de Cielo Drive.

No obstante, era una pista, y pasaron a verificarla. Habían puesto en libertad a Kitty bajo la custodia de sus padres, que vivían en la zona, y la interrogaron en su casa. A partir de la LASO, de autoridades del condado de Inyo, del agente de la libertad a prueba de Manson y de otros, empezaron a recopilar nombres, descripciones y huellas dactilares de personas que se sabía que pertenecían a o se relacionaban con la Familia. Kitty mencionó que cuando la Familia vivía aún en Spahn, Manson intentó reclutar a una banda de motoristas, los Straight Satans38, de escolta personal. Con la excepción de uno de ellos, Danny, el grupo se rio de Manson. Danny se quedó varios meses.

Al saber que la banda de motoristas andaba por Venice, en California, los inspectores del caso LaBianca preguntaron al Departamento de Policía de Venice si podía localizar a un Straight Satan llamado Danny.

En la declaración de Kitty Lutesinger hubo algo que desconcertó a Whiteley y Guenther. Al principio pensaron que solo era una inconsistencia. Pero luego se pusieron a pensar. Según Kitty, Susan Atkins admitió haber apuñalado a un hombre tres o cuatro veces en las piernas.

A Gary Hinman no le apuñalaron en las piernas.

A Voytek Frykowski, sí.

Aunque los habían desairado una vez, el 20 de octubre los ayudantes del sheriff se pusieron de nuevo en contacto con los inspectores del caso Tate en el LAPD para contarles de qué se habían enterado.

Se puede calibrar el interés de los inspectores del caso Tate con cierta precisión. Hasta el 31 de octubre, once días después, no hablaron con Kitty Lutesinger.

Helter Skelter: La verdadera historia de los crímenes de la Familia Manson

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