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I. Creada

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Los humanos han sido creadas por Dios «a imagen y semejanza» de Dios (Gn 1:26); «a imagen de Dios los creó; varón y hembra» (Gn 1:27).

1. Bondad y dignidad. Son buenas (como todo lo creado por Dios) y tienen una dignidad y un valor especial e intrínseco como personas (Gn 1:31).

2. Regalo de amor. Sus vidas (y todo lo bueno) son, en última instancia, un regalo de amor otorgado, que es continuamente sostenido por Dios (St 1:17). A su vez, la aceptación del don, de la gratitud, la adoración, el servicio y la entrega (el amor a Dios y a los demás como a uno mismo) son respuestas apropiadas al regalo original.

3. Unicidad de la persona. Las personas han sido creadas como un todo único, constituido por un cuerpo material y un alma espiritual (Gn 2:7).

4. Comunión con Dios. A través del conocimiento y el amor, los humanos fueron creados como personas capaces de entrar en comunión con Dios (Jn 17:26), que es una comunión en el conocimiento y amor: una trinidad de personas.

5. Comunión con otras personas. Han sido creadas para entrar en comunión y amistad también con otras personas. Al principio, Adán experimentó la soledad en la soledad original, que fue superada por una unidad original cuando Dios creó a Eva para que fuera la esposa de Adán, «una ayudante idónea para él» y «la madre de todos los vivientes» (Gn 2:18-20). El significado nupcial del cuerpo (su estructura básica para recibir y dar, para conocer y amar) soporta todas las vocaciones a la vida conyugal y célibe. Ser creado a imagen de Dios es la base de todas las vocaciones.

6. Progreso. Las personas están llamadas a progresar, es decir, están llamadas a la perfección y a la santidad a través de la aceptación y la entrega de un amor interpersonal: «Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5:48). Aunque la realización perfecta está reservada al cielo, las personas están llamadas a prosperar en la integridad del individuo (nivel psicológico, moral y espiritual), así como en la integridad de sus relaciones con Dios y con el prójimo (incluyendo las distintas relaciones relativas al estado vocacional de uno en la vida y la aplicación de las virtudes necesarias para ese estado).

7. Orden divino y ley natural. La creación está marcada por un orden divino, que los humanos pueden conocer a través de los términos de la ley divina (por ejemplo, el Decálogo, Ex 20:1-17) y la ley moral natural (que es la participación racional humana en la ley eterna; véase Rom 2:14). La ley divina y la ley natural se concretizan en la vida cristiana. Incluso la felicidad del no creyente se basa en vivir de acuerdo con la ley natural.

Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I

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