Читать книгу Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I - William Nordling J. - Страница 42
3: LA CUESTIÓN FILOSÓFICA
ОглавлениеLa tradición teológica cristiana ha apreciado durante mucho tiempo el importante papel de la filosofía a la hora de defenderla y apoyarla. Los católicos han sabido desde el primer período patrístico que el apoyo racional y filosófico a la fe es necesario y posible. Sin ese apoyo, filosófico y racional, no existe una forma de abordar la sociedad no cristiana circundante, una condición social que ahora vuelve a ser evidente (Juan Pablo II, 1998). Así, la tradición católica siempre ha sido capaz de defenderse, al menos en parte, dentro del lenguaje del discurso filosófico y racional, que es un lenguaje mucho más abierto a lo no cristiano que el de la teología pura y su aceptación basada en la fe de la revelación, las creencias y las prácticas cristianas.
Por supuesto, se han producido diferentes contribuciones filosóficas a la teología católica. Los enfoques agustino y tomista son dos de las principales tradiciones, por ejemplo. Más recientemente, Karol Wojtyła (1993) introdujo lo que él llama un personalismo tomista, una comprensión filosófica que ha pasado a ocupar un lugar destacado en la Iglesia gracias a un enfoque renovado de la dignidad de la persona y de las relaciones interpersonales (véase Crosby, 2004; Williams, 2009). Necesitamos la filosofía, y a veces la psicología, para desentrañar gran parte del significado latente presente en la verdad revelada de Dios. Por ejemplo, ¿cuál es la naturaleza del amor? ¿Cómo se relaciona el amor con nuestros cuerpos? ¿Cómo conducen los mandamientos de Cristo a la realización humana? ¿Qué es el perdón, y cómo puede hacer una persona para darlo y recibirlo?
En principio, el apoyo filosófico podría ser aportado por los protestantes que relacionan la psicología y la teología. De hecho, Mark McMinn y Clark Campbell (2007) han hecho valiosas contribuciones en su trabajo «Psicoterapia integradora», aunque este trabajo ofrece integración con solo unas pocas escuelas de psicoterapia y no abarca un nivel de integración que proporcione un fundamento para el desarrollo teórico de un marco de personalidad «grande», ni ilustra ampliamente la forma en que este modelo integrador puede utilizarse para las entrevistas de admisión, la formulación de casos o la planificación de tratamientos. El desarrollo, a partir de una teología protestante, de un marco integrador amplio y capaz de abordar todas estas áreas parece poco probable, en parte porque, a pesar de la creciente apreciación en algunos círculos evangélicos del valor del razonamiento filosófico como apoyo a la teología, en muchos otros aún persiste la desconfianza hacia la filosofía y su relación con la religión.
No obstante, la cuestión de la filosofía y la teología, y su uso en la integración, es una cuestión abierta, principalmente porque muchos protestantes ya han contribuido de forma significativa a la integración en un período de aproximadamente cincuenta años (Entwistle, 2015; Johnson, 2007; Moriarty, 2010; Roberts, 2007; Stevenson, Eck y Hill, 2007; Tietjen y Evans, 2011).
No obstante, debido a todas las razones señaladas anteriormente, en general, creo que se puede desarrollar una psicología católica, un auténtico modelo o marco católico de la persona, que desarrolle una amplia teoría de la personalidad o un Meta-Modelo de la persona, que una sintéticamente las escuelas seculares de psicoterapia existentes y que pueda ser a la vez ampliamente aplicable en prácticas clínicas, como la entrevista, la evaluación, la formulación de casos, la planificación del tratamiento y la prestación de servicios. Esa es, naturalmente, la propuesta que hacemos en la presente obra.